¿Escuelas taurinas? Donde esté una madrasa...

Gehad Refaat Madi, el relator de la ONU que pide que se prohíba a los menores ir a los toros, defendía el régimen de Hosni Mubarak, el dictador que tenía montado un paraíso de la infancia

Escuela Taurina de El Batán Maya Balanya

ÁLVARO MARTÍNEZ

El denominado Comité para la Defensa de la Infancia de la ONU ha tenido la ocurrencia de recomendar a España que prohíba la entrada de los menores a las plazas de toros «a fin de prevenir los efectos perniciosos de la tauromaquia en niños ». Así lo hizo constar esta semana en su informe sobre la situación de la infancia en España el burócrata onusiano encargado de examinar los problemas de los niños en nuestro país, el egipcio Gehad Refaat Madi , que también dijo estar «muy preocupado» por el «nivel de violencia de las escuelas taurinas». No como en las madrasas de su país , claro, donde a este batallón de asombros le consta que los muchachos reciben una formación pacífica y alejada de toda violencia.

Naturalmente, Madi no se entretuvo en acompañar su reclamación de informe psico-social alguno o de un trabajo mínimamente serio sobre esos presuntos «efectos dañinos», ni en detallar esos alarmantes «niveles de violencia», si, por ejemplo, de las escuelas taurina salen los chavales rompiendo escaparates , dando palizas en el barrio u hostigando insoportablemente a relatores de la ONU, mismamente. Para quitar algo de hierro al asunto, el funcionario vigilante afirmó que él «no está en contra de la tauromaquia en general en España, ya que es un evento histórico y cultural », pero «usar a niños como toreros es un ejercicio violento», repitió.

El sector animalista español ha sacado por la puerta grande a Gehad Refaat Madi, ese gran experto, al que no le ha faltado visitar escuela taurina alguna

Hasta llegar a la sede ginebrina de la ONU, Madi ejerció de diplomático dentro y fuera de su país y se dedicó a defender por medio mundo (en plazas tan de primera como la embajada de Egipto en Londres) al régimen de Hosni Mubarak , el dictador que como todo el mundo sabe tenía montado un paraíso de la infancia en ambas orillas del Nilo. Y nunca se le escuchó decir nada a Madi, ni siquiera de pasada, sobre los 2,7 millones de menores que están involucrados en el mercado de trabajo en Egipto. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la propia agencia central de estadísticas de Egipto, estiman que el 13 por ciento de la población en edad escolar ha dejado los libros para dedicarse al trabajo. En fábricas de ladrillos, en talleres, en la venta ambulante, en el campo, en el servicio doméstico... Al menos podría haber dicho Madi que él no está en contra del trabajo, así en general, pero que los niños están mejor en la escuela que apilando tejas desde las siete de la mañana a las siete de tarde por un dólar .

Lógicamente, el sector animalista español ha sacado por la puerta grande a Gehad Refaat Madi , ese gran experto, al que no le ha hecho falta visitar escuela taurina alguna (las hay a decenas en España, Francia, Portugal, México, Colombia, Perú o Ecuador) para tener tan negativa opinión sobre la influencia de la tauromaquia sobre los chavales. Ignora el egipcio, por ejemplo, que además de enseñar a torear se les educan también músculos humanos tan importantes como el esfuerzo, la solidaridad y el respeto al compañero, a la historia y a las tradiciones. Hablar sin saber invita a equivocarse. En este caso, mejor que el egipcio Madi se hubiera puesto de perfil.

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