A cambio, vivimos momentos felices en el quinto, «Pavito», de La Quinta, cárdeno como sus hermanos, que resulta extraordinario, con el que realiza una gran faena el debutante Ángel Sánchez . Si hubiera acertado con la espada al primer envite, le hubiera cortado las dos orejas y le hubieran dado la vuelta al ruedo al gran novillo: las dos cosas hubieran sido justas. Otro dato alegre: la Plaza registra una excelente entrada.
Además de rematar a éste, el venezolano Manolo Vanegas mata tres novillos más, primero, cuarto y sexto. El año pasado, fue líder de los novilleros, cortó un trofeo en Las Ventas. Advierto en él, esta vez, notable mejoría en el oficio: se muestra muy profesional, logra series templadas y tres buenas estocadas.
El madrileño Ángel Sánchez pierde por la espada –su punto fuerte, me aseguran– tres orejas: valiente y capaz en el segundo, un difícil sobrero, borda el toreo al natural en el quinto, un gran novillo de La Quinta. Ha rozado la cumbre pero tiene tiempo por delante y nos deja una magnífica impresión. Un gran toro y un buen torero: ¿se puede pedir más?
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