Monumental de las Ventas
Monumental de las Ventas - Reuters

El concurso por la plaza de toros de Las Ventas se queda en un duelo

Martínez Uranga acude con Baillères; Casas se une a Nautalia Viajes

MADRID Actualizado: Guardar
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Al concluirse el plazo, sólo dos empresas han optado a la adjudicación de la Plaza de Las Ventas: la del actual empresario, José Antonio Martínez Uranga (Taurodelta), en una inesperada asociación con Alberto Baillères, el magnate mexicano, y la de Simón Casas, unido a Nautalia Viajes (que, curiosamente, retiró de su paquete de vacaciones la Feria de San Isidro por presión de los animalistas).

En las últimas horas, se han sucedido las sorpresas. Se esperaba que se presentase el actual empresario, aunque el pliego no le gustase: es el único que ha manifestado que «los mínimos del pliego (un canon de 2’1 millones de euros) son asumibles». Lo que nadie esperaba es su unión con una sociedad, Global Gudea, participada al cien por cien por el grupo Baillères.

Evidentemente, Martínez Uranga conseguía, así, un doble propósit o: además de la financiación complementaria, evitar que el magnate mexicano, que posee una de las mayores fortunas de su país, se uniera –como se había especulado– con algún otro español: por ejemplo, con los Chopera, empresarios de San Sebastián, Logroño...

Cuando se conoció esta unión, se pensó que eran los únicos aspirantes y que el concurso estaba ya resuelto pero sobrevino una nueva sorpresa: Simón Casas, empresario de Plazas tan importantes como Valencia y Nimes, que estuvo unido algún tiempo a Taurodelta en la gestión de Las Ventas, también optaba a la Plaza. Esta vez, ha conseguido el apoyo (fundamentalmente económico, se supone) de Nautalia Viajes: Casas aparece como presidente de esta Unión Temporal de Empresas y Rafael García Garrido (de Nautalia, supongo) como director general; Nacho Lloret, del equipo de Casas, el gerente; el maestro Curro Vázquez, el director artístico (no sé bien lo que es eso) y de la nueva «Escuela Taurina José Cubero Yiyo», creada por la Comunidad, ante la guerra de Manuela Carmena contra la actual «Escuela Taurina Marcial Lalanda», pero que debe costear el nuevo empresario.

Subasta encubierta

De estos hechos, se deducen algunas consecuencias. Dijo la Comunidad que el nuevo pliego era mucho más abierto: ya se ha comprobado. Solamente dos empresas optan a regir la Plaza más importante. ¿Por qué? Porque priman absolutamente los aspectos económicos, se trata de una subasta encubierta. Los empresarios taurinos lo denunciaron unánimemente y pidieron en vano a Cristina Cifuentes que rectificara. Casi toda la prensa especializada lamentó que la Comunidad no se implicase en el apoyo a la Tauromaquia. Los que redactaron el pliego se mostraron muy satisfechos de él. Ya se han visto las consecuencias: sólo dos aspirantes se han presentado. No cumplían los requisitos exigidos ni siquiera empresas tan sólidas como los Lozano (que ya llevaron esta Plaza) ni se abría el abanico a nuevas opciones. También se ha comprobado que Alberto Baillères quería extender a España su imperio taurino. (Lo intentó con la Maestranza sevillana, aunque algunos lo negaron).

Hasta que no se abran las plicas, no se sabe cuál es la oferta económica de cada uno: el factor que será decisivo. El claro favorito es Martínez Uranga, con Baillères. Y, si una misma empresa controla Las Ventas y la Monumental mexicana, su dominio del mercado taurino será muy grande (algunos hablarán de oligopolio). Para el aficionado, es bueno que la empresa ganadora sea sólida, sin aventurerismos; menos bueno, que todo siga igual: más de lo mismo. Y, por supuesto, lo que suceda en Las Ventas será decisivo para toda la Fiesta.

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