El «caso» Paquirri-Pantoja: «Es muy triste que alguien que dice amar a una persona no cumpla su voluntad»

Joaquín Moeckel, abogado de Francisco y Cayetano Rivera, señala que, de no dar Isabel Pantoja los objetos que pertenecen a los hermanos toreros, impulsarán el requerimiento judicial para que la cantante entregue lo que «ella misma firmó en un documento anexo al testamento»

Cayetano y Francisco, en una tarde de puerta grande

ABC

Treinta y seis años después de la muerte que paralizó a toda España y dejó al mundo entero pendiente de la radio y la televisión, otra vez el nombre de Paquirri , un grandioso torero, está en boca de todos. En medio de dimes y diretes, de asuntos rosas y amarillos, de intimidades de familias divididas, se agranda la memoria de una figura que entregó su vida al toro y cuya sangre torera corre por las venas de sus hijos mayores, Francisco y Cayetano , ambos matadores de toros. Por el honor de un padre y por su legado, no el económico sino el patrimonio puramente sentimental , pelearán por lo que desde aquella fatídica tarde de septiembre de 1984 debió de ir a sus manos. No son solo trastos de torear, fundones o vestidos de luces. Es mucho más: el recuerdo vivo de un mito , aquello que lució en cada paseíllo ese «marinero de luces» cuya sombra se extiende de nuevo en este oleaje de injusticias y maldades.

Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez no han podido recuperar aún aquello que les pertenece. No hoy, sino desde hace décadas, desde aquella tarde septembrina en la que «Avispado» propinó una cornada mortal a una figura irrepetible.

La boda de Paquirri e Isabel Pantoja

Aquella noticia conmocionó a una piel de toro vestida de luto. De norte a sur. La entereza de Paquirri diciéndole al doctor que estaba en sus manos, que abriese por donde tuviese que abrir, y la imagen posterior de Isabel Pantoja, con las gafas negras y rota de dolor, acaparó portadas y titulares. « Yo te quiero, yo te quiero, lleno de plenitud y de vida », no paraba de exclamar la viuda, postrada de rodillas ante el cadáver de Paquirri.

A ese amor hacía referencia el letrado de sus hijos, Joaquín Moeckel. «Es muy triste que alguien que dice querer a una persona no cumpla sus deseos o su voluntad. Cuando se ama de verdad, se hace lo que ese alguien quería. No entregar esos bienes demuestra un retorcimiento y una maldad que no tiene sentido», comenta el reconocido abogado del toreo. En mayúsculas, una frase que ha circulado en las redes: «Pueden prescribir las acciones civiles o penales, pero no la maldad de las personas».

Joaquín Moeckel

No se trata de hectáreas ni cortijos, ni de valor patrimonial, sino de un patrimonio sentimental , «de entregar elementos muy personales; no queremos pleitos, pero no se entiende la obstinación por hacer el mal a unos niños». Porque entonces, aquel año 84, Francisco y Cayetano eran solo niños , niños que se quedaron sin lo más preciado, el padre. Ahora, y siempre, solo reclaman la huella imborrable de sus recuerdos.

¿Qué ocurriría si Isabel Pantoja no entrega los objetos? «Se impulsaría de nuevo el requerimiento judicial para que los bienes del documento que ella misma firmó , anexo al testamento, le sean entregados a Francisco y Cayetano».

Las declaraciones de Kiko Rivera en Telecinco, afirmando que los supuestos objetos robados de su padre, fueron vistos por sus propios ojos en una habitación de Cantora , han desatado un revuelo mediático y también el encuentro con sus hermanos. Así, este mismo miércoles, los tres Rivera viajaron hasta Barbate para visitar a su tío Riverita . «Hoy alguien en el cielo está muy contento; venimos de ver a mi tío José, que está muy malito», dijo Francisco, de copiloto en un coche conducido por Kiko y con Cayetano en el asiento de atrás, en un pequeño vídeo colgado en sus redes sociales. Los tres hermanos juntos ante la mirada de un padre desde ese cielo de los valientes .

Tres hermanos por vía paterna: los dos mayores, hijos de Carmina Ordóñez; el pequeño, de Isabel Pantoja, viuda de Paquirri. Ahora, Francisco Rivera Ordóñez y Cayetano, con Moeckel de letrado, reactivan la lucha por esos bienes tras las declaraciones públicas de Kiko. Cumplir la voluntad de quien pagó con sangre mortal la pasión de su vida, el toreo, y que su legado esté en las manos de quien Paquirri decidió y que la propia Isabel Pantoja firmó en un documento. Por su honor, por su memoria, por sus recuerdos, lucharán los mantenedores de la sangre torera de Paquirri. Siempre en el nombre del padre. Una leyenda viva.

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