Aficionados de Cataluña en las puertas de la Monumental de Barcelona
Aficionados de Cataluña en las puertas de la Monumental de Barcelona - Inés Baucells

La afición taurina de Cataluña se mueve

Su Federación Taurina pide la unidad del sector y convoca un encuentro el 20 de noviembre en Barcelona

MADRID Actualizado: Guardar
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La sentencia del Tribunal Constitucional, que deroga la prohibición de corridas en Cataluña, supone una victoria moral para la Tauromaquia y un freno para otros posibles ataques. La han acogido con entusiasmo los aficionados catalanes, que nunca se han rendido ante las presiones de los políticos independentistas. En pocos sitios he visto yo más fervor por defender la Fiesta. (En la Roma de Nerón se decía que la sangre de los mártires era semilla de nuevos cristianos).

El mérito inicial se debe al inolvidable Luis María Gibert: desde la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, puso en marcha una Iniciativa Popular que consiguió reunir más de quinientas mil firmas y, tras su paso por el Parlamento español, desembocó en la declaración, por ley, de que los toros forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de España.

(Ahora es el momento para que el Ministerio de Cultura español, junto con los demás países taurinos, presenten, en la Unesco, la propuesta para que se declare que la Tauromaquia forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad).

Los aficionados catalanes se reunirán el 20 de noviembre para celebrar el fallo, entregar el Premio que lleva el nombre de Gibert a la editorial Bellaterra –que ha seguido publicando en Barcelona buenos libros de toros– y pedir una respuesta unitaria de todos los taurinos, para que podamos volver a ver toros en la Monumental de Barcelona.

Queda claro que es intolerable que algunos políticos proclamen su intención de desobedecer al Tribunal Constitucional (por desgracia, no es la primera vez); también, que le toca ahora dar el paso adelante al empresario de una Plaza que se mantiene en perfectas condiciones. La casa Balañá está moralmente obligada a hacerlo y todo el sector taurino (aficionados y profesionales) a apoyarla. Aunque la Generalitat posee muchos medios para presionar, no cabe rendirse, de antemano. Los aficionados catalanes ya están dando ejemplo. Su convocatoria se cierra con exclamaciones, en las dos lenguas, que compartimos totalmente: «¡Viva la Tauromaquia! ¡Visca la llibertat!»

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