Crítica de Danza

«Marie Antoinette», la reina enjaulada

El Teatro de la Maestranza acoge el estreno de la última obra del Malandain Ballet Biarritz

Una de las escenas de Malandain Ballet Biarritz ABC

Marta Carrasco

Paradojas tiene la historia como que el último ballet en el que el maestro de la Danza, Jean George Noverre participó en Londres, fue justo el día en que Luis XVI fue guillotinado, un rey casado con uno de los personajes más fascinantes de la historia de Francia, María Antonieta, que además no era francesa sino austríaca y que vivió enjaulada en una corte de oro.

Y la reina de final desdichado es la inspiración del último trabajo de Thierry Malandain, «Marie Antoinette» , para el Malandain Ballet Biarritz que anoche se estrenó en el teatro de la Maestranza, en una gira que antecede al estreno mundial con música en directo que será nada menos en el Castillo de Versalles, coincidiendo con el día de la boda de Luis XVI y María Antonieta en 1770, cuando también fue inaugurada su Ópera Real.

Realizada para 22 bailarines encabezados en el rol de Marie Antoinette por Claire Lonchampt , una bailarina de enorme personalidad y que casi no abandona el escenario durante toda la obra. Junto a ella, un potente elenco que desbroza la historia de la reina desde su matrimonio a los 14 años con Luis XVI hasta su muerte en 1793 en la guillotina.

Catorce movimientos componen esta coreografía, desde la llegada de la reina a la corte, su noche de bodas, la presentación del teatro francés para la reina, el baile de la corte, los amores de Luis XV y la condesa de Barry, el nacimiento del Delfín, los juegos de la reina en su amado Trianon, su posible amante y finalmente la revolución y la guillotina. La música conforma un universo versallesco: sinfonías 6, 7 y 8 de Joseph Haynd y La Caza de Gluck, para tratar hablar sobre este deporte y los deseos del rey.

El vestuario es una versión de la época modernizado con trajes de polisón para ellas, que de blanco van convirtiéndose al color y finalmente al negro, y levitas para ellos que llevan el mismo proceso. La escenografía presenta un fondo de cortinas pintado que recuerda los tonos pastel de los cuadros de Fragonard , que se vuelven también negros en la revolución.

La coreografía es vibrante . Malandain tiene una gran habilidad para los movimientos corales que no cesan en ninguna de las escenas. Hace un claro homenaje a Les Ballets Russes en el cuadro del minuetto y Perseo, tanto en movimientos como en vestuario, y toma prestados algunos gestos de la gavota y del minué para los bailes grupales. La compañía responde con eficacia y gran compenetración a las exigencias del coreógrafo. Muy buena noche de danza a teatro casi lleno. Un milagro si tenemos cuenta el día.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación