Bienal de Flamenco

María del Mar Moreno, puro Jerez

La bailaora estrenó en el Teatro Central su nuevo espectáculo «Memoria viva»

La bailaora jerezana tenía en mente estrenar en esta Bienal de Flamenco y en cuanto pudieron se pusieron manos a la obra para crear este espectáculo Juan Flores

Marta Carrasco

Es la primera vez que la compañía de María del Mar Moreno se reunía tras la pandemia que los ha tenido a todos «encerraítos». La bailaora jerezana tenía en mente estrenar en esta Bienal de Flamenco y en cuanto pudieron se pusieron manos a la obra para crear este espectáculo titulado «Memoria viva», donde La Moreno echa mano de sus propios recuerdos, porque dice que, «un pueblo sin memoria precisa perderse para volver a encontrarse». Ella no está perdida en ningún momento, Jerez es su centro y en sus sonidos se mueve con soltura.

Esta ha sido una oportunidad única para ver un elenco jerezano de estampa, como aquellos ciclos que antes se programaban en el flamenquísimo hotel Triana y por donde pasaban los más auténticos artistas de Jerez, Cádiz, Lebrija, Utrera, la propia Triana…, y que este año nos ha robado, otra cosa más, la maldita pandemia.

La Moreno de Jerez, que ésa es la marca que ahora ella difunde como propia, hizo un llamamiento desde su academia de la calle Porvera al plantel de artistas que hoy la acompañaban, empezando por su habitual cantaor, Antonio Malena, al que se han unido nada menos que, Dolores Agujetas, Elu de Jerez, Saira Malena, José de «Los Camarones», «El Tolo», José «El Berenjeno», las guitarras de Santiago Moreno y Malena Hijo, con las palmas y percusión de Ale de Gitanería y Javi Peña. Con este plantel se pueden imaginar que Jerez aparecía por el teatro Central por los cuatro costados, sus quejíos, su cante negro y quebrado, e inimitable.

El espectáculo está basado en su baile, y a modo de recital nos adentramos en el cante negro con las voces de jondura de José de «Los Camarones», o las tres primeras letras por peteneras con las que comienza el espectáculo, ¡quien dijo miedo!.

Muy sobria la puesta en escena, con las sillas que luego ocuparán los artistas desordenadas al fondo del escenario y en un contraluz para presentarse todos con los brazos al cielo, de la misma manera que acabarán al fina.

Sobria también la presentación de la bailaora , sin flores en el pelo ni adornos, vestida de negro y colores tenues, hasta que al final aparece el rojo en la soleá por bulerías. Para mí gusto demasiado en penumbra el baile. Sabido es que la «moda» actual se desliza peligrosamente hacia rincones que no nos permiten ver la cara de la bailaora o de los cantaores, con lo que dicen esas caras muchas veces, pero hemos de sumirnos a lo imperante, aunque a veces en nuestro interior estemos pidiendo un poco más de luz.

María del Mar Moreno es una bailaora con potencia enorme en los pies, su forma de arremeter el baile se basa en la tierra de Jerez. Su baile es más palo cortado que oloroso, y con esa rotundidad se desenvuelve en la seguiriya, los tientos tangos, la caña o la soleá por bulerías. Largos zapateados que enlaza con sus desplantes, pero en los que no olvida sus brazos, recogidos, gustosos, muy de la tierra, que nos gustaría ver más en alguna ocasión. La bailaora tiene muy asumido el concepto de lo jondo y no se separa ni un minuto de esa forma de baile auténtica en la que no hay ninguna concesión a formas exteriores. Todo es puro Jerez.

Y como no podía ser menos, con ese plantel de cante, cuatro hombres y tres mujeres, hay momentos estelares por seguiriyas, por tientos o como el trío de mujeres con esa Elu de Jerez de cante inmenso, o la veterana de voz rota, Dolores Agujeta por seguiriyas y la joven Saira Malena que borda la bulería del epílogo.

Y ante esta explosión jerezana, una concesión al magisterio de la Moreno con los niños Rocío Carrasco , baile con quien Antonio Malena, con su cante de maestro siempre, se permite hacer un breve ejercicio de aprendizaje de palos, «eso es soleá y eso malagueña», le dice la joven al maestro, y por otro lado con el baile de Manuel Jiménez , que asoma maneras.

El punto final no podía ser de otra manera que por bulerías de Jerez, con ese compás tan especial que le impone la tierra , y en donde la Moreno está en su salsa, no en vano recuerda a su maestra Angelita Gómez en los desplantes hacia adelante, y sobre todo en los gustosísimos remates.

Una noche jerezana por los cuatros costados, con baile y cante sin adornos e influencias más que las que se aprenden en la Plazuela o en el barrio de Santiago. Puro Jerez.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación