CRITICA DE TEATRO

Lehman Trilogy: parodia musical del capitalismo

Sergio Peris-Mencheta, en una comedia con aire de vodevil, narra de forma trepidante la biografía de una saga que simbolizó el sueño americano y también la mentira financiera en la que se basa nuestro mundo

Escena de «Lehman Trilogy», dirigida por Sergio Peris-Mencheta ABC

Eva Díaz Pérez

La metáfora del capitalismo feroz no es más que el sueño de un tendero del siglo XIX. Así podría resumirse nuestra Historia reciente y también la monumental obra «Lehman Trilogy», de Stefano Massini , que cuenta la historia de la familia Lehman y su transformación de comerciantes judíos alemanes emigrados a Norteamérica a lobos de Wall Street. En una comedia con aire de vodevil se narra de forma trepidante la biografía de una saga que simbolizó el sueño americano y también la mentira financiera en la que se basa nuestro mundo.

El actor y director Sergio Peris-Mencheta versiona y adapta esta obra que desvela el origen del banco de inversiones Lehman Brothers, la compañía global de servicios financieros cuya quiebra fue determinante en la crisis económica de 2008. El viaje es fascinante porque el espectador asiste al proceso de gestación de nuestro actual sistema capitalista en su versión más salvaje partiendo de una sencilla historia familiar de emigrantes .

Todo comienza en 1844 cuando el hijo de un comerciante judío de Baviera emigra a Nueva York. Es Henry Lehman al que seguirán sus hermanos Emmanuel y Mayer para iniciar un imperio. Del comercio de telas pasarán al negocio del algodón, el café o el carbón hasta convertirse en intermediarios, un inquietante nuevo oficio que impulsado por la ambición llevará hasta la perversa metáfora de la actual arquitectura financiera . Así se asiste al ascenso de los hermanos Lehman invirtiendo en el ferrocarril, en los automóviles y en las computadoras, siempre unidos a la presunta modernidad que desemboca en la fiebre consumista absurda y excesiva que nos invade.

La obra también es excesiva: una balada para sexteto en tres actos de cincuenta minutos con dos descansos. Demasiado larga, pero aún así excepcionalmente interpretada en el escenario. Hay que tener en cuenta que la obra de Stefano Massini dura casi cinco horas y la versión de Peris-Mencheta logra reducirse en tres y media gracias a un efectivo trabajo de adaptación. La clave está en el ritmo del espectáculo, una trepidante y medida coreografía que da pulso y latido a un espectáculo que sin esos resortes llegaría a cansar.

Hay que elogiar a los intérpretes - Aitor Beltrán , Darío Paso , Litus Ruiz , Pepe Lorente , Leandro Rivera y Víctor Clavijo - que llegan a dar vida a más de cien personajes en un soberbio trabajo de metamorfosis actoral. Sólo hay hombres en esta historia de tiburones del dinero. Las mujeres no son más que una caricatura, subrayando el secundario papel femenino en estas sagas familiares donde no son más que el criadero de cachorros ambiciosos. Memorable es la escena en la que Philip Lehman elige mujer como si escogiera una herramienta mientras sobre un escenario giratorio aparecen travestidos los actores como recortables de esposas perfectas .

Esta parodia del capitalismo se presenta envuelta en una comedia agilísima donde en los diálogos se incorpora con humorismo la narración y las acotaciones y donde los actores aportan un variado repertorio musical con coros klezmer para subrayar el origen judío de los protagonistas, espiritual negro, ragtime o minstrel, ese curioso género norteamericano en el que se mezclaba la ópera inglesa y la música de las plantaciones.

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