Crítica de danza

Un «Lago de los cisnes» para iniciarse

El teatro Cartuja Center Cite presentó el tercer título del Ballet Imperial Ruso

Chaivosky escribió el balle «El lago de los cisnes» en 1877 Ignacio Jurado

Marta Carrasco

«El Lago de los Cisnes» es el primero de los ballets que escribió Chaikovsky estrenado el 4 de marzo de 1877 en el teatro Bolshoi. Al contrario de su actual popularidad, la obra sufrió muchos fracasos hasta que el el 15 de enero de 1895 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, logró su primer gran éxito con una nueva coreografía a cargo de Marius Petipa y Lev Ivanov , convirtiéndose en uno de los iconos más exportados por la cultura rusa.

Sin embargo, como decía el legendario bailarín y luego agente Boris Trailine, «es una obra que todos conocen y pocos han visto en un teatro». En Sevilla estos días numeroso público habrá enmendado esta máxima de Trailine, gracias a la «mini temporada» de ballet que ha protagonizado en el teatro Cartuja Center Cite el Ballet Imperial Ruso.

Compañía con sede en Madrid y elenco en su mayoría de la escuela rusa, ha presentado en nuestra ciudad «Romeo y Julieta», «Cascanueces» y finalmente «El Lago de los cisnes», la historia de amor y maleficios de la princesa Odette o el cisne blanco, el príncipe Sigfrido, el mago Rothbart y la malvada bruja Odile o el cisne negro.

Con una versión reducida de dos actos, el ballet suele representarse en cuatro o tres actos, conserva algunas escenas de la coreografía clásica, pero Gediminas Taranda ha introducido movimientos más sencillos y con menos riesgo en la mayoría de los cuadros. Sí está el famoso paso a cuatro de los pequeños cisnes, o el paso a dos de la coda final con algunas variables. El elenco del cuerpo de baile, más reducido de lo habitual, presenta un cuadro de dieciséis cisnes bien arropados en el escenario acotado por los clásicos telones pintados. Lina Sheveliova fue una Odette-Odile de hermosos brazos.

Una versión del «Lago» para iniciarse en el ballet blanco, porque conserva el vestuario tradicional, los tutús románticos y de plato y esa maravillosa música de Chaikovsky que resulta tan familiar. El teatro Cartuja Center se llenó de familias y, sobre todo de niños, que se estrenaban con este «Lago» de fuerte sabor a la Escuela Rusa, la más legendaria del ballet blanco mundial.

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