Nuevo director de la CND

Joaquín de Luz: «Yo firmaba por tener el Maestranza como sede de la Compañía Nacional»

El artista ha vivido 23 años en Nueva York, como bailarín principal del American Ballet y New York City Ballet

Joaquín de Luz, director de la Compañía Nacional de Danza Vanessa Gómez

Marta Carrasco

Joaquín de Luz (Madrid, 1976), no se siente extraño en Sevilla. «Estoy como en casa. Aún me acuerdo cuando era pequeño y venía a casa de un hermano de mi abuelo. Era Semana Santa, yo cogía cera y hacía unas bolas tremendas», recuerda el bailarín, hoy director de la Compañía Nacional de Danza .

Ha vivido los últimos veintitrés años en Nueva York, actuando primero en el American Ballet Theater y luego en el New York City Ballet , aunque recuerda muy bien el Teatro de la Maestranza «aquí fue donde hice mi debut con la «Carmen» de Víctor Ullate . Estuvimos cinco días, con Antonio Márquez, y fue un gran éxito», dice de Luz, quien surgió de la Escuela del maestro zaragozano.

Se retiró de los escenarios en el Lincoln Center en 2018, «sí, si me hubiera quedado en Estados Unidos había varios proyectos, y seguro que hubieran salido más. Pero yo quería volver, era mi sueño. Echaba de mucho de menos España , mi gente. Ni mucho menos estoy aquí por dinero, he vuelto porque quería hacer algo por mi país y poner la Danza donde merece. Nueva York es una ciudad muy fuerte, al final me agobió».

El encuentro con la realidad el pasado septiembre ha tenido luces y sombras, «me he encontrado con una buena compañía, con mucha disposición y eso me da mucha fuerza, pero también mucha dificultad administrativa en general. Sabía que esto es difícil, y desde dentro te das cuenta de la disfunción del sistema y cómo se menosprecia la danza. Han sido tres meses de aprendizaje.

La necesidad de teatro

Dice que en Estados Unidos se premia el meritoriaje, «no hacia las personas en particular, sino a la Cultura, y a la Danza en general. Cuando yo digo fuera que la Compañía Nacional no tiene un teatro, no se lo creen, es algo kafkiano», asegura, «y voy a pelear por esto. Por ejemplo, yo firmaba por tener el Maestranza como sede de la Compañía , no tiene porqué estar en Madrid, es una compañía nacional».

Dice que sin teatro la Compañía sin teatro no puede crecer, «me preguntaron si se podría ver todos los años «Cascanueces» con el éxito que ha tenido. Pero esto es inviable. ¿Cómo me gasto las dos únicas semanas que tengo al año en la Zarzuela para «Cascanueces»? No es posible «gastarlo» sólo en esta obra. Cuando tienes un teatro sí se puede hacer».

La última vez que bailó fue este verano en Mallorca, «un sólo muy especial», y en el Lincoln Center con un programa homenaje con obras de Jerome Robbins y Peter Martins en 2018. Su proyecto más importante: una colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico que dirige Lluís Homar , y la próxima versión de «Giselle» que la Compañía Nacional estrenará en diciembre próximo.

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