Una escena de «Papá Noel es una mierda»
Una escena de «Papá Noel es una mierda» - ABC

«Papá Noel es una mierda»: un espíritu navideño diferente

El legendario grupo teatral Goliardos resucita con esta «comedia» violenta de origén francés

MADRID Actualizado: Guardar
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En consonancia con la felicitación navideña que han enviado los Teatros del Canal, en la que bajo el rostro de un ovino oscuro se lee: «En todo buen belén, siempre hay una oveja negra», este escenario acoge estos días, en su Sala Negra, un espectáculo cuyo título se aleja del tradicional «espíritu navideño»: «Papá Noel es una mierda». Lleva sin embargo, como garantía, la firma de Goliardos, una de las compañías legendarias en la historia reciente del teatro español.

Goliardos comenzó su andadura hace más de cincuenta años, en 1964, en el seno de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid; creado y dirigido por Ángel Facio, nació como grupo de teatro de cámara y evolucionó hacia el teatro independiente.

En los últimos años sesenta y primeros setenta del siglo XX desarrolló un trabajo extraordinariamente significativo dentro del teatro español, con su espíritu rebelde y combativo y montajes que forman parte de la historia de nuestra escena, como «La boda de los pequeños burgueses», de Brecht; «Historias de Juan de Buenalma», sobre textos de Lope de Rueda; «A puerta cerrada», de Sartre, o «Ella», de Genet.

Los nombres que han formado parte de su historia incluyen a Jesús Fernández Santos, José Luis García Sánchez, Paco Betriú, Carmen Maura, Gloria Muñoz, Juan José Otegui, Félix Rotaeta, Santiago Ramos y el mismo Pedro Almodóvar. De trayectoria intermitente (desapareció y reapareció varias veces), vuelve ahora bajo la forma de jurídica de fundación. «Hay un legado histórico que mantener -aseguran sus responsables-: fondos bibliográficos, cuadernos de dirección, colecciones de carteles, etcétera. Material que se pone a disposición de todo aquel que desee estudiar o consultar este legado».

El mismo espíritu

Con el mismo espíritu, dicen, con el que se fundó, regresa Goliardos: «El rigor en el trabajo con los textos, respeto al público y cohesión en el grupo de actores y técnicos que hacen posible la función. Los Goliardos es un grupo de profesionales de las artes escénicas que realiza, produce y distribuye espectáculos teatrales, propios y ajenos, siempre que estos se basen en textos de calidad contemporáneos o no».

El grupo ha vuelto los ojos hacia una pieza creada por el colectivo francés Le Splendid, formado por una serie de actores y autores a mediados de los años setenta. El texto de «Papá Noel es una mierda» («Le père Noël est une ordure») es de Josiane Balasko, Marie-Anne Chazel, Christian Clavier, Gérard Jugnot, Thierry Lhermitte y Bruno Moynot. Se estrenó en 1979 como pieza de café-teatro en París, y serviría de base para una película que realizaron tres años después con el mismo título.

La acción se sitúa en una noche de fin de año en la oficina del Teléfono de la Esperanza, una entidad benéfica que se ocupa de escuchar a los que no tienen a quien hablar. Teresa y Ramón son dos burgueses acomodados que aplacan su conciencia creyéndose útiles. En esa noche irán apareciendo uno tras otro varios de los marginados a los que se supone deberían dedicar su atención: un travesti sin autoestima, una indigente embarazada y maltratada, un alcohólico maltratador vestido de Papá Noel y un inmigrante solitario en busca de compañía. Mientras tanto al teléfono esperan un obseso sexual y una esposa despechada. Un grupo de personajes desesperados ante la última noche del año y quizá de sus vidas.

Emma Ozores, Antonio Vico, Ángel Facio, Rafa Núñez, Diego Pizarro y Nadia Doménech son los intérpretes de este montaje, dirigido por Sergio Macías, a la vez autor de la versión española. «Papá Noel es una mierda», dicen sus responsables, es ante todo una comedia, pero una comedia violenta. Bajo una apariencia cercana al vodevil acaba dinamitando una tras otra las convenciones más arraigadas de la sociedad políticamente correcta. Pone en solfa las tradiciones, la familia y la maternidad, pero también cuestiona nuestra visión de las ONG’s, la transexualidad, la inmigración o la violencia de género.

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