Paisajes

Ernesto Caballero dirige el espectáculo «Grieg y Sibelius, dramaturgos» Isabel Permuy

Alberto González Lapuente

En la biografía del director teatral Ernesto Caballero se señala su afán por buscar los límites entre el escenario y la realidad, indagando en el juego de tiempos y espacios. Es infrecuente leer en un texto de índole biográfica una apostilla de calado estético y además tan certera. Lo refleja el estreno en la Fundación Juan March del espectáculo «Grieg y Sibelius, dramaturgos», cuarta edición del ciclo que anualmente se convoca alrededor del melodrama, lo que ha facilitado descubrir algunas obras insólitas de dos jóvenes nórdicos para quienes el teatro y la música fueron herramientas de conciencia e identidad.

En realidad, habría que hablar de arte, asumiendo en complicidad con esta realización el que unas obras tan cercanas a la Naturaleza sean tránsito a un universo cercano a la ensoñación, capaz de revelar un misterio «enigmático y abrumador». La penumbra de la sala, el escenario ordenado por Paco Azorín y Fer Muratori en torno a una ondulante pasarela de madera, los paisajes proyectados al fondo, el matiz de las luces... la música. Es verdad que todo gira alrededor de la música. Especialmente porque se cuenta con el formidable pianista Eduardo Fernández, la pulcra soprano Svetla Krasteva y el diáfano, exacto y cariñoso sonido de la violinista Cecilia Bercovich y el violonchelista Fernando Arias.

Pero también importa el andar quedo de los actores María Adánez y Joaquín Notario, de timbre redondo y evocador. La huella que deja un espectáculo que da mucho más de lo que su título promete, sugiriendo e imaginando. «Grieg y Sibelius, dramaturgos» sirve de cierre de temporada y final provisorio para el salón de actos de la March que permanecerá algunos meses reformando su infraestructura. A día de hoy son muchos los educados en esa sala; quienes han descubierto que la música es algo más que una asignatura. Por eso, escuchar, ver, respirar este espectáculo es una manera impecable de bajar el telón temporalmente a un espacio imprescindible y necesario. Más que nunca. Lo escribe Caballero en el programa de mano, que junto con el propio video del espectáculo es accesible en la web de la March: la música es «esa guía de la que nunca debimos apartarnos».

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