Héctor Alterio, en «El padre»
Héctor Alterio, en «El padre» - Pentación

Héctor Alterio: «El personaje es un pozo de sorpresas»

El actor interpreta a un enfermo de Alzheimer en «El padre», de Florian Zeller

Madrid Actualizado: Guardar
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A sus ochenta y siete años (los cumplió hace apenas un mes), Héctor Alterio mira con ojos vivos y encendidos. Las abundantes arrugas de su rostro, al tiempo recio y plácido, son las señales de una vida vivida; buena parte de ella la ha pasado en un plató cinematográfico o en un escenario. A él ha vuelto ahora para interpretar a un enfermo de Alzheimer en la obra « El padre», de Florian Zeller, bajo la dirección de José Carlos Plaza, y con Ana Labordeta, Luis Rallo, Miguel Hermoso, Zaira Montes y María González como compañeros de reparto. La semana que viene llega al teatro Bellas Artes de Madrid.

«Es una obra conmocionante -asegura-. La respuesta del público es unánime; se ponen todos en pie, en actitud reverencial, de agradecimiento.

¡Pero todos! Es algo extraordinario. No quiero acostumbrarme porque se va a convertir en algo repetitivo y me va a quitar la emoción que me provoca...»

Las emociones son, precisamente, el principal instrumento en el trabajo de un actor, y con un personaje de estas características lo difícil parece no dejarse llevar por ellas. «Si lo hiciéramos, seria un descontrol y el público no entendería nada. Hay un texto que yo tengo que decir y una historia que contar; no puedo evadirme de eso. Y esa emoción está resumida, pero tengo que emitirla con la mayor credibilidad posible. Pero no me puedo dejar llevar porque no se entendería nada; el llanto obliga o a encerrarse en sí mismo o a emitir sonidos, y yo tengo que emitir texto. El público no se va a conformar solo con el llanto».

¿Y qué ocurre cuando concluye la función? ¿Cómo estalla esa emoción contenida? «Yo ya tengo una edad -dice Alterio- y me canso, lógicamente, más pronto que hace diez o veinte años atrás. Al terminar, de lo que tengo ganas es de sentarme y de serenarme un poco. Yo estoy haciendo las cosas con seriedad para que el público no sienta que la función es una repetición, y eso me obliga a un entrenamiento, a una tensión, que me cansa. Una vez serenado, ya sí, vuelvo a mis cotidianeidades».

El personaje que interpreta Héctor Alterio en «El padre» no es uno más. Dice el actor que Andrés, que así se llama el anciano, «me entretiene, y cuando a mí me entretiene, me resulta grato hacerlo; y cuarenta funciones después del estreno sigo encontrando cosas nuevas en él, cosas que me permiten mejorar. Es un pozo de sorpresas y de situaciones que me permiten entretenerme, divertirme en el mejor sentido de la palabra, y trato de transmitir eso al espectador, que ve la obra por vez primera y que no tiene por que notar que detrás hay cuarenta o trescientas representaciones».

Desgraciadamente, el Alzheimer es una enfermedad presente en muchas familias; «muchos espectadores me siguen viendo a la salida del teatro, aunque ya no esté en el personaje, como Andrés, y se emocionan y se ponen a llorar. Es una situación en la que tengo que estar muy alerta para no repetir los agradecimientos automáticos; me están contando su desgracia y yo tengo que ser casi como un médico y escucharles con comprensión y cariño. Eso es algo que tiene igualmente distinto este personaje con respecto a otros».

También al actor le remueve el personaje. «Cuando decía que encontraba cosas cada día me refería a eso; son cosas que me remueven; no me afectan, porque no tengo Alzheimer ni conozco a nadie con él; pero me he tenido que empapar de todo eso. Y no me puede resultar indiferente».

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