Inma Mira, como Evita
Inma Mira, como Evita - Efe
CRÍTICA DE TEATRO MUSICAL

«Evita», en el Nuevo Teatro Alcalá: Eva al desnudo

Treinta y seis años después, el mítico musical de Andrew Lloyd Webber vuelve a los escenarios españoles, con Inma Mira como protagonista

Madrid Actualizado: Guardar
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«Evita» es uno de los títulos legendarios en la historia del teatro musical en España, gracias a la producción que protagonizó en 1980 Paloma San Basilio. El principal responsable de aquel montaje, Jaime Azpilicueta, ha vuelto ahora, treinta y seis años después, sobre esta obra, uno de los primeros éxitos de Andrew Lloyd Webber. Fue su entonces colaborador, Tim Rice, quien pensó que la vida de la exprimera dama argentina Eva Duarte podía ser un material dramático extraordinario. Y no se equivocaba. El mesianismo de Evita, su historia de ascensión desde la miseria hasta la Casa Rosada, su ambición política y su amor por Juan Domingo Perón son mimbres perfectos para trazar una obra de teatro; en este caso, una ópera-rock, género muy en boga por aquellos años (mediados de los setenta), aunque en el caso de «Evita» la palabra rock no es la que mejor define su estilo musical.

Lloyd Webber escribió un musical magnífico, inspirado y basado en cuatro o cinco temas, que con variantes rítmicas o instrumentales sirven a distintos momentos de la historia. Es archiconocida la canción que Evita canta en el balcón de la Casa Rosada, «No llores por mí, Argentina», pero la partitura (no hay partes habladas) está poblada de momentos atractivos: el «Requiem» inicial; «Otra maleta en otro portal», la canción de la amante de Perón al ser echada por Evita; «Y la plata empezó a llegar», en la que el Che se burla de la Fundación Eva Duarte; el «Vals para Eva y el Che», y el «Lamento», que Evita entona en su lecho de muerte, son buenos ejemplos de ello.

«Evita» (***)
Música: Andrew Lloyd Webber. Letras: Tim Rice. Director: Jaime Azpilicueta. Director musical: Julio Awad. Director de orquesta: Francis Hernández. Escenografía: Carlos Sáenz. Vestuario: Leo Martínez. Principales intérpretes: Inma Mira , Jadel

En «Evita» no hay (tampoco creo que los autores lo pretendieran) rigor histórico. Su Eva Duarte es una mujer fría, ambiciosa, decidida, convencida de la trascendencia de su misión. Completa el retrato la visión crítica e irónica el Che (otra pirueta histórica: el Che Guevara nunca coincidió con Evita), un personaje fascinante, al tiempo narrador, conciencia y punzón. Sus intervenciones destruyen cualquier atisbo de hagiografía en el personaje de Eva Duarte, con un Perón reducido casi al papel de consorte.

Unos cambios en las letras castellanas (firmadas por Ignacio Artime y el propio Azpilicueta) con respecto a la versión de 1980 encrudecen un poco más la historia- bien acompasada por el director donostiarra-que empieza y concluye con la muerte de Eva Perón, y nos muestra su salida de Junín, el pueblo en el que pasó su mísera infancia, su llegada a Buenos Aires y su conversión en actriz, su encuentro con Perón, y sus actuaciones políticas y sociales al lado del presidente argentino.

Inma Mira, una actriz con varios musicales a sus espaldas, encarna a Evita con voz afilada, que brilla más en los momentos dulces de la partitura: su «Lamento» final es conmovedor. Enormemente expresiva, dibuja de manera extraordinaria la evolución del personaje, de la inocencia al triunfo, y la decadencia física hasta su muerte. El cantante canario Jadel es un Che con una voz brillante, que le da al personaje el cinismo necesario, aunque hay cierto estatismo en su actitud y en su movimiento escénico. Ignasi Vidal, Perón, aporta no solo su veteranía, sino también su canto elocuente y poderoso (aunque abuse del parlato en las escenas finales). Ángel Campos (Magaldi) y Miriam Reyes (Amante de Perón), así como el coro y la orquesta (con unos arreglos «argentinizados» de Julio Awad) mantienen el notable nivel musical del espectáculo; una nota que no alcanza la producción, excesivamente modesta, que empobrece un tanto el, con todo, buen espectáculo.

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