Laurence Olivier, un memorable Hamlet
Laurence Olivier, un memorable Hamlet - ABC

Las diez mejores muertes de William Shakespeare

El óbito del Rey Lear encabeza el ránking de «The Times», que omite el memorable adiós de Ricardo III y de Falstaff

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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La imaginación se activa en Inglaterra para festejar a Shakespeare en el 400 aniversario de su muerte, que coincide con la de Cervantes. Exposiciones, conferencias, nuevas excavaciones en su casa de Stratford upon-Avon, infinidad de representaciones de todo tipo de sus obras… Pero también ha aparecido la mirada necrófila. En mayo se estrenará la representación «Las muertes completas», que llevará a las tablas los setenta y cuatro fallecimientos que aparecen en las obras del Bardo. En paralelo, el diario «The Times» ha jugado a elegir cuáles son las diez muertes más memorables de los textos de Shakespeare.

Con Shakespeare pasa como con el fútbol; todos los aficionados, por modestos que seamos, llevamos a un seleccionador dentro y tenemos nuestra propia opinión.

En la lista del periódico londinense, fundado hace 231 años, se perciben dos omisiones importantes. Una es la muerte del contrahecho Ricardo III, que cayó en el campo de batalla de Bosworth en 1585, luchando valerosamente bajo una granizada golpes de espada y lanza. Shakespeare pone en la boca agonizante de aquel Monarca malvado una frase que nunca se borrará de la memoria: «¡Un caballo, un caballo! ¡Mi Reino por un caballo!»

Ricardo III se convirtió además en fuente inesperada de noticia en 2013, cuando sus restos aparecieron en la excavación de un parking en Leicester. Fue exhumado y enterrado con el debido protocolo real en la catedral, con declamación poética incluida del actor Benedict Cumberbatch (alias Sherlock), remoto descendiente del último de la estirpe de los monarcas Plantagenet.

La otra muerte shakesperiana inolvidable que omite «The Times» es la del divino liante, putañero y borrachín Sir John Falstaff, la cumbre del genio cómico del dramaturgo. En «Enrique V», Mrs. Quickly, una de las revoltosas comadres de Windsor, cuenta el final de sir John, afirmando previamente que «el Rey mató su corazón». Lo cual es cierto. Falstaff había sido compinche de correrías tunantes del Príncipe Hal, que le dio la espalda nada más ceñirse la corona y lo humilló con crueldad. Los nubarrones ensombrecieron para siempre la risa del vividor. El relato de la muerte de sir John es un gran ejemplo del tacto con que Shakespeare muestra su conocimiento de todas las intimidades de la condición humana. Falstaff agoniza en el lecho. Mrs. Quickly se arrodilla junto a la cama, le coge las manos, y luego hace algo sorprendente: la mujer sube sus manos piernas arriba de Falstaff, hasta alcanzar su virilidad y constatar que aquello, que en vida fue casi un segundo cerebro que regía el ánimo de Falstaff, yace «frío como una piedra». Metáfora impagable de la extinción del pícaro vitalista.

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  1. 1. El Rey Lear

    Ian McKellen, en una producción de la Royal Shakespeare Company
    Ian McKellen, en una producción de la Royal Shakespeare Company - RSC

    El viejo Rey, enajenado por el dolor durante toda la obra, recupera la cordura solo para descubrir que han matado a su amada hija Cordelia. Lear muere al instante, anciano, exhausto y, sobre todo, con el corazón hecho añicos por la pena. «Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca», repite cinco veces ante el cadáver de su hija antes de desplomarse. Un tristísimo final para una obra desgarradora sobre el peso del amor paternal, la locura y la traición.

  2. 2. Hamlet

    David Tennant, como Hamlet en una producción de 2008
    David Tennant, como Hamlet en una producción de 2008 - RSC

    El príncipe Hamlet pasa por ser el personaje más inteligente salido de la pluma de Shakespeare. Pero la verdad es que para ser tan listo le cundió poco. Su venganza contra su tío Claudio, el usurpador del trono de Elsinor, que mató a su querido padre vertiendo veneno en su oreja, acaba resultado una auténtica chapuza. Para vengarse de Claudio, Hamlet acaba provocando ocho muertes, incluidas la de su inocente amada, Ofelia, y la suya propia. En la escena de cierre, Hamlet ha matado a Claudio, pero el viejo psicópata ha envenado la punta de la espada del hermano de Ofelia, con quien el príncipe de Dinamarca se bate en duelo. «El resto es silencio», acierta a decir Hamlet mientras el veneno se lo lleva.

  3. 3. Antonio y Cleopatra

    Patrick Stewart, en «Antonio y Cleopatra»
    Patrick Stewart, en «Antonio y Cleopatra» - RSC

    La variedad de Shakespeare es enorme. Viajamos ahora a Egipto para asistir al suicidio de la orgullosa reina Cleopatra. Muerto su Antonio, la soberana no está dispuesta a pasar por la humillación de que Octavio la lleve a Roma para exhibirla como un trofeo. El veneno de dos áspides que muerden su pecho es el pasaporte rebuscado que elige para conocer el más allá.

  4. 4. Otelo

    Hugh Quarshie, como Otelo, y Lucian Msumati, como Yago
    Hugh Quarshie, como Otelo, y Lucian Msumati, como Yago - RSC

    Tal vez la muerte más lacerante junto a la de Lear, porque Otelo es un buen hombre, que ha sido engañado por la serpiente Yago y se ha ofuscado hasta llegar a matar a lo que más quería, Desdémona. Abrasado por los celos, la asesina asfixiándola. Cuando descubre que solo ha sido un títere manipulado por el guion diabólico de Yago, Otelo, el digno Moro de Venecia, se quita la vida con una daga.

  5. 5. Julio César

    Kwame Lestrade, en una producción de 2012
    Kwame Lestrade, en una producción de 2012 - RSC

    Seguramente eran demócratas bienintencionados, que soñaban con reinstaurar las libertades de la República. Pero su solución, con formas de cobarde carnicería, solo trajo siglos de dictaduras imperiales. «¿Tú también Bruto?», pregunta César, tal vez perplejo, tras recibir la puñalada final de manos de su hijo adoptivo, que mata por sentido del deber pero siente la comezón de la duda.

  6. 6. Ricardo II

    David Tennante encarna a Ricardo II
    David Tennante encarna a Ricardo II - RSC

    Ricardo es un rey débil y sentimental, que en cierto modo ya anticipa las sinuosas honduras psicológicas de Hamlet. Enrique IV usurpa su trono y encierra al monarca depuesto en el castillo de Pomfret. Allí lo asesina a espadazos un noble ambicioso, sin duda por orden de Enrique, aunque él soberano lo niega y hasta peregrinará luego a Jerusalén en supuesta señal de luto. Ricardo se defiende con valor en su celda. Antes de caer mata a dos sicarios a hachazos.

  7. 7. Coriolano

    William Houston, como Coriolano
    William Houston, como Coriolano - RSC

    Narcisista, megalómano, tal vez con un buen Edipo freudiano a cuestas, pudo mandar en Roma, pero le perdió su soberbia e intemperancia. Aliado con los de Anzio, los enemigos de la ciudad, no arrasa Roma cuando puede por ruego de su madre. De vuelta a Anzio, lo matarán en la plaza pública con vitola de traidor.

  8. 8. Romeo y Julieta

    Sam Troughton y Mariah Gale, Romeo y Julieta
    Sam Troughton y Mariah Gale, Romeo y Julieta - RSC

    Por supuesto, clásico de clásicos, ya casi un tópico. Qué fatal cascada de equívocos, tan crueles y letales. Romeo se envenena al creer a Julieta muerta y ella se acuchilla para morir exangüe sobre el cadáver de su amor. Siempre funciona, porque siempre apena.

  9. 9. Enrique VI. Parte Tercera

    Graham Butler, como Enrique VI en el Globe Theater
    Graham Butler, como Enrique VI en el Globe Theater - RSC

    Venganzas truculentas en la Guerra de las Rosas, que seguramente ocupan un lugar demasiado preminente en el listado. Enrique VI muere apuñalado cuando está preso en la Torre de Londres.

  10. 10. Tito Andrónico

    William Houston, como Coriolano
    William Houston, como Coriolano - RSC

    O cuando a Shakespeare se le fue la pinza. Una bacanal de violencia gore, que en el XIX llevó a los victorianos a intentar impedir la representación. Will fue un autor violento, seguramente porque así fue la verdad de su era. En sus obras mueren 74 personajes. Shakespeare es más letal, por ejemplo, que la serie «Juego de Tronos», que pasa por bárbara, pero incluye 61 muertes en 50 episodios, una media menor que la del Bardo.

    En «Tito Andrónico», un imaginario general romano, no falta de nada: Tito practica el canibalismo, mata a su hija… Cierra el ránking en el puesto diez por su traca final de matanzas, las de Tito y la suya propia. Casi Hannibal Lecter de Will.

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