«Copenhague», teatro atravesado por la historia

Claudio Tolcachir dirige a Emilio Gutiérrez Caba, Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez en la obra de Michael Frayn

Carllos Hipólito y Emilio Gutiérrez Caba, en «Copenhague» Marieta
Julio Bravo

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El encuentro en 1941 en Copenhague (ciudad ocupada entonces por la Alemania nazi), de Niels Bohr, padre de la Física cuántica y premio Nobel en 1922, y su alumno Werner Heisenberg , padre del principio de Incertidumbre, y fue galardonado también por la Academia sueca en 1932, es el entorno en el que el británico Michael Frayn situó « Copenhague », una pieza de éxito internacional. La obra llega ahora al teatro de La Abadía en una producción dirigida por el argentino Claudio Tolcachir e interpretada por Emilio Gutiérrez Caba , Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez . Teatro de palabra, dice Tolcachir, «que también tiene mucha acción, porque los dos personajes están todo el tiempo tratando de convencerse; siempre persiguen un objetivo, y eso ha estado muy presente en nuestra puesta en escena. No es un recital de poesía, están los cuerpos y las emociones a flor de piel».

La fabricación de la bomba atómica , la colaboración con uno u otro bando en la segunda guerra mundial, la rivalidad y la amistad son algunos de los temas que se entrecruzan en esta obra, en la que el autor permite a cada uno de los dos personajes que expongan los motivos que les llevan a actuar en uno u otro sentido. «La idea del autor es que cada uno se convenza a sí mismo, convenza al otro y lo haga también con el público. Ellos tomaron determinadas decisiones y el espectador puede tener sus prejuicios, pero Michael Frayn es tan brillante que logra generar dudas sobre esos mismos prejuicios. Los dos tienen razones, los dos guardan secretos , que se unen al hermoso vínculo que hay entre los dos: maestro-discípulo, padre-hijo... Con sentimientos distintos: competencia, amor, ilusión, rencor. Son dos personajes atravesados por la historia misma. “Copenhague” es una obra que interpela a la cabeza y al corazón de una manera muy fuerte y no te deja tranquilo. A ello hay que sumar el nivel de los actores, con los que ha sido un verdadero privilegio trabajar. Es la obra más completa que me ha tocado dirigir, tiene muchísimas capas».

La física está muy presente en la conversación entre los dos científicos, pero Tolcachir asegura que no hay que tenerle miedo al texto . «Es muy teatral, y el público se ríe, se conmueve... Son dos personajes apasionados, no importa que sean físicos».

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