Concha Velasco
Concha Velasco - Sergio Parra

Concha Velasco: «Me cuesta mucho, muchísimo, hacerme mayor»

La actriz interpreta a Juana la Loca en «Reina Juana», un monólogo escrito por Ernesto Caballlero y dirigido por Gerardo Vera

La obra se estrena el jueves 7 en el teatro Lope de Vega de Sevilla y estará en el teatro de La Abadía de Madrid del 29 de abril al 5 de junio

Madrid Actualizado: Guardar
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«Me cuesta mucho, muchísimo, hacerme mayor», confiesa Concha Velasco mientras mira la foto, en la que aparece con la cara lavada, que ilustra el cartel de «Reina Juana». Quedan solo unos días para que se estrene en Sevilla, en el teatro Lope de Vega, este monólogo escrito por Ernesto Caballero (director del Centro Dramático Nacional) y dirigido por Gerardo Vera. En él, Juana I de Castilla, Juana la Loca, la noche antes de su muerte, se confiesa ante el público, Su intérprete, Concha Velasco, se confiesa en esta entrevista. Hace seis años, poco antes del estreno en el teatro de La Latina, la actriz decía algo parecido a lo que reconoce ahora. «Estoy estudiando para ser vieja».

«Sigo aprendiendo a envejecer -dice ahora, cuando se le recuerda aquella frase-; pero me cuesta mucho. Me costó cuando cumplí los sesenta, me costó cuando cumplí los setenta. Mi hijo Manuel siempre me dice que me fije en actrices como Vanessa Redgrave o Judi Dench, que no haga caso de lo que pasa en España y tome ejemplo de cómo las grandes actrices son capaces de envejecer. Otras se operan y desaparecen, me dice. Pero a mí me cuesta. Cuando me hice la primera foto para el cartel, a cara lavada, me costó. Sufrí un rechazo... Pero ahora estoy encantada de las arrugas...»

Salud

Recuerda Concha Velasco que «el cuatro del cuatro de 2014» entró en el quirófano para someterse a una complicada operación. Aquel momento fue decisivo para ella. «He cambiado mucho, y le doy importancia a cosas a las que no se las daba, como todos los que hemos estado gravemente enfermos. Lo más importante es la salud. Es un tópico, pero es completamente cierto. Y estoy contenta y agradecida...» Lo está, entre otras cosas, porque mantiene su memoria; algo imprescindible para una actriz. «Memoria y capacidad de concentración. Yo me levanto todos los días a las cinco de la mañana y estudio tres horas, hasta las ocho -revela-. Eso es lo que hace que mantenga la memoria, porque sin ella un actor... Y si tengo eso, ¿qué más da que me hayan salido arrugas y papada?» Piensa un segundo y sin solución de continuidad asegura: «Mi ejemplo ahora es Nuria Espert, que lo mismo hace “El Rey Lear” que ”La violación de Lucrecia”».

Tras el estreno en Sevilla, la función se presentará en el teatro de La Abadía de Madrid, un escenario nuevo para Concha Velasco. «Me produce mucho respeto trabajar en ese teatro, porque ahí he visto trabajos de gente muy grande». Y siguen las confesiones: no solo le gusta seguir recordando a los grandes actores con los que ha trabajado y continuar los pasos de gente a la que no vio, pero de la que oyó hablar -«como don Enrique Rambal y otros, con los que todo podía pasar en el escenario»-, sino que mantiene intacta su capacidad de admiración. «Yo sigo admirando a los demás, y eso me mantiene viva y me permite seguir en activo. El día que pierda esa capacidad me tendré que ir a casa».

Desde que recibió el texto de Ernesto Caballero y decidió afrontar el reto de interpretar a Juana la Loca, se ha zambullido en su historia. Encarnar a una contemporánea de la Reina castellana, Santa Teresa de Ávila, supuso un antes y un después en su carrera, y siente que este papel va a ser fundamental también para ella. «Hay una conexión entre Juana y Santa Teresa; en su encierro en Tordesillas, la Reina se negaba a confesar; solo accedió a hacerlo con Francisco de Borja, que llegaría después a santo, y que fue también uno de los más confesores de Santa Teresa».

Libros

En los últimos meses, Concha Velasco ha leído todo lo que ha llegado a sus manos sobre Juana. «Yo sabía lo que sabe todo el mundo, pero es que apenas conocemos nada. Ella fue recluida en Tordesillas con 23 años, y embarazada de su hija Catalina. Y murió con 67 años. ¿Qué pasó durante todo ese tiempo? El monólogo de Ernesto Caballero, que transcurre en la noche del 11 al 12 de abril de 1555, la fecha de su muerte, habla de eso, apoyado en los libros que hablan del tema».

De Juana la Loca -«tendríamos que llamarla Juana la Indignada, porque ése es en realidad su estado»- dice Concha Velasco que era una pobre mujer maltratada; es la gran maltratada de nuestra Historia. La recluyeron para robarle la vida, la corona, la inteligencia... Para maltratarla. Pero ella no renunció nunca a ser Reina. Nunca quiso pedir perdón, porque pensaba que era ella quien tenía en todo caso algo que perdonar. Era, además, una mujer culta, sensible, que leía poesía. Podía leer en varios idiomas». ¿Se trastornó por amor, como es la creencia popular? «Nosotros no contamos eso», dice misteriosa la actriz.

La mirada exuberante de Concha Velasco se ensombrece cuando se le pregunta si es consciente de lo que le está enseñando el personaje de Juana. «Me está enseñando, por ejemplo -vuelve a confesarse-, que no sé si ha valido la pena todo lo que yo he pasado; tanta entrega, tanto esfuerzo, tanta dedicación a una profesión que me ha hecho dejar aparte lo más importante que tengo: la familia y los hijos... El momento que más me duele en la función es cuando Juana recuerda a sus hijos. Se los arrebatan; ¡a Catalina se la quitan haciendo un agujero en la pared! Ese momento para mí es tremendo. Me pongo en su lugar y pienso cómo me sentiría si no pudiese ver a mis hijos; pero al tiempo siento que yo no les he dado todo lo que se merecían como hijos. “Padre -dice Juana-, no sabe qué dura se me hacía su ausencia; mandé hacer retratos de todos ellos, me confortaba tanto su imagen...” Yo tengo el camerino lleno de fotos de mis hijos. De fotos, como Juana. Pero no les veo, no les abrazo. Y ése es el momento en que me siento más unida a Juana y donde la siento más dentro de mí. Y en ese momento me cuesta mucho seguir la función».

Comedia y drama

En los últimos años, Concha Velasco ha encarnado en el teatro a mujeres en trances muy dramáticos, con la muerte acechándolas: la madame Rosa de «La vida por delante» y la Olivia de «Olivia y Eugenia» estaban sentenciadas por el cáncer; la protagonista de «Hécuba» perdió a sus hijos en la toma de Troya; Juana revive su historia en sus horas postreras y ha sido, confiesa nuevamente, «uno de los trabajos más duros de mi vida; lo sigue siendo. Gerardo me ha exigido mucho, aunque también me ha dado mucho». «Lo próximo, una comedia», se le recomienda. Concha Sonríe. «Yo creo que soy una buena actriz de comedia, pero mis grandes éxitos han sido haciendo personajes dramáticos... En honor a la verdad, eso que decimos de que lo más difícil es hacer reír no es verdad. Lo que en realidad es complicado es hacer sentir».

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