Teatro de la Maestranza

Verdi, ante todo

Reconocemos que el preludio que planteó Ciampa nos inquietó, pero se mostró muy inspirado, participativo, e incluso diríamos que pareció querer restituir a Viviani el momento que le debía

Un instante de la ópera 'Un ballo in maschera' de Verdi, en el Teatro de la Maestranza Raúl Doblado

Carlos Tarín

Parece mentira que desde junio de 1992 este título emblemático de la historia de la ópera, tanto como del extenso y cualificado del catálogo de Verdi , no se haya representado hasta ahora en el Maestranza. Claro que lo mismo ha pasado con 'Carmen', también desde mayo del mismo año, con el agravante de que acaso sea la más sevillana de cuantas óperas famosas se han escrito ubicadas en la ciudad, aunque también pronto llegará el 'desagravio'.

Pero aquella venía nada menos que del MET, que por primera y última vez en el siglo XX salía de Nueva York, gracias a la mediación de Plácido Domingo , que además protagonizaba la obra, dirigida por el icónico director de su orquesta, James Levine . Aquella fue una representación asombrosa, en algunos momentos digna de un montaje del mago Copperfield.

Poco de todo esto había en esta producción, una vez más politizada y convertida en un pasquín 'actualizado' de conveniencia. Verdi y Somma -el libretista del 'Ballo', precisamente veneciano, no pudieron con la censura napolitana , ya que a su cerrazón durante las negociaciones se añadió el intento de magnicidio contra Napoleón III dirigido por el italiano Orsini, con lo que la idea de mantener un regicidio en escena no parecía lo mejor.

Verdi finalmente llegó a un acuerdo con la censura romana, pero a cambio de trasladar la historia a Estados Unidos y modificar el nombre y rango de los personajes , empezando por convertir al rey en conde y gobernador de Boston. Pero ese era el mal menor, pero no lo que había planteado Verdi, que en realidad reconocía haber compuesto la obra pensando en la fastuosidad y colorido de la corte de Gustavo III de Suecia, al que admiraba por persona ilustrada y protectora de las artes, siendo los opositores la rancia nobleza casi feudal.

Por ello, podía haber estado ubicada en Boston, Sevilla o Casablanca. Así que lo de sacar al Ku Klux Klan en escena y quererlo relacionar con el racismo y las recientes revueltas estadounidenses es otra 'genialidad' más para imponer la lectura del 'regista' sobre la intención de los autores.

De la puesta en escena destacamos el aprovechamiento de muchos recursos técnicos del Teatro, como la elevación de parte posterior del escenario, el uso de trampillas escamoteables, la plataforma giratoria, etc., además de una iluminación estupenda.

El elenco fue también destacable , pero sinceramente Ramón Vargas partió de problemas de insuficiente emisión, roces, dificultad con algunos agudos, necesidad de un registro más redondeado, aunque fue creciendo hasta el último acto. La Amelia de Haroutounian , en cambio, se mostró intratable, por un registro pleno, agudos poderosos y seguros, así como gran expresividad, especialmente en su aria 'Madall’arido', donde pudo sostener la sutileza de su canto sin quebrarse y luego afrontar con atrevimiento el hermoso dúo con Riccardo.

El conjuro de Ulrica precisa de una voz que alcance registros abisales (“Silenzio”), de verdadera contralto, así como sortear agudos notables, sin perder el color , algo que la Petrova consiguió por lo general, y además con suficiente sonido a pesar de que Verdi exige 'pp'. El Renato de Viviani está sobrado de energía y a veces podía parecer que no era capaz de apianar, de matizar; sin embargo, su 'Alzati! Eri tu' demostró su capacidad expresiva y un sinfín de matices que 'humanizaron' el arquetípico personaje.

El Óscar de Monzó fue también muy justamente aplaudido, por su bien timbrado registro, sus portentosos y seguros agudos, además de flexibilidad y articulación de su canto. Merino, Montresor y López cumplieron desenvueltamente con sus roles, y nos hubiera gustado un Merino aún más reivindicativo, que reflejara más su hartazgo , tan generosamente luego recompensado.

Reconocemos que el preludio que planteó Ciampa nos inquietó, por su planicie y su morosidad, seguido de algunos desajustes con el coro (que estuvo magnífico, como siempre), lentitud que repitió en el aria de Renato (no sabemos si a pesar de él o no), pero se hizo eterna y sin el fuelle que alienta ese momento a la escena. Pero a partir de ahí se mostró muy inspirado, participativo , e incluso diríamos que pareció querer restituir a Viviani el momento que le debía, porque la entrada de 'Eri tu' la imprimió con una fuerza y una corpulencia verdaderamente verdianas.

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