Sevilla

Luces y sombras de Pablo López en su debut en un recinto de gran aforo

El artista malagueño actuó anoche en el auditorio Rocío Jurado ofreciendo un concierto marcado por la lluvia previa

Lanzan una piedra al escenario del malagueño Pablo López en Albacete

Fernando Rodríguez Murube

Deslucido. Así se puede catalogar el debut de Pablo López en un recinto de gran aforo. Si el pasado cuatro de mayo arrasaba en FIBES ante 3.500 personas —agotando el papel semanas antes del concierto—, anoche, apenas cuatro meses después, el malagueño doblaba la apuesta y regresaba a la capital hispalense con casi 8.000 entradas vendidas en el auditorio Rocío Jurado , consiguiendo así el enésimo llenazo de su tour «Santa Libertad».

Precedido por la insistente lluvia y la llamativa tormenta eléctrica que arreciaron durante toda la tarde en Sevilla, Pablo López arrancó su esperado concierto con media hora de retraso (una vez que el líquido elemento amainó), protagonizando un arranque de concierto decepcionante .

Tras entonar los primeros acordes de «El camino », surgieron unos problemas técnicos provocados por el agua caída que le dejaron literalmente con la palabra en la mano.

El cantante reaccionó al imprevisto de manera manifiestamente mejorable, dando fuertes puñetazos y patadas a su piano, llorando a lágrima viva y utilizando una cascada de palabras y expresiones soeces —que le acompañaron toda la noche— como «me cago en mi puta madre, las puñeteras nubes nos han jodido, esto es una putada, malditas gilipolleces, me importa un carajo, cabrones», y un largo etcétera.

Sin duda, un mal ejemplo para los cientos de niños que asistieron al concierto aguantando estoicamente las inclemencias climatológicas por tal de ver a su ídolo. Pablo López se vio superado por la situación y demostró escasa capacidad para gestionar un contratiempo sobre el escenario.

El público tuvo que soportar la lluvia al tratarse de un recinto no cubierto F. Rodríguez

Una rabieta, más propia de un niño de tres años al que le han quitado la tablet, que empañó la noche que «llevaba toda la vida soñando» , según reconoció él mismo. La trascendencia de la cita no le exime en absoluto de su responsabilidad como estrella supuestamente contrastada que vende discos como churros, que llena allá donde va y que, incluso, adiestra a proyectos de cantantes en un conocido programa de televisión.

En este sentido, cuesta imaginar a Alejandro Sanz, Rocío Jurado o Freddie Mercur y, tres artistazos a los que Pablo venera e hizo referencia durante el show, reaccionando así en un directo ante problemas de esta índole.

Poco a poco se fue reponiendo del descalabro inicial y comenzó a desplegar su arsenal de exitosas canciones. Así, «El patio», cantada a coro por todo el auditorio ; la romántica «Te espero aquí»; y las potentes «Hijos del verbo amar» y «El Mundo», hicieron vibrar a un público rebelado contra los elementos y con ganas de disfrutar de su ídolo.

Homenajes a Freddie Mercury y Rocío Jurado

Emotivo fue su recuerdo al mítico líder de Queen: «Siempre soñé con ser Freddie Mercury y tocar en Wembley». Un guiño que sirvió para introducir su maravillosa versión de la legendaria «The show must go on» .

Elegante fue su solo de piano interpretando «Sevilla» de Rocío Jurado. «No voy a recurrir a chovinismos ni nada parecido, simplemente voy a decir que esta noche sé dónde estoy cantando», explicó. Ya en la recta final aumentaron los decibelios otra vez gracias a «La dobleuve« y «La libertad» , muy festejadas por los fans, dejando para los bises «Lo saben mis zapatos».

En definitiva, dos horas de concierto con luces y sombras en una noche que venía astifina por la climatología , y que se puso aún más en el arranque, pero que luego supo reconducir Pablo López mostrando sus credenciales vocales y artísticas.

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