Concierto en FIBES

Rosana: la dulce melodía de la sonrisa

LLa cantautora canaria presentó en FIBES el octavo disco de su carrera «En la memoria de la piel»

F. R. M.

Fernando Rodríguez Murube

Haciendo bueno el sempiterno tango gardeliano que cantaba aquello de «veinte años no es nada», Rosana demostró anoche en FIBES que sigue siendo la misma que enamoró a todos en 1996 con «Lunas rotas» —su álbum debut con el que vendió más de tres millones de copias—, que su talento se mantiene intacto, y que sus conciertos continúan atrayendo el buen rollo como una especie de inevitable imán para el sosiego del espíritu .

La artista lanzaroteña actuó en Sevilla (tras varios años de ausencia) dentro de la gira que promociona el disco que publicó hace justo un año, «En la memoria de la piel» . Un tour que dio comienzo en Las Palmas de Gran Canaria allá por el ya lejano mes de febrero y que ha pasado por el continente americano —con más de 500.000 asistentes en las 30 ciudades recorridas a lo largo de 9 países—, volviendo ahora para continuar con varios conciertos por la geografía española.

El espectáculo comenzó con alegría, cercanía y calidez. Todo muy Rosana. Así, la cantante, acompañada por sus músicos, avanzó desde la platea hasta llegar al escenario saludando y besando a muchos de sus fans, que la recibieron con una cerrada ovación. Mientras, con la canaria ya sobre las tablas, se proyectaron en una gran pantalla mensajes llenos de positivismo. A imposible le sobran dos letras, cálzate las alas, un mundo mejor es 100% posible o te invito a crecer, fueron algunos de ellos. De este modo, abrió las dos horas de actuación en las que el artista lanzaroteña interpretó más de una veintena de temas , basando el armazón principal del repertorio en los discos «Lunas rotas» y el reciente «En la memoria de la piel».

Arrancó con «Llegaremos a tiempo» y continuó con éxitos como «Sin miedo», «Hoy» o «Magia» , que mezclaba con temas más recientes como «No olvidarme de olvidar» y «El cielo que me das». Como no podía ser de otra manera, Rosana no paró de gastar bromas e interactuar con el público, pero sobre todo no dejó de sonreír. La cantautora transmitió una sensación de felicidad y optimismo tal, que a uno le hace pensar que si existieran más «rosanas» el mundo iría mucho mejor.

Momento estelar

Pero ojo, esta artista es mucho más que eso. No es una estrella reconocida en España y Latinoamérica por ser buena gente, lo es porque tiene un talento innato para cantar, componer y transmitir . Valga como ejemplo uno de los momentos más emocionantes que experimentaron las 3.000 personas que acudieron anoche a la cit a. Rosana, acompaña solamente por su guitarra acústica, interpretó con una voz desgarradora de forma magistral y a flor de piel la soberbia «No le pidas a Dios» , un tema que puso el recinto bocabajo y con el que demostró su sensibilidad a la partitura del sentimiento. Chapó.

Para la recta final del concierto, reservó «Si tú no estás aquí», «El talismán» y a «Fuego lento» , un trío de ases que pusieron el colofón a la festiva velada.

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