Crítica de música

Redescubriendo el legado de Colón hijo

Aparte del concierto ofrecido este miércoles en Espacio Turina, Accademia del Piacere grabará un disco inspirado en piezas de la Biblioteca Colombina

La Accademia del Piacere, durante los ensayos de este concierto Juan Flores

Carlos Tarín

En el siglo XVI había en España sólo dos grandes bibliotecas: una la de El Escorial (que se quemó en gran parte en 1671), y la otra la conocida como Colombina , en Sevilla, creada por Hernando Colón , hijo del descubridor y bibliófilo empedernido, que logró reunir unos 15.000 volúmenes (cantidad monumental en cualquier época, pero casi imposible en aquella), y que a su muerte legó a la catedral de Sevilla, que aún la conserva en buena parte. Lo que asombra es que su discografía sea exigua (las grandes voces españolas de la segunda mitad del siglo XX cantaron algunas de las piezas, pero en el estilo de cada cantante), igual que sorprende que el primer disco dedicado exclusivamente a ella sea de Savall (1992) y ahora la que saldrá de este encuentro de la Accademia del Piacere , imaginamos que sobre la edición crítica de Miguel Querol .

Seguramente la Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2020 de la Fundación BBVA (debemos publicitar a la entidad que hace posible estos proyectos de ensueño para la ciudad) haya tenido que ver en que contemos con 15 músicos bajo la dirección imaginativa siempre de Fahmi Alqhai , que contará además con una grabación en CD.

No se especifican en la partitura original instrumentos, así que Fahmi ha jugado con la libertad para adecuar la música a este conjunto ideal , en tanto que ha contado con un presupuesto mayor para plasmar tímbricamente el seguimiento instrumental de las voces. Estuvo la cuerda en primer plano, con las tres violas bajas en extremos y centro, más vihuela y arpa en los intersticios. Detrás vientos y al final las voces. Esta disposición tiene el único inconveniente de que ha de contar con cantantes de registro poderoso, y que en algún momento es necesario que resulte forzado: la voz del contratenor, en falsete, no suele tener el mismo volumen que sus compañeros, sobre voz natural. Dantcheva lo mismo oscureció al excelente contratenor Gabriel Díaz, sobre todo al principio, que se entrelazó con los instrumentos en ‘Nunca fue pena mayor’ , acaso porque Fahmi prefiriera el tratamiento instrumental de la voz, ya que por volumen podemos asegurar que no es.

Díaz posee un registro cálido, sin tensionar, con perfecta vocalización y bello timbre. Ariel Hernández es un tenor cubano que siempre nos ha fascinado por ese registro natural e intenso que atesora, tanto con Fahmi como en el último Femàs con el ‘Temperamento’ de Ruibérriz . Acaso García Aréjula sobresaliera algo más que sus compañeros, pero posee un registro hermoso, bien asentado y flexible, bien emparejado con el de bajo de Cuevas , que encajó muy en todo momento, y que en contadas ocasiones ofreció graves abisales.

Y de extraordinaria conjunción los vientos: las chirimías de Jacobo Díaz , el sacabuche de David García y el bajón de Luis Castillo , magistralmente hermanados, y eso que son instrumentos ‘a priori’ de volúmenes bastante dispares (maderas y metal). Destacamos en la cuerda el solo intimista de Johanna Rose , de enunciado sereno, de elegante fraseo, de suave entonación.

En definitiva, lo que más pudo llamar la atención fue el equilibrio global del conjunto , la ligazón de sus actantes y a la vez el nervio interior que los movía, a las órdenes de un Fahmi que dirigió más que nunca, y que consiguió que en el final, con el grupo a reventar caldera, arrancara sonoros aplausos de un público completamente entregado.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación