Entrevista

Paco Cabezas: «Soy el único director español que tiene una carrera televisiva en Hollywood»

El director sevillano regresa al cine español y a su ciudad, donde ha concluido el rodaje de «Adiós», con Mario Casas y Natalia de Molina

El director sevillano Paco Cabezas en una de las localizaciones de «Adiós» Julio Vergne

Mercedes Utrera

Paco Cabezas se crió en Rochelambert y la historia de su vida es el sueño de cualquier estudiante de cine. Todo empezó con una llamada invitándolo a trabajar en Hollywood . Y a sus poco más de 40 años, puede presumir de tener una nutrida carrera como director y guionista , que arrancó en España con su corto « Carne de neón» (2005) y le llevó a Los Ángeles, donde ha dirigido más de veinte capítulos de series como «Penny Dreadful» y «American Gods» .

Ha escrito otros tantos guiones ( «Spanish movie» , «Carne de Neón»...), ha dirigido varios largometrajes, como «Tokarev» o «Mr. Right», y ha sido productor de las series «Diablero» e «Into the Badlans». Días atrás culminó el rodaje de «Adiós» , una película protagonizada por Mario Casas y Natalia de Molina , que supone su vuelta al cine español y que le ha llevado a pisar de nuevo el barrio que lo vio crecer.

Era un joven sevillano que soñaba con ganarse la vida haciendo cine...

Así es, estudié en el Centro Andaluz de Teatro y fue una experiencia maravillosa. En esa época hice cortometrajes, obras de teatro... Escribí varios cortos y luego me fui a Madrid enamorado de una chica. Estuve cantando en el metro hasta que conseguí un trabajo en un videoclub. Entonces, me di el plazo de una año para lograr trabajar en cine, si no lo conseguía, abandonaba. De ahí sale «Carne de neón», que en 2010 se convirtió en un largometraje. Ese fue el principio de todo.

¿Cuándo decide irse a Los Ángeles?

La película «Carne de neón» fue al Festival de Tribeca, en Nueva York, y tras su proyección recibí la llamada de un tal Amotz Zakai en la que me decía: «Acabo de ver “Carne de neón”, ¿te gustaría dirigir películas en Hollywood?». Esa es la pregunta que todo el mundo desea que le hagan alguna vez en la vida. Es cierto que, en aquel momento, mi inglés era el de las canciones de Lou Reed o David Bowie que había cantado en el metro, pero me fui para Los Ángeles sin carné de conducir y con la ayuda de Zakai, que a día de hoy es para mí como un hermano, además de mi manager.

¿Cómo le recibió la ciudad?

Me recorrí la ciudad con mi patinete, iba de reunión en reunión, en total unas 400 ó 500, hasta que algunas fueron fructificando y pude hacer «Tokarev», cuyo reparto lo encabezan Nicolas Cage y Rachel Nichols.

Y después de esta película, ¿cómo logra mantener su carrera en un entorno tan competitivo?

Abrirte camino allí es complicado. Se pueden contar con los dedos de una mano los directores españoles que han hecho carrera en EEUU y creo que soy el único que tiene una carrera televisiva y que la mantiene. Ya sumo unas doce series. Pero todo es fruto del trabajo. El apellido Cabezas me viene al pelo, soy muy cabezota. Cuando tengo un objetivo siempre estoy dándome cabezazos contra la pared hasta que o se rompe la pared o me parto la cabeza.

Arrancó en Hollywood con «Tokarev» y no ha parado aún...

De hecho, cuando estaba en «Tokarev» además tenía siete proyectos diferentes en marcha: estaba escribiendo un guion, desarrollando mi siguiente película («Mr. Right»), me llamaron de la serie «Penny Dreadful»... Mi vida era como la mesa de un casino, yo iba poniendo mis apuestas.

«Cada localización de "Adiós" está llena de tradición sevillana. Es una película muy de barrio»

Hace años, afirmó que en la industria audiovisual americana había más disciplina y que la española se regía más por el «amiguismo», ¿ha cambiado su percepción?

En la dinámica del rodaje no hay muchas diferencias, un rodaje aquí o en China es lo mismo. Incluso se repiten los roles de los diferentes profesionales del equipo técnico. La diferencia quizás radica en cómo una película se financia o cómo se consigue hacer. En EEUU se sabe que el cine es una máquina de hacer dinero y saben ver muy bien el talento de un profesional y en qué faceta puede encajar. Ese comentario fue fruto de la inexperiencia cuando empecé en España. A veces me preguntaba si se otorgaban determinados proyectos a la personas idóneas o no. Sin embargo, ahora, con el nacimiento de plataformas como Netflix, la producción de productos audiovisuales se está americanizando en el buen sentido de la palabra, y se busca a determinados directores, actores o guionistas para proyectos concretos en los que puedan desempeñar una buena labor.

A pesar de la polémica surgida entre los profesionales del sector, es defensor de las plataformas como Netflix, ¿no es cierto?

He dirigido capítulos para «Penny Dreadful» que casi tienen la duración de una película y he rodado películas cortas. Cada usuario tiene el derecho a decidir si quiere ver una película en un avión, en un cine o en casa. En las series es donde se está arriesgando más a nivel narrativo y donde se prueban cosas más radicales. En cine es difícil levantar proyectos como «Adiós», película que hemos rodado en Sevilla, más que nada porque es complicado encontrar a productores como Enrique López Lavigne (Apache Films), que apuesta por el proyectos diferentes y arriesgados.

Dice que «Adiós» es una película arriesgada, una vuelta a sus orígenes. ¿Por qué decidió rodarla aquí?

Sevilla es una ciudad muy enraizada en la tradición. Está plagada de iconografía religiosa que nos recuerda el dolor por la muerte del hijo, algo que tiene que ver con la historia que cuenta la cinta. Yo me crié con esa tradición, pero ahora que he vuelto con este guion, miro a mi ciudad, repleta de esta imágenes que reflejan sufrimiento, y Sevilla se convierte en el escenario ideal para contar este drama de acción que es «Adiós».

De hecho, los escenarios de la película son bastante reveladores de la historia que quiere contar.

Así es, hemos rodado en Los Pajaritos, San Jerónimo, Las Tres Mil Viviendas, pero también en lugares barrocos, propios del Centro, para impregnarla de toda esa imaginería. También hay iglesias. Cada localización está llena de tradición sevillana. Es una película muy de barrio.

Tras terminar el rodaje de «Adiós» se vuelve a Los Ángeles para iniciar el de «Penny Dreadful».

Este año la serie y «Adiós» van a ser mis dos proyectos. He estado rodando y montando la película, y en cuanto termine me voy a rodar los dos primeros episodios de «Penny Dreadfull», y más tarde los dos últimos. En medio, tenemos previsto estrenar la película. Son dos proyectos diametralmente opuestos, pero ilusionantes. Paso de «Adiós», una película que sale directamente de mi corazón y muy auténtica, a una serie ambientada en mitad de los años 30, muy estética, con unos decorados increíbles, una locura; aunque su presupuesto sea 50 veces más bajo que el del resto de series.

¿Le gustaría volver a su país?

Estoy intentando consolidar mi carrera en España. Me siento comodísimo rodando aquí. Siempre he luchado por traer rodajes a mi país y, actualmente, sigo luchando para levantar y rodar proyectos en España. Cada vez tengo más ganas de volver.

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