NUEVO MUSEO EN SEVILLA

Museo Bellver o lo difícil que es donar una gran colección de arte en Sevilla

Dos décadas han pasado desde que Soledad Becerril lanzara la idea de adquirirla a la inaguración del nuevo museo

Mariano Bellver sentado el jueves en el museo que lleva su nombre RAÚL DOBLADO

Jesús Morillo

Sevilla cuenta con un nuevo museo en la Casa Fabiola , que desde el jueves acoge más de medio millar de obras , desde lienzos a piezas de artes decorativas, que ha ido coleccionando Mariano Bellver a lo largo de su dilatada vida.

El museo permite ampliar los fondos visitables en la ciudad de pintura andaluza del siglo XIX —casi toda sevillana—, que están en el Bellas Artes, sumando el nuevo centro lienzos de autores de la talla de Gonzalo de Bilbao, Antonio Cabral Bejarano, Valeriano Domínguez Bécquer y José García Ramos , entre otros.

La historia de esta donación ha tenido un final feliz y Mariano Bellver y su mujer, Dolores Mejías , presidieron junto al alcalde Juan Espadas la inauguración de un museo que, sin embargo, ha tardado veinte años en hacerse realidad y que finalmente se ha abierto po r empeño insobornable de este bilbaíno afincado en Sevilla de donar a la ciudad una colección valorada en unos quince millones de euros .

Todo ello pese a los reveses y desaires sufridos por parte de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento en esos años, y desoír las ofertas que recibió para que cediera su legado a otros lugares.

Porque la historia de la colección Bellver entra ahora en una segunda parte, de disfrute para sevillanos y visitantes, tras un largo capítulo de veinte años que muestra lo que puede llegar a costar en Sevilla que un coleccionista de arte pueda cumplir su sueño de donar a la ciudad un legado que, además de su valor artístico, muestra cómo esta urbe era y se veía a sí misma en el siglo XIX.

Altruismo del coleccionista

Un camino largo y accidentado de dos décadas donde solo al final los políticos, y esto va solo por los del Ayuntamiento, parecen haber estado a la altura del altruismo de Mariano Bellver , quien lo único que pedía a cambio de donar la colección era que pudiera exhibirse en un lugar digno y de manera unitaria .

Ese lugar digno podría haber sido algún pabellón de la Exposición Iberoamericana de 1929, como planteó en 1998 la entonces alcaldesa Soledad Becerril , quien vio en la colección Bellver el germen de un futuro museo dedicado en la ciudad a la pintura del XIX , en lo que fue el punto de partida de estos veinte años.

Las primeras conversaciones , sin embargo, no se concretaron hasta cinco años después, cuando se sentaron el coleccionista, el Ayuntamiento y la Junta, ambas del mismo color político entonces.

Esta última administración sería la que llevara la voz cantante en las negociaciones para la adquisición de la colección desde 2003 hasta 2014, pues durante todos estos años los máximos responsables de la Consejería de Cultura estimaron que estos fondos podrían exhibirse en el Bellas Artes , lo que reforzaría los amplios fondos del XIX de la pinacoteca.

De hecho, una de las posibles ubicaciones que se pensaron para la colección eran unas salas en el Palacio de Monsalves , donde se querían trasladar las pinturas del XIX una vez se acometiera el proyecto de ampliación del Bellas Artes , el otro gran asunto pendiente en materia cultural de la ciudad que lleva décadas sin resolverse.

Esos años son sinónimo de frustraciones para el coleccionista de la plaza del Museo, que confesaba estar «harto» de las administraciones, a la vista de que el Gobierno no acometía la ampliación del Bellas Artes, y la Junta rebajara el proyecto contemplando su traslado a las salas que dispone en Santa Inés o proponiendo la antigua cárcel de Sevilla , actualmente sede de oficinas de La Caixa en Sierpes.

El Ayuntamiento, con Alfredo Sánchez Monteseirín de alcalde, fue a rebufo todos estos años de la Junta, pese al interés por una colección que pudiera aliviar el chasco de que el museo que Carmen Thyssen renunciara a instalarse en Sevilla para hacerlo en Málaga , con una colección con fondos similares a la que atesoró Bellver.

El coleccionista, al ver que las negociaciones no avanzaban, reconoció que tenía otras ofertas para albergar su colección. Su hartazgo quedaba resumido en una frase durante una entrevista con ABC en septiembre de 2013: «La Junta de Andalucía me está toreando... con ocho toros» .

Acuerdo con el Ayuntamiento

El Ayuntamiento, con Juan Ignacio Zoido como alcalde, dio entonces el paso y se puso a negociar directamente con el coleccionista. En 2014, Zoido y Bellver rubricaban un acuerdo para la donación y se encargó un proyecto de rehabilitación del Pabellón Real para albergarla.

Un año después, se concreta la adquisición y se de como fecha de apertura del museo el 5 de diciembre de 2016, fecha en la que Bellver cumpliría 90 años. No se cumplió el plazo , porque el nuevo equipo de gobierno municipal de Juan Espadas decidió reubicar el museo en la Casa Fabiola .

Tras un par de retrasos más, el museo terminó abriendo sus puertas el pasado jueves, en una calle a pocos pasos de la zona Patrimonio de la Humanidad , lo que garantizará las visitas de sevillanos y turistas, que podrán ver una colección en la que reencontrarse con esa imagen de Andalucía que difundieron en Europa los viajeros románticos y que gusta tanto fuera de España.

De esta forma, Bellver cumple el sueño de donar su colección y que la ciudad la exhiba en el contenedor que merece, algo que le ha costado veinte años de desvelos y algún que otro sinsabor.

Una historia con final feliz pero que no puede ocultar algunos de los peores vicios de la ciudad , como dejar que se eternicen sus grandes temas pendientes , la ampliación del Bellas Artes es otro ejemplo, por la inacción y la desidia para cerrar acuerdos.

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