Los Morancos demuestran en Sevilla por qué son historia viva del humor español

Fernando Rodríguez Murube

27/12/2019
Actualizado 28/12/2019 a las 08:50h.

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Mirando la carretera con las luces largas de la Historia, se hace incuestionable afirmar que Los Morancos es uno de los dúos cómicos más importantes que ha dado España (junto a Tip y Coll, Martes y Trece, Faemino y Cansado o Cruz y Raya). Igual de irrefutable es el hecho de que se trata de la pareja humorística más longeva que jamás haya tenido este país . Y es que ninguna de las anteriormente mencionadas ha sido capaz de mantener viva la llama del humor sobre un escenario o un plató durante 40 años.

Anoche, bajo el pretexto de conmemorar dicha efemérides, César y Jorge Cadaval demostraron en Sevilla que son historia viva del humor. Muy pero que muy viva. De hecho, apuestan por otras cuatro décadas en los escenarios —el título del espectáculo con el que llevan más de un año recorriendo toda la geografía española se llama «X40+» (por cuarenta más)—.

Aunque dicha aspiración probablemente sea una exageración, lo cierto es que visto lo visto anoche en el Cartuja Center Cite queda claro que tienen cuerda para rato. Ante un auditorio completamente lleno ( más de 2000 personas ), Los Morancos condensaron en dos horas de espectáculo su brillante y extensa carrera .

Y lo hicieron con Antonia y Omaita como principales protagonistas, los dos personajes más icónicos de su carrera y a través de los cuales dejan ondear su bandera más gamberra. Ambos hicieron que todo el recinto rugiera en forma de carcajada , al unísono y de manera permanente durante todo el show.

Así, rescataron para la ocasión sus personajes afines a la derecha y a la izquierda (y el consiguiente cómico choque ideológico que provoca su encuentro), sus cantes por bulerías con un marcado acento yanqui (el gag con el que aparecieron por primera vez en el «Un, dos, tres» de TVE), además de un sinfín de guiños a su trayectoria.

Pero Los Morancos, ni mucho menos, están anclados a su exitoso pretérito. Sin perder la brújula del pasado, los sevillanos amplían sus miras cómicas para mantener su vigencia , algo que sin duda consiguen.

Haciendo propia aquella inteligente receta que predicaba Renan, «excluir toda exclusión», el dúo nacido y criado en El Tardón aplicó y repartió su extraordinaria gracia, aliñada con altas dosis de guasa (o ácida ironía), sobre situaciones y personajes de todos los colores, ámbitos e ideologías. Y siempre bajo el denominador común de la rigurosa actualidad (con especial énfasis en la política), lo cual refleja el mérito de estar reciclando el texto de un repertorio en constante evolución.

Desde el desternillante y escatológico gag dedicado a la joven activista Greta Thunberg , hasta el somero repaso a la Casa Real, pasando por todos los partidos políticos y por ellos mismos. En este sentido, no podían faltar sus famosas versiones de éxitos musicales, una de las herramientas que mejor les ha funcionado en el presente siglo a la hora de transmitir sus ingeniosas ocurrencias.

El paradigma de este humor musicado (con videoclips virales que suman millones de visitas en Youtube) quedó reflejado en la célebre «Pluma, pluma, gay» , himno homosexual en clave de humor basado en el tema «Dragostea din tei» de los rumanos O-Zone, que hizo que el público bailara, cantara y riera a partes iguales.

Como jugaban en casa, también hubo tiempo para que Los Morancos destilaran chistes tremendamente localistas y de efecto inmediato en los que tuvieron cabida el alcalde Juan Espadas, la churrería del puente de Triana , la «edulcorada» Avenida de la Constitución, diferentes hermandades o el centro comercial Lagoh.

Finalmente se despidieron entre confetis y una atronadora ovación dando gracias a la vida y a Sevilla por haberles dado tanto. Cabe recordar que la de anoche fue la primera de las cuatro citas que tiene programadas esta semana y que tendrán continuidad hoy, mañana y el domingo.

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