FLAMENCO

El Mistela completa el círculo iniciado hace 50 años

El prestigioso bailaor palaciego actuará el próximo fin de semana en la peña flamenca de su pueblo tras varios años de ausencia

El Mistela, durante una de sus actuaciones en Essential Flamenco (Madrid) F.R.M.

Fernando r

Noche de máxima expectación. Un hombre accede a la peña flamenca de El Pozo de las Penas (en la calle Real de Los Palacios y Villafranca), que está completamente abarrotada. Lo hace acompañado de su hijo de apenas cinco años, quien afronta la cita agarrado a la mano de su padre y con la timidez, la inocencia y la expectación como aliados insobornables. El prestigioso bailaor Farruco hace acto de presencia en el escenario y empieza a desplegar el caudal de arte que atesora: taconeos, giros… movimientos, en definitiva, que dejan obnubilado al pequeño. La peña es un clamor ante el portento y la «flamencura» del artista. El crío no pierde detalle de todo lo que ocurre a su alrededor.

La estampa descrita la recuerda con una precisión casi quirúrgica el bailaor Juan Manuel Rodríguez García (Los Palacios y Villafranca, 1965), conocido artísticamente como El Mistela . Corría el año 1970, él era aquel niño, y su padre, Juan «Verdolaga», uno de los que había fundado casi dos décadas antes aquella peña flamenca, la más antigua del mundo (junto con La Platería de Granada).

«Aquel derroche de arte tan puro, tan de verdad, me impactó hasta el punto de marcarme para toda la vida», explica con nostalgia. «En El Pozo de las Penas empezó todo» .

Una experiencia que tardó muy poco tiempo en sedimentar en el alma de aquel niño. «Aquellas mismas navidades pedí a los Reyes Magos unos zapatitos de baile y un tocadiscos para escuchar flamenco , y mis padres, al ver mi entusiasmo, hicieron un esfuerzo grandísimo por complacerme».

Supuso la epifanía de su vocación: « Yo quería ser partícipe de ese tipo de espectáculos, y veía que tenía aptitudes para llegar a ser bailaor profesional (nadie en su pueblo lo había sido antes). Mi abuela paterna era gitana y mi padre cantiñeaba bonito, tenía un falsete que le hacía emular muy bien los cantes de artistas como Farina o Porrina; de hecho, una vez Juan Valderrama lo escuchó cantar fandangos y quiso llevárselo a su compañía, pero mi abuelo no le dejó porque entonces estaba mal visto. Ese “cuartelón” gitano que llevo en la sangre se reflejaba (y sigue haciéndolo) en mi forma de bailar e interpretar».

Inmediatamente empezó a ensayar en la peña, en una academia de su pueblo y en la de Matilde Coral , en Sevilla. Más tarde, cuando solo contaba 15 años, Paco Cabrera (siempre ayudando a los artistas palaciegos) le consiguió una actuación en la Bienal de Sevilla, en concreto en el Hotel Triana. Allí se fijó en él Farruco, su ídolo absoluto, el artista que había influenciado tan decisivamente en su vida sin ni siquiera él saberlo. Casualmente se encontraba entre el público junto a su amigo Chiquetete. «Me gusta cómo te mueves, necesito un bailaor para mi academia y quiero que te vengas» , le espetó el artista nacido en Pozuelo de Alarcón. «Casi me muero de la impresión cuando vino a verme al camerino y me dijo eso, era algo increíble», narra El Mistela.

El Mistela F.R.M.

Con Farruco se llevó 8 años haciendo festivales: «Gracias a él empecé a comer del baile y conocí a todos los grandes artistas del flamenco». Fue precisamente el madrileño quien lo bautizó como El Mistela, basándose en su origen, la calidad, el sabor y la solera de su baile. De ahí pasó a ser primer bailaor de la célebre compañía de Mario Maya : durante 12 años recorrió los mejores teatros del mundo siendo protagonista de espectáculos como «Amor Brujo», «Tiempo, amor y muerte», «Amargo» o «Flamenco» . Desde el Lincoln Center de Nueva York hasta el Olympia de París, pasando por Japón.

Luego se incorporó a La Cuadra de Salvador Távora , en la que permaneció dos décadas (compaginando sus actuaciones con la gestión de su propia compañía y una academia en su pueblo), destacando sobremanera su papel como Don José en la aclamada ópera flamenca «Carmen» .

Después de recorrer medio mundo, en 2014 decidió asentarse en Madrid, donde actualmente dirige y protagoniza con éxito el espectáculo del tablao flamenco «Essential Flamenco» , en la mítica sala Torero, en pleno centro de la capital de España.

Regreso a sus orígenes

A pesar de todo lo vivido durante todos estos años el palaciego no olvida sus raíces. Las imágenes de aquel episodio (cuando entró por primera vez en la peña junto a su padre y alucinó con Farruco y el ambiente que generaba el flamenco), no han amarilleado en la cartelera de su memoria. De hecho, El Mistela quiere completar el círculo que se inició aquel día, hace ya 50 años, antes de que sí se nublen del todo en la mente de su progenitor .

Y es que Juan Rodríguez «Verdolaga» padece Alzheimer , y poco a poco la enfermedad está minando su ya maltrecha retentiva. Por eso, este próximo viernes 11 de octubre el artista regresará a su pueblo, recogerá a su progenitor por sorpresa y recorrerán a pie y agarrados de la mano el trayecto que separa su casa de El Pozo de las Penas , donde El Mistela ofrecerá un espectáculo gratuito, el mismo que presenta todas las semanas en Madrid.

En esa noche tan especial el bailaor palaciego estará escoltado por el elenco de artistas que le acompaña habitualmente: Iván Losada (guitarrista durante muchos años de Antonio Canales), el percusionista Lucky Losada (que ha trabajado con Tomatito, Estrella Morente y José Mercé), el cante de Saúl Quirós (participante de La Voz y que ha acompañado a muchos artistas) y Fernando García Rico («uno de los dos violinistas más flamencos que hay actualmente»).

«Quiero despedirme artísticamente de mi padre en la peña donde empezó todo, quiero que disfrute una última ocasión de mi baile donde me vio hacerlo por primera vez », confiesa emocionado.

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