Gonzalo Giner: «La bruma verde es un canto al conservacionismo»

El escritor y veterinario, Premio de Novela Fernando Lara 2020, propone en su nueva novela una forma de viajar virtualmente hasta los espectaculares parajes de la República Democrática del Congo

Gonzalo Giner Vanessa Gómez

Pedro Ybarra Bores

Tras el gran éxito de «El sanador de caballos» (2008) -su primera novela-, Gonzalo Giner, escribió «El jinete del silencio» (2011), le siguieron «Pacto de lealtad» (2014), «La ventana del cielo» (2017) y regresa ahora con «La bruma verde», Premio Fernando Lara de Novela 2020. «Mi padre era lector diario de ABC y cuando salí por primera vez en estas páginas, él ya no estaba», recuerda con cariño...

Un libro cocinado en plena pandemia...

Sí, porque cuando mandé el manuscrito ya nos habían confinado. Antes de enviarlo, como es una novela que tiene a los chimpacés como protagonistas -animales con los que no trabajo habitualmente- quise mandárselo a Rebeca Atencia, primatóloga española, mano derecha de Jane Goodall en África, para que leyera el manuscrito y corrigiese los posibles errores sobre estos animales. Me dijo que le parecía una novela preciosa porque recogía muy bien lo que era África. Sobre todo es un canto al conservacionismo, que es lo que pretende Jane Goodall en el mundo: trasladar a la gente la importancia de mantener las cosas como están, dejarlo en su sitio, no tocarlo ni sacarlo de allí, porque es garantía de que nos va a proteger también a la humanidad.

¿Se trata de un homenaje a Jane Goodall?

Había leído biografías de Dian Fossey y mucho también sobre Goodall. El contacto con Rebeca fue hace tres años en un premio, origen de «La bruma verde».

Un trabajo de dos años...

Una historia como esta exige mucha documentación. Meterme en África no era fácil. Yo había estado en una selva, pero no en la República Democrática del Congo. Me llevó mucho tiempo, porque por mi condición técnica estoy muy acostumbrado a que todo lo tengo que tener muy claro y muy en esquema. Elaborar el resumen de dos páginas en el que está toda la novela, me lleva una eternidad. Cuando tengo todo claro me pongo a escribir, que me lleva menos tiempo, aunque nunca menos de un año y pico.

¿Ha escrito siempre?

Soy escritor de vocación tardía. Mi vocación era veterinario, he sido veterinario y sigo ejerciendo, pero a los 38 años me dio una especie de ataque de ansiedad a nivel de trabajo y me lancé.

¿«La bruma verde» nace con algún objetivo concreto?

Inicialmente no. Pero ha ido creciendo una idea que es intentar conseguir en la gente y en los lectores que se sientan atraídos por la idea del conservacionismo y cautivarlos con esa idea. Es una novela universal, para el gran público, porque tiene ingredientes de todo tipo. A todo aquel que le guste el mundo animal y la naturaleza va a disfrutar mucho. Es muy interesante todo el tratamiento de la selva y del tema natural. Una forma de viajar virtualmente, pero casi los voy a meter en la selva en primera persona. Es una oportunidad también de viajar, ahora que no podemos casi salir de nuestros domicilios, poder viajar al Congo.

Gonzalo Giner Vanessa Gómez

¿Pertenece a alguna ONG?

No. He cambiado el nombre de las que aparecen en el libro, excepto Médicos Sin Fronteras. Me parece que individualmente los cooperantes tienen mucho mérito y por tanto tienen todo mi repeto. Luego en las sociedades o asociaciones a veces se mezclan intereses ideológicos y políticos en los que yo no tengo porqué coincidir y en algunos casos no coincido nada. Voy más a la persona, que es el que hace el trabajo diariamente y el que está ahí jugándose el tipo.

¿Cómo definiría «La bruma verde»?

Una novela de aventuras que tiene como escenario uno de los paraísos de la tierra y en el que vamos a conocer en profundidad las vidas de unos personajes seductores en lo que lo más importante es sentirse afín y enamorarse de Bineka, que es el personaje principal, porque ella nos va a arrastrar ya durante toda la novela. Vamos a vivir una experiencia casi en primera persona muy insólita y bonita.

¿Y el resto de personajes?

Beatriz ha sido secuestrada y no sabemos dónde está, pero a través de Lola nos trasladará sus recuerdos e intentará poner algo encima de la mesa para mejorar la situación y el mundo a su altura y a su capacidad.

El color verde como simbología...

La propia selva es madre. La protagonista va a tener determinados comportamientos y cosas que le van pasando que le demuestra que la selva la protege. Si nosotros protegiésemos más a la selva, ella también nos protegería.

¿Qué significa haber recibido el Premio Fernando Lara en Sevilla?

Cuando venía en el AVE no era capaz de contabilizar el número de veces que he venido. Casi siempre por temas de trabajo, aunque tengo grandes amigos por aquí. Me encanta Sevilla. Es una ciudad que siempre es cautivadora. Disfrutar de una conversación, con buenas tapas delante y una cerveza... Me pierde Triana, el barrio de Santa Cruz, la Semana Santa que he estado varias veces, la Catedral es una barbaridad, lo tiene todo. Hay un montón de argumentos suficientes para poder volver.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación