Crítica

Elegancia y refinamiento francés

Ciclo Otoño: Abono 1. Obras de Gounod, Fauré y Ravel. Intérpretes: Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Michel Plasson. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: 24/09/2020.****

Real Orquesta Sinfónica de Sevilla C. T.

Carlos Tarín

En 2016, el veterano Michel Plasson abría la temporada de la ROSS, como lo acaba de hacer en esta ocasión, con igual programa que trajo en 2013 y con el que celebró con nosotros sus 80 años. Poco a poco se ha ido urdiendo una relación especial con Sevilla, como lo demuestra en el conmovedor video que ha colgado la ROSS en su página, donde el maestro se emociona cuando habla de la ciudad en la música y en su corazón.

No importa cuantas veces repita el mismo programa; antes bien, hemos de admirar que a punto de cumplir los 87 años (2 de octubre) sigue dirigiendo de memoria, volviendo su batuta cada vez más concentrada, de movimientos pausados y como dibujados, aunque de contraataques súbitos, si la partitura lo requiere.

Puede recordar a aquel Karl Böhn maduro, parco en movimientos y certero con el sentido último de la obra. Tanto las obras de Fauré como de Gounod se emparentan más con el clasicismo vienés que con el romanticismo o impresionismo.

Y en ese aspecto sobresalió la limpieza y transparencia del director parisino hacia las texturas más desnudas. Y todo lo dicho se podría compendiar con acierto en el segundo movimiento de la grácil «Sinfonía n1» de Gounod , un inusual «Allegro» ternario donde, finalizando la sección central, aparece un pasaje fugado de sorpresiva energía y extraordinaria exposición: de las pocas grabaciones que se han hecho de la sinfonía, esta versión sobresalía de las demás, tanto por la puntualizada entrada de las voces como por el control de toda la textura contrapuntística.

Concierto de la ROSS C. T.

Completamente distinta era «Mi madre la oca» de Ravel , en la que el colorido orquestal a partir del original a cuatro manos refulgía como suele en manos de orquestador tan brillante y de director tan sugestivo, ya que fue recreando las atmósferas de los momentos elegidos por el compositor en cada cuento con toda la gama de tonalidades posible, tirando de la flauta y arpa como estrellas, pero también de la celesta, glockenspiel o contrafagot, con la excelente colaboración de sus solistas que estuvieron, como el resto de la orquesta, extraordinarios. 88 es número redondo, a la espera de que el maestro quiera celebrar los 90 también con nosotros.

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