El Cigala canta a México en su último disco

Vaya por delante que este no es un álbum de flamenco, sino una mirada a la música sureña de allá por la rajita de Sur acá. Un repaso al repertorio popular mexicano, ese que escribieron José Alfredo Jiménez, Alfredo Gil, Roberto Cantoral, Consuelo Velázquez y Armando Mazanero , por el tamiz quejumbroso del Cigala. El cantaor madrileño no traslada este cancionero amoroso a las estructuras de los palos, como en su momento hicieron con otros autores La Niña de los Peines, El Cojo de Huelva o, más cercano en el tiempo, Bambino, sino que aporta su eco afillado, su particular forma de modular, a tan sencillas y certeras melodías.

«Somos novios» , «Se me olvidó otra vez», «Perfidia», «Si tú me dices ven» , «Vámonos», «La media vuelta» y «Bésame mucho» son algunas de las canciones que ha versionado esta vez. Y es que poco del folclore latinoamericano queda ya por tocar para un flamenco después del paso del Cigala por este género desde su encuentro con Bebo Valdés, que lo encumbró como artista de masas. Hablamos de aquel «Lágrimas negras» del año 2003.

El Cigala, que en realidad se llama Ramón y al que todos conocen por Diego, canta tremendamente nasal y ajado, una combinación recurrente, a la estela de su maestro más directo, Camarón de la Isla. Somos muchos los que tenemos dudas al escucharlo entonar perdido una soleá con una guitarra a un lado, pero en taburete frente a un piano, con Los Macorinos o la agrupación Mariachi Vargas de Tecalitlán se alza por resortes especiales . Húmedo y quebradizo, intimista pero con millones de oyentes por el mundo. Ese que ha recorrido en continua media vuelta sin irse mucho con el sol.