Bienal de Flamenco de Sevilla

Las manos de Sevilla inauguran la Bienal con un «flashmob»

El guitarrista Rafael Riqueni tocó una sevillana al baile de Antonio Canales y María Moreno

Rafael Riqueni. María Moreno y Antonio Canales Juan Flores // Vídeo: J. M. Serrano

Luis Ybarra Ramírez

Una guitarra, seis manos, tres artistas. Dos son bailaores, Antonio Canales y María Moreno, y uno guitarrista, Rafael Riqueni. Cuatro pies, dos manos ya, una sevillana y el Real Alcázar como telón de fondo para inaugurar la XXI edición de la Bienal de Flamenco, que arranca mañana su programación principal en el teatro Lope de Vega, pero que dio ayer el pistoletazo de salida con su tradicional «flashmob» y el pregón, a cargo, en esta ocasión, de Manuel Herrera. La exhibición, presentada por el periodista Jesús Vigorra, se retransmitió en directo a través de la plataforma Youtube por el canal de la entidad, al igual que se hará con otros seis espectáculos, convirtiéndose así en el primer evento de estas características que el festival emite en «streaming».

El bailaor de Triana, vestido de negro, con chaquetilla de lunares roja, se aproxima a ella, azul añil, tonos de corales al cuello. Suenan las «Amarguras» de Font de Anta , habituales en el repertorio de Riqueni, y tras un silencio eterno de apenas unos segundos la complicidad se rompe en un rasgueo de cuerdas. Comienza el baile, la melodía y la coreografía que los representantes de diferentes escuelas siguen en sintonía. Comienza, en ese punto, la Bienal a la que ya se le ha puesto el apellido «del Covid».

Entre braceos y miradas, con un público reducido escarbando sobre la arena antes de las 45 citas que quedan por delante, Antonio Canales y María Moreno se toparon en un torbellino de gestos hermosos. Será por la delicadeza de la contención o por la rabia desatada al volver a colocarse las botas, quizá por la posibilidad de proclamar a hombros llenos el aluvión de compañeros que los precederán, pero lo cierto es que durante aquellos minutos gobernó una alegría contagiosa. Detrás de sus poses quedaban las dudas que hasta entonces habían sobrevolado la celebración de este encuentro . Los síes y los noes, las sombras de los taquígrafos y las incógnitas más severas se despejaron al compás del tres por cuatro. El más popular. Una, dos, tres y cuatro sevillanas que bajo el título «Aires de Sevilla» conservan desde este momento fondo de anunciación.

Reencuentros

Tanto Canales, de nuevo con fragmentos de las obras «Torero» y «Sevilla a compás» el 17 de septiembre en el Lope de Vega, como la gaditana, con «More (no) more» un día después en el Central, estarán presentes en esta edición. También Rafael Riqueni , sonanta en la que Rocío Molina se cobijará este domingo, tendrá más oportunidades para lucirse.

Su anterior álbum, «Parque de María Luisa», postergó su salida al mercado varios años a causa de diversos problemas personales. El último, «Herencia», del que ya se han publicado dos singles, aún no ha podido hacerlo. El espectáculo que diseñó para este enclave también tuvo que cancelarse ante la imposibilidad de producirlo a causa de la pandemia, siendo así «el gran damnificado de la programación» , en palabras de Antonio Zoido, director del festival. Por eso parece de justicia que fueran sus manos, clásicas por el azar de sus inquietudes, ásperas como cáscaras de frutos y, sobre todo, sevillanas por convicción, las que elevaran el telón que volverá a echarse el 4 de octubre con la voz de Estrella Morente. Fueron las suyas junto a las de los acompañantes del «flashmob» y las de las dos figuras que coreografiaron su composición. Fueron las manos de la ciudad las que inauguraron esta Bienal que a pesar de todo se abre.

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