Concierto Lagartija Nick Sevilla

Antonio Arias: «Hay que escuchar las penas y no ahogarlas con gritos de ánimo»

La formación original de Lagartija Nick ha grabado un nuevo disco, «Crimen, Sabotaje y Creación», que presentarán en Sevilla este jueves en el ciclo de música Pop CAAC

Antonio Arias (en el centro) junto al resto de la banda ABC

Ezequiel Mendoza

Artista, músico, alma libre pero, sobre todo, «personaje» granadino. Antonio Arias (Granada, 1966) es una de esas personas que cuando hablan sabes que es capaz de ver cosas que los demás no. Tiene otra sensibilidad, otra piel. A veces, incluso, daría la sensación de que no es de este planeta: quizás sea el Gurb que Eduardo Mendoza andaba buscando.

Es posible que para entender la obra de Antonio Arias haya que empatizar con su obsesión por crear, por investigar. Por eso, cuando se sumerge en algo, tiene que tocar el fondo, volver y contar lo que ha visto. Le pasó con «Omega», le pasó con «Val de Omar» y, ahora le ha pasado con el legado de su hermano. Algunos dicen que ya le está pasando con «Los hermanos Quero» . Él mismo lo confirma: «Estamos metidos en la realización de un documental sobre ellos. Revolviendo la memoria musical andaluza y republicana. Pero estamos todavía en la fase de “buscar gente”».

Y en ello está, motivado en su obsesión por seguir creando. Como lo estaba su hermano, del cual ha rescatado algunos temas de su obra junto a la formación original de Lagartija Nick . Juntos han grabado un nuevo disco, «Crimen, sabotaje y creación», que presentan este jueves en el ciclo de música Pop CAAC en el Monasterio de la Cartuja .

La formación original de Lagartija Nick se ha reunido para este último disco que habéis sacado. ¿Cómo surgió volver a trabajar juntos? Estabais trabajando en un par de versiones para homenajear a su hermano, tengo entendido.

Sí, bueno, como grupo nos habíamos reunido la formación original para tocar alguna revisión de algún disco antiguo, para cosas puntuales que nos satisfacían por el hecho de estar juntos. Estábamos contentos con ver que el sonido estaba actualizado y el reto venía de cómo abordar temario nuevo. No habíamos intentado orientar los temas en ese sentido. Como tú vienes comentando, la muerte de mi hermano trajo la necesidad de crear un nuevo repertorio. Él dejó muchísimas cosas sin terminar. Tenía una manera propia de componer… Se juntó esa necesidad del grupo de venir tocando y la necesidad de reivindicar una figura como la de mi hermano.

Su hermano pasó por una depresión, una enfermedad invisible y muy venenosa. Hoy en día, hablar de depresión es casi un tema tabú, cuando deberíamos poder hablar abiertamente de ella. Sería más sano, ¿no?

Claro. Se convierte en una presencia que no puedes llegar a determinar. Es como si fuese un monstruo que solo ves en el otro lado. En el caso de mi hermano, él no estaba en una situación mala. Había estrenado alguna que otra obra con muchísimo éxito, pero él ya no lo vivía. Ya no lo veía. Es como si ese monstruo le pusiese una barrera que le separa de las personas. Unos esperamos que la otra parte reaccione de otra manera. Que modifique algo. Sigue siendo una gran desconocida a la hora de enfrentarse a ella. En cuál es la mejor manera de ayudar a una persona. Aunque, por supuesto, es la comprensión. La escucha. Y no, como me pasaba a mí, en reforzar siempre el «¡Venga, hombre, para arriba, para arriba!». Se trata más de escuchar las penas que de ahogarlas con gritos de ánimo.

Usted le escribió una carta a su hermano, en el mes de abril, que decía: «Perdona, hermano, por ese allanamiento de morada». Os habéis sumergido en este proyecto que ahonda en su obra, también con «Los cielos cabizbajos». Os habéis inmiscuido en su intimidad, por así decirlo. No debe ser fácil, ¿no?

El hecho de que yo conozca la cantidad de obra que hay escrita me obliga a sumergirme en este trabajo. Como he estado sumergido desde antes de Navidad. Hemos conseguido publicar a través de la Universidad algunos estudios suyos famosos, estudios del «Omega», cuando sugirió ese trabajo conjunto con Morente. Luego la cantata que estrenó en vida y el proyecto de «Los cielos cabizbajos» que hablan de ciudades bombardeadas, siempre desde el punto de vista de apoyo a las víctimas. En lo que él ahondaba, la guerra, la destrucción del amor, las distancias, son generales que siempre rondan en la obra de Jesús. El hecho de poder compartir esa obra hace que el esfuerzo de inmiscuirse en esa privacidad merezca la pena. Lo que hemos sacado de mi hermano se puede valorar en su unidad.

En la presentación de este último trabajo decís que «las fronteras solo existen en las mentes de los poderosos». En España parece que tenemos no solo un debate con las fronteras interiores sino también con las exteriores, ¿no?

Colaboramos hace un año con la campaña «Help me, please», que es de ayuda a los que llegan a nuestras cosas, para ayudarles a defenderse. Podemos ver políticas racistas en Trump y no podemos ver las vallas que hay a pocos kilómetros de nuestra casa, cortando y sesgando las vidas de unas personas que solo quieren comprobar ese mundo feliz que nosotros estamos probando. No somos sinceros a la hora de reflejar nuestro mundo. En nuestra falsedad creamos injusticias, como esta. Creer que vivimos en un mundo como el que mostramos en las redes sociales, esa felicidad, hace que sea necesaria una revolución contra nosotros mismos.

Este disco es muy reivindicativo. Es sorprendente en un grupo como Lagartija Nick, con tantos discos a sus espaldas, que aún siga teniendo cosas que reivindicar, de ser socialmente incómodos.

Exactamente, y reivindicamos a lo que nos lleva nuestra experiencia musical y personal. A través de la canción de «La leyenda de los hermanos Quero», por ejemplo, o hay varios ejemplos en el disco… La idea era contar la historia de sus tíos, que eran guerrilleros, maquis. A la hora de hacer este tema, se convierte en un acto de justicia social porque provoca que alguien nos cuente la historia de sus abuelos... o sea, genera un eco y una amplificación de las referencias más cercanas. Ahondando nosotros en esas personas relegadas u olvidadas, seguimos reivindicando la historia básica de nuestra cultura andaluza, en general, y granadina en particular. Es lo que hace que siempre tengamos nuevos retos. Es un camino iniciático que nos lleva a ese tipo de responsabilidad y creo que cuando uno hace como grupo un recorrido tan largo lo único que le mantiene vivo es tener cierta sinceridad.

En este disco también encontramos unas «sevillanas» muy a vuestro estilo. Es llamativo porque sois un grupo que ha hecho también homenajes a Triana y, aún siendo de Granada, en vuestro trabajo hay una herencia sevillana de fondo.

¡Claro! La gente tiene que entender que esto es un transcurso. Una transcendencia. No puede existir sin lo anterior. El hecho de reforzar ese mensaje no significa que nos alejemos, como tú bien dices, de los maestros, de los que nos han invocado y nos han provocado a hacer cierto tipo de música, mirando al rock andaluz. Hemos llegado a hacer una música para el mundo. Desde Andalucía aportamos una forma de hacer música al mundo. Luego, también, revierte en la expansión de ese estilo. Estamos continuamente en esa transcendencia.

Vuestra obra y la de su hermano está muy ligada al punk granadino. ¿Alguien ha tomado vuestro relevo? ¿Es verdad que el punk nunca muere o se transforma en otra cosa?

Evidentemente es una energía transformadora, transformante y transformada, porque es una actitud ante el arte muy necesaria. Sería una especie de, como dijo John Lennon en su momento: «No sé tocar un trombón, pero si me lo dejas un rato algo sacaremos». Eso sería un poco la idea. Desconozco la mecánica de este suceso, pero eso no me evita el querer estudiarlo y transformarlo, aunque no tenga conocimiento para eso. Creo que todos los músicos y todos los artistas, hay una época en sus vidas, que cuando llegan a 52 años en la vida, como en mi caso, se echa de menos al músico más valiente que tenía uno en su expresión juvenil. No tiene el conocimiento adecuado, pero sí las ganas y la desvergüenza apropiadas como para dedicar tu vida a algo que has hecho por inconsciencia… ¡Si llegamos a saberlo! [risas]. Hubiéramos cubierto nuestras espaldas en su momento. Pero sí se necesita ese punki irreverente y un poco chulo, que tire de esa timidez creativa que todos llevamos dentro.

¿Cómo cree que ha envejecido con el paso del tiempo «Omega» y su influencia?

Omega no envejece. Lo que no sabíamos es que había nacido tan pequeña [ríe]. Ya para nosotros era un efecto grande… el trabajo con el maestre Enrique, nuestro amigo. Esa unión… a veces, de esos lazos tan fuertes con la familia, que con Estrella inauguramos «Los cielos cabizbajos» hace poco, con Soleá hemos estado trabajando muchísimo… Lo que no sabíamos es que era tan pequeño y para nosotros era una catedral enorme cuando salió. Pero ahora viene a ser como una ciudad… Un país entero. Un disco que no para de crecer. Un Saturno. Un disco que eclipsa a otros trabajos. Pero es que juega en otra liga, una liga mundial. Aportó mucho corazón, música, pasión y entrega. Primero, hay una entrega apasionada y obsesiva por el trabajo y luego ese trabajo nos va comiendo y vomitando cuando quiere. Sí que es verdad que a veces me preguntan «¿y no te cansas?». No podría explicarte en qué esfera funciona ese disco.

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