Una rutera conversa con una de las participantes de los talleres de Pixilá
Una rutera conversa con una de las participantes de los talleres de Pixilá - Ignacio Gil

Ruta QuetzalLa lucha de las mujeres de Pixilá por prosperar

El Programa de Emprendimiento Social fomenta en los jóvenes el compromiso social

México Actualizado: Guardar
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La Ruta BBVA (@RutaBBVA) es mucho más que un viaje cultural y de aventura. La preocupación por los temas sociales siempre ha formado parte de sus objetivos, llegando a realizar pequeños proyectos de cooperación social.

Junto con el Canal de Isabel II, se trabajó para llevar agua potable a las poblaciones desfavorecidas por las que pasaba la Ruta, como Michoacán, en México. En Guatemala, los chicos construyeron un edificio prefabricado para uso de la comunidad donado por la casa Arpa, de Zaragoza.

Ese espíritu se mantiene actualmente con el Programa de Emprendimiento Social, que quiere fomentar entre los expedicionarios una visión diferente de la realidad que los rodea. Y lo hace desde el mismo proceso de selección. Todos los aspirantes tuvieron que presentar una propuesta que resolviera un problema social relacionado con la educación, la economía colaborativa, la sostenibilidad medioambiental y la salud.

A lo largo de la expedición, se desarrollarán las mejores propuestas y en los días finales del viaje se elegirá el proyecto ganador. Además, los ruteros conocerán de primera mano algunas de las iniciativas implantadas en las comunidades por las que pasan.

La localidad de Pixilá es la primera parada de este programa. Habitada fundamentalmente por descendientes de mayas, es una de las más pobres del área de Izamal. En ella, la mujeres siguen desempeñando un papel secundario, dedicándose al cuidado de los hijos. No pueden salir a buscar trabajo en otras poblaciones.

Para mejorar su situación, hace cuatro años se creó un parador turístico en el que se desarrollan talleres de urdido de hamacas, tejidos, bordados, papel maché, pintura, joyería de cuerno de toro y tejido con estambre para hacer jerseys. La venta de las piezas que fabrican les permite mejorar su situación económica y prosperar.

Según explica Ricardo Abigail Madera Tun, licenciado en Trabajo Social y responsable de uno de los grupos, las 17 mujeres que trabajan con él se reúnen todos los miércoles para participar en talleres, charlas... De julio a diciembre, por ejemplo, fabricarán piñatas gracias a las cuales podrán obtener unos 500 pesos por persona. Además de los ingresos que obtienen por las ventas, el gobierno mexicano les proporciona 20 pollos o pavos por participar en el programa.

Los expedicionarios recorren el parador, se paran en los diferentes puestos y charlan con las mujeres. Clara Niria Canuchán les enseña sus blusas, cada una de las cuales tarda dos días en fabricar y que vende por 130 ó 150 pesos. Yamile Tuneque les muestra sus «mestizos de Yucatán», figuras de papel de periódico con forma de hombre y mujer, que le proporcionan 50 pesos por pieza.

Algunos chicos adquieren algunos productos. Otros se quedan con las ganas, como Lucía Villafuente, de Perú, que renuncia a comprar una hamaca por lo que pesa. Cuando estás en ruta, con la mochila a la espalda, cada gramo cuenta.

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