Entrevista
Manolo Carrasco: «Cada vez que entro en Cádiz me emociono; todo me recuerda a mi padre»
El pianista y compositor gaditano abre su corazón en 'Ángel', un trabajo dedicado a su padre fallecido el pasado año
El compositor gaditano ha estrenado un nuevo disco: 'Angel'
El pianista y compositor gaditano Manolo Carrasco abre su corazón con 'Ángel', un álbum grabado con la Orquesta Sinfónica de San Petersburgo que rinde homenaje a la figura de su padre, Ángel Carrasco, empresario muy querido en Cádiz y compañero inseparable en su carrera. «Cuando nos dejó, lo primero que hice fue sentarme al piano. De esa necesidad nació Ángel. Fue mi manera de soltar el dolor y de agradecerle todo lo que me dio en la vida», confiesa el músico.
La dedicatoria que abre el disco es un retrato sincero: «Se fue la persona más importante para mí y a la que más he querido, quiero y querré. Fue mi padre, mi amigo, mi manager. Todo lo que hice en mi vida se lo debo a él». Ángel Carrasco acompañó a su hijo desde los primeros pasos hasta las giras internacionales. Fue también un empresario emprendedor que puso en marcha comercios emblemáticos en Cádiz como El Palacio de la Moda o las Galerías Mónaco, y que incluso abrió tiendas en Sevilla y Barcelona para poder estar cerca de su hijo. «Siempre buscaba la manera de acompañarme. Montó una fábrica en Sevilla, una tienda en Barcelona… y cuando empecé a viajar por el mundo, se convirtió en mi representante. Recorrí medio planeta con él. Por eso lo echo tanto de menos».
Cádiz y Falla
Su infancia en Cádiz fue luminosa y musical. «Tengo recuerdos preciosos de mi niñez en Cádiz. Pasaba horas al piano en casa de mis padres y cuando terminaba siempre daba un paseo con ellos por la ciudad. Me encantaba coger a mi padre del hombro y caminar por la calle Ancha, o por delante de la casa de Manuel de Falla. Todo me evocaba música y arte».
El vínculo con Falla fue determinante: Carrasco recibió clases en la casa natal del compositor en la plaza de Mina, de la mano del pianista y pintor Rafael Prieto. «Era casi místico estudiar allí, rodeado de cuadros de Francisco Prieto, con la sensación de estar respirando el mismo aire que Falla. Para mí, Falla ha sido siempre un referente, nuestro compositor más internacional. Y me duele que muchos gaditanos ni siquiera sepan que nació aquí. Es increíble que no lo tengamos más presente».
El Conservatorio de Cádiz fue otro de sus escenarios de formación. Primero en el viejo edificio del Callejón del Tinte y, más tarde, estrenando el nuevo centro de la Torre Tavira con un concierto inaugural. «Tengo las fotos en casa de mis padres. Fue un momento muy especial».
La música le venía también de familia. Su abuelo tocaba la guitarra, su madre cantaba de joven y su tío Juan Tubío fue una figura reconocida en San Fernando. «Mi padre tenía 29 hermanos. Imagina lo que eran las reuniones familiares en Navidad. Siempre había alguien tocando la guitarra, cantando o bailando. La música estaba en cada rincón. Yo creo que esa sensibilidad se mamaba en casa».
De carácter tímido y extremadamente sensible, Carrasco recuerda cómo le costaba hablar en público en sus primeros conciertos. «Me daba mucha vergüenza dirigirme al público. Mi padre pidió ayuda a Manolo Pedreño, locutor de Radio Nacional, que me enseñó a hablar con un micrófono, a dirigirme al público con naturalidad. Todavía utilizo sus consejos en cada concierto. Me marcó mucho», reconoce.
Un 'Angel' con diez temas directos al corazón
El disco 'Ángel' es el proyecto más especial de su carrera. Lo grabó en San Petersburgo con la orquesta sinfónica más antigua de Rusia que está considerada entre las mejores orquestas del mundo. Este trabajo, «tan personal», lo presentó el 2 de agosto, cumpleaños de su padre. «Quería que coincidiera con su fecha. Fue un concierto en La Bañeza, en León, donde estrenamos el disco y la acogida fue maravillosa».
El repertorio mezcla composiciones inéditas como 'Ángel' o 'Río Guadalquivir' con obras que su padre adoraba, como 'Atlántida' —inspirada en los mitos gaditanos, compuesta cuando tenía apenas 18 años y que su padre ponía siempre a todo volumen en el coche— o 'Madrid Puerta del Sol'. Para esta última contó con el violinista Mikhail Krutik, solista de la Sinfónica de San Petersburgo. También participó Simón García, violinista gaditano con el que Carrasco mantiene una estrecha colaboración desde hace años.
El videoclip
La grabación estuvo marcada por la emoción compartida. «Todos los músicos sabían por qué estaba grabando ese disco. Fue muy intenso».
El videoclip, dirigido por Daria Solar, se convirtió en otro momento inolvidable al incluir imágenes de la infancia de Manolo junto a su padre, un apasionado de los caballos. «Tenía un caballo andaluz de pura raza al que llamaba 'Guapito' y estaba completamente volcado en él. Lo adoraba. Tanto, que cuando Guapito murió, sintió un vacío tan profundo que decidió vender el campo. Fue como si una parte de él se hubiera quebrado», recuerda.
Ese amor por los caballos, confiesa, lo heredó desde niño. «Gracias a él nació en mí no solo la admiración por estos animales, sino también la inspiración para componer música pensada para ellos, como una manera de mantener vivo su legado».
El artista reconoce que guardó en secreto el videoclip hasta que estuvo finalizado: «Lo vimos en familia antes de que saliera el disco, y terminamos todos llorando en silencio. Fue muy emotivo, aunque también extraño por no tenerlo a él a mi lado».
La trayectoria de Carrasco está llena de hitos singulares. Fue el primer español en tocar en la Plaza Roja y en el Kremlin, gracias a su colaboración con la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, para la que compuso música. «Recuerdo que interpreté unos tanguillos de Cádiz en la Plaza Roja y había gaditanos en el público emocionados. Escuchar nuestra música allí fue increíble». También tocó en los jardines del Palacio de Pedro el Grande en San Petersburgo, en directo por primera vez en la historia. «Estaba abarrotado, y yo insistí en tocar en vivo. Fue muy especial».
Vive en San Petersburgo junto a su mujer, diseñadora de joyas, y allí ha encontrado un terreno fértil para su música. «Siempre me atrajo la música rusa, desde Tchaikovsky hasta Rachmaninov. En los concursos me llamaban 'Manolov' porque llevaba repertorio ruso. Allí la formación musical es impresionante: recuerdo un niño de ocho años que tocó una obra perfecta en una masterclass. El nivel es altísimo».
China y Japón son también escenarios habituales en sus giras, mientras prepara una nueva aventura: un álbum de flamenco sinfónico ya grabado con la orquesta rusa, que verá la luz el próximo año. «Es un campo poco explorado, apenas lo han trabajado Vicente Amigo o José Antonio Rodríguez. Quiero aportar mi visión. El resultado ha sido precioso».
Caso La Rueda
Carrasco no oculta la dureza del llamado «caso de La Rueda», en el que se vio señalado injustamente. «La Sociedad General de Autores se ha convertido en un desastre, dominada por editoras multinacionales que han marginado a los autores españoles. En mi caso, fueron años muy duros. El caso se archivó porque no había nada, pero el daño personal y familiar fue enorme. Mi padre lo sufrió mucho. Por eso ahora siento que este disco es también una manera de hacer justicia, de que se repare en parte tanto dolor».
Aunque su carrera lo ha llevado lejos, Cádiz sigue siendo su faro. «Cada vez que entro en la ciudad me emociono. Paso por lugares que me recuerdan a mi padre y me cuesta contener las lágrimas. Pero también recuerdo aquellos paseos, aquellas clases, las horas al piano en casa de mis padres… Cádiz es mi raíz y siempre estará en mi música».
En cada concierto incluye un recuerdo de su tierra: unas alegrías, unos tanguillos, un guiño a Manuel de Falla. «Siempre llevo a Cádiz conmigo. Es mi manera de rendir homenaje a mi tierra y de mantener vivo todo lo que mi padre me enseñó».
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