AUTOPSIA POP A UNA CANCIÓN DEL VERANO

'El tiburón', himno de recesión mental

En aquel verano del 93, Proyecto Uno nos regaló un 'hit' demasiado inolvidable

Proyecto Uno ABC
Javier Villuendas

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Estamos en el verano del 93, como la peli de Carla Simón , un año después de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. O sea, cuando España supuestamente se hizo moderna. La recesión percute fuerte a los hogares españoles. Y una canción, a los cerebros: ‘ El tiburón ’, ejemplo canónico de ‘merenhouse’ (una mezcla de merengue y house) fabricado por Proyecto Uno y un petardazo dominicano que resultó imborrable en el peor sentido de la palabra. Porque asusta su capacidad para incrustarse en el hipocampo y aparecer sin esperarla, aterra incluso la posibilidad real de, en el lecho de muerte, que nuestras últimas palabras sean «ahí está, se la llevó el tiburón, el tiburón».

Las trompetas dan el pistoletazo de salida al sinsentido. La letra, que no parece escrita por Cervantes , barre cualquier criterio narrativo, ni Monty Phyton combinó registros inverosímiles de manera tan sinvergüenza. Su creador, Nelson Zapata , pasó de desarrollar sin saberlo la viagra para los polivalentes laboratorios Pfizer a componer este himno ‘fardetti’ sobre cómo levantaban a las mujeres a sus rivales en la pista de baile. El tal Zapata cuenta que de pequeño era el poeta de su colegio. En fin, la historia se entiende al revés, además.

El ‘megahit’ cuenta en clave perdedora cómo un individuo va a la discoteca «a ver si conseguía una fresca». Empieza elegante. Allí hay una «princesa» a la que mira «con ganas» (la canción no se preocupa por la posible incomodidad de la mujer, otros tiempos). Al parecer, ella le devuelve la mirada (dudamos de todo, por supuesto). En fin, que la invita a «jalarla pa’ la pista». Pero rápidamente todo se tuerce, porque aparece el susodicho tiburón y la seduce. Sin embargo, el antihéroe encontró luego «otra chica que estaba mejor» (acuérdense de la «princesa»...). La miente diciéndole que no tiene novia («me quité el anillo, despacito me lo metí en el bolsillo») pero vuelve a escena el tiburón para aguarle la fiesta de la cornamenta marital. Tras eso, esta visionaria producción que mezcla el house aprendido de primera mano con Frankie Knuckles y el merengue de sus orígenes, nos lleva a inhóspitos territorios intelectuales entre sus «no pares, sigue sigue», «con la mano arriba ¡huey!» e inescrutables referencias al chocolate y la canela. Hablamos de una de las 25 canciones más importantes del pop latino para ' Rolling Stone '. La letra es estiércol. Estiércol millonario.

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