The Strokes y Lorde hacen cima en el Primavera Sound más masivo

El festival barcelonés volvió a abarrotar el recinto del Forum con las actuaciones de M.I.A, The Smile y Courtney Barnett

The Strokes, durante su actuación en el festival Efe

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Como la yenka, con su coreografía de pasitos p'alante y pasitos p'atrás , también este nuevo Primavera Sound de ambición voraz tiene dos ritmos, dos velocidades diferentes. Por un lado la neozelandesa Lorde, todo pop con olor a recién estrenado y aires de superproducción Por el otro, los neoyorquinos The Strokes, con sus himnos (ya) generacionales y las gargantas gastadas de tanto usarlas.

Dos universos a ratos paralelos, a ratos complementarios, que se alinearon el viernes en otra jornada de nuevo masiva y a ratos masificada en el Forum. Sí, aunque parezca imposible, cada día da la sensación de que hay más gente en el recinto. Una multitud dejándose la garganta en 'Paper Planes'. Miles de personas brincando con 'Green Light'. Decenas de miles coreando al unísono 'Hard To Explain'. El Primavera Sound, celebrándose a sí mismo y soplando velas en una explanada en la que apenas cabía un alfiler.

Ahí actuó en 2018 Lorde, una de las artistas que empezó a cambiarle la cara al festival con su superpop sintético, y ahí regresó anoche la cantante neozelandesa con una producción de altura, un guion algo deslavazado a juego con el disperso 'Solar Power' y sus hits como mejor baza. Sobre el escenario, un gigantesco sol y una imponente escalera compartían protagonismo con el pop elegante y etéreo de Lorde, diva millennial que supo dar forma al desconcierto generacional con 'Melodrama'. La evocación del Laurel Canyon de los setenta de 'Solar Power' quizá no haya calado tan hondo, pero sigue siendo todo un espectáculo verla despachar canciones como 'Supercut', 'Perfect Places' o la redondísima 'Green Lights'. Le faltó ritmo, sí, pero ahí estaban ganchos como 'Homemade Dynamite' para compensar.

The Strokes, fenómeno de masas

También volvían al Primavera Sound los neoyorquinos The Strokes, héroes del revival rock del cambio de siglo que, contra todo pronóstico, sobreviven como insólito fenómeno de masas: de sus mejores discos, los dos primeros, han pasado ya veinte años, pero su popularidad no ha hecho más que crecer y multiplicarse en estos años. Un misterio.

Quien recuerde su concierto de 2015 en el festival sabrá que aquello fue un desastre, una auténtica exhibición de desgana e indolencia que a punto estuvo de repetirse anoche cuando Julian Casablancas agarró 'Selfless' y la dejó hecha un guiñapo. No acertó ni una nota, lo que también tiene su mérito, pero fue solo un espejismo: llegó 'Juicebox', todo músculo de bajo y batería y guitarras en estampida, y todas las piezas encajaron. También la voz de un Casablancas que, parlanchín y caótico, regaló la mejor radiografía sociológica del festival («Me han dicho que vendría a cantar para mis catalanes, pero no hay nadie que sea de Barcelona, ¿verdad?«, dijo al poco de salir a escena) y supo brillar en el mano a mano con 'Hard To Explain', 'Someday', 'Take It Or Leave It' y 'Reptilia'.

«Lo hemos conseguido», anunció triunfal Casablancas, cuyo positivo por Covid-19 obligó a suspender la actuación que la banda tenía programada en el festival el fin de semana pasado. Quizá para compensar los altibajos de Julian, el resto de la banda iba sobrada y, pese a un volumen algo falto de pegada, sonó imponente en 'New York City Cops' y 'Under Cover The Darkness'. Lástima que, después de tanto años, sigan funcionando a trompicones y firmando conciertos tirando a exiguos. Una hora y poco más.

Courtney Barnett Dani Cantó

El triunfo avasallador de The Strokes, con casi todo el público concentrado a sus pies, dejó agujeros notables en otras partes del recinto y reflexiones con cierto aroma a cambio de ciclo: imposible no pensar en lo que fue y lo que será al ver cómo leyendas del indie y el noise de los ochenta, exhibían galones y tiraban de clásicos como 'Darklands' y 'Just Like Honey' en un escenario a medio llenar.

El viernes arrancó con el rock huracanado y sublime de una Courtney Barnett en estado de gracia: la australiana, muy posiblemente una de las mejores compositoras de la escuela Lou Reed-Velvet Underground de la actualidad, tocó en un escenario más pequeño que en 2019, pero con 'Things Take Time, Take Time' recién salido del horno y las (muchas) ganas de estrenar gira europea, el resultado fue aún mejor: guitarras crudas, teclados con profundidad y una base rítmica de hormigón armado. Sin fisuras. De 'Sunfair Sundown' a 'Write A List Of Things To Look Forward To', Barnett sonó inmensa. Y lo de ' Pedestrian At Best'... Bueno, eso ya fue apoteósico.

Radiohead de incógnito

El de ayer era también el día de The Smile, versión de incógnito de Radiohead que, quizá por aquello de mantener la intriga, apagó las pantallas del escenario Cupra y se puso manos a la obra con el rock cubista y pespunteado de jazz de 'A Light For Attracting Attention'. En otras circunstancias nadie hubiese osado robarles una micra de protagonismo a Thom Yorke y Jonny Greenwood, pero anoche fue M.I.A la que se quedó con casi todo el público y la atención.

Thom Yorke, durante la actuación de The Smile Dani Cantó

Alejada de los estudios de grabación desde 2016, la cantante inglesa de origen tamil sacó a pasear la electrónica de combate de 'Arular' y 'Kala' y firmó una impactante puesta en escena acompañada por un coro femenino de quince voces. Proyecciones en blanco y negro, imágenes de palomas en pleno vuelo y cierta mística de renacimiento espiritual acompañaron a la londinense en su estreno en el Forum. Para cuando sonaron 'Y.A.L.A', 'Borders' y 'Paper Planes', aquello ya era una olla a presión y, nunca mejor dicho, un festival.

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