Nipsey Hassle, el rapero que pedía oportunidades en lugar de balas

El artista asesinado la semana pasada pudo abandonar su conflictivo barrio natal cuando alcanzó el éxito, pero se quedó para ayudar promoviendo un espíritu de equipo entre los vecinos

El altar callejero donde sus fans le rinden homenaje ABC

Nacho Serrano

En «Ciudad de Dios», la fantástica película dirigida por Fernando Meirelles, hay una secuencia en la que un crío asesina por error a Bené, el único personaje generoso, bondadoso y con sentido común en la fauna de delincuencia que describe el filme. En la siguiente escena, su jefe, encolerizado por la equivocación, apunta con su pistola a la cara del chaval y le dispara justo después de espetarle: «Has matado al mejor tipo de Ciudad de Dios».

Algo parecido era Nipsey Hussle en Crenshaw, el conflictivo barrio al sur de Los Angeles en el que se crió. Convivió a diario con la violencia y la miseria que reinaban en sus calles, pero cuando se convirtió en un artista de éxito, no huyó de allí. Se quedó para ayudar .

Ermias Asghedom nació allí el 15 de agosto de 1985, y creció como un niño cualquiera del barrio durante años, en un ecosistema de marginalidad y drogas dominado por las bandas callejeras. Pero cuando cumplió 19 años hizo un viaje que le cambió la vida . Se gastó todos sus ahorros en un billete de avión para viajar a Eritrea, la tierra de los antepasados de su padre, y allí descubrió otra forma de entender su propia existencia y su relación con el mundo. Al volver a Los Angeles era otra persona, un joven con ideas muy claras acerca de cómo mejorar la vida de su comunidad.

Ascenso a la cima

Un año después, en 2005, debutó oficialmente como rapero lanzando su primera mixtape autoeditada, «Slauson Boy Volume 1», y en 2008 fichó con Epic Records. En 2009 ya se codeaba con Drake o Snoop Dogg (con quien colaboró en las canciones «Killer» y «Problem», respectivamente), y en 2010 fue nombrado «el próximo gran MC de Los Angeles» por el LA Weekly.

Desde entonces su carrera fue creciendo con aplaudidas mixtapes editadas con diferentes sellos, colaboraciones estelares, exitosas giras por Estados Unidos y singles virales como «FDT» («Fuck Donald Trump» ), hasta que el año pasado llegó su gran momento. La edición de su primer disco.

Titulado «Victory Lap», su álbum de debut supuso un bombazo de popularidad internacional (fue nominado al Grammy a Mejor Álbum de Rap en 2018) y le dio el suficiente rédito económico para dar estabilidad a su vida familiar (era padre de dos hijos, con diferentes mujeres) y a su tienda de ropa recién inaugurada, Marathon Clothing . Fue entonces cuando «pudo haberse comprado una casa en Calabasas (una zona residencial de lujo en el sur de California) e invertido su dinero en fondos de alto riesgo sin rostro, pero en lugar de eso se enfocó con firmeza en reconstruir Crenshaw», como señaló la necrológica de la revista Complex.

Hassle empezó a usar su dinero y su influencia para promover becas de estudios, construir instalaciones deportivas, invertir en pequeñas empresas locales y dar empleo a los vecinos en sus propiaos negocios. Su labor fue de tal importancia y calado, que una congresista ha solicitado que sea recopilada en el Registro del Congreso, «y así quede oficialmente grabada en la historia de los Estados Unidos».

Sin embargo, los fantasmas del pasado acabaron volviendo a la vida de Hussle. Antes de hacer su viaje a Eritrea había formado parte de la rama Rolling 60's de una de las bandas más peligrosas de la Costa Oeste, los Crips , y aunque la policía asegura que no hay pruebas de la conexión con su asesinato, lo cierto es que el tiroteo que acabó con su vida, en la entrada de su tienda Marathon Clothing, lleva un sello bastante inconfundible.

Hussle no era uno de esos raperos que llevaba escrita en la frente su futura admisión en el club de Tupac Shakur, Notorious B.I.G., Jam Master Jay (de Run-DMC) o Big L. Ese triste mausoleo de jóvenes y prometedores raperos asesinados, al que en 2018 se sumaron XXXTentacion y Jimmy Wopo, y que ahora recibe un nuevo miembro ante la desesperación y rabia de sus miles de fans . Entre ellos están Jay-Z, que una vez compró cien copias de su mixtape «Crenshaw», y muchos otras superestrellas del pop que han lamentado públicamente su muerte, como Rihanna, Justin Bieber, Pharrell Williams, 50 Cent o John Legend. El jugador de Los Angeles Lakers LeBron James también expresado su dolor por la pérdida («Es muy triste. Maldita sea, esto duele»), igual que su compañero Kyle Kuzma o los jugadores de los Clippers Lou Williams y Montrezl Harrell, que eran muy amigos suyos. Las condolencias de Stephen Curry y Kevin Durant (Golden State Warriors), Chris Paul (Houston Rockets) o Colin Kaepernick (San Francisco 49ers) dan fe de la buena relación con el mundo del deporte de Hussle. Un rapero cuya muerte ha devuelto abruptamente a la realidad a muchos jóvenes que vieron en él una esperanza, la huida de la probreza y la miseria, y un ejemplo a seguir, ya que él les enseñó a hacerlo con espíritu de equipo, sin dejar a nadie atrás.

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