Elena Mosuc y Celso Albelo
Elena Mosuc y Celso Albelo
CRITICA DE ÓPERA

«Lucrezia Borgia» en la ABAO: el reino de las voces

Elena Mosuc y Celso Albelo brillaron en la inauguración de la temporada bilbaína

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Se inició la temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera y lo hizo con un título de Gaetano Donizetti no muy frecuente en Bilbao, «Lucrezia Borgia». La marca de la casa está siempre presente en cada nuevo proyecto, en la ambición irrenunciable de contar con los mejores repartos posibles. La búsqueda de las grandes voces como buque insignia que el público agradece en el Euskalduna de forma muy especial. No fue una excepción esta «Lucrezia».

«Lucrezia Borgia» (***)
Compositor: Gaetano Donizetti. Intérpretes: Elena Mosuc , Celso Albelo

Dos primeros espadas se hicieron cargo de los roles principales, Elena Mosuc y Celso Albelo. La Mosuc encarnó a una Lucrezia Borgia contenida, de tono lírico y melancólico, que tuvo sus mejores prestaciones en una espectacular «cabaletta», ya en el fin de la obra, –«Era desso il figlio mio»-, en la que exhibió agilidades prodigiosas, llenas de intención y brío.

La gran ovación de la noche se la llevó el otro protagonista, Celso Albelo, imponente en esa aria erizada de dificultades que es «T’amo qual s’ama un angelo», al alcance en plenitud de muy pocos tenores, sólo de los grandes, como Albelo, que ya es una de las voces españolas de mayor presencia internacional. Su nuevo triunfo en Bilbao fue inmenso y muy merecido.

Buen Alfonso d’Este el que brindó el bajo-barítono croata Marko Mimica, aunque se echó de menos un poco más de matiz en una línea de canto con un cierto abuso del forte. Por su parte, Teresa Iervolino cantó un Orsini con gusto, aunque un tanto apurado en las dimensiones del Euskalduna. Muy bien Mikeldi Atxalandabaso y el resto del cast que sumaron para el óptimo resultado vocal conjunto.

José Miguel Pérez Sierra volvió a demostrar que es una de las batutas españolas que mejor se mueve en este repertorio, con claridad de ideas, criterio expositivo y una versión muy jugosa y trabajada al frente de la Sinfónica de Euskadi. Correcto, sin más, el Coro de la Ópera de Bilbao y del montaje, responsabilidad de Francesco Belloto, lo mejor que se puede decir es que no perjudicó al canto. Por lo demás fue su dirección de escena tan convencional como irrelevante. La voz fue, de nuevo, protagonista absoluta, y tratándose de Donizetti esto ya es mucho.

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