El grupo Lori Meyers
El grupo Lori Meyers - EFE
ENTREVISTA

Lori Meyers: «El día que no tengamos algo que decir, dejaremos de hacer música»

El nuevo trabajo del grupo, «Espiral», sale este viernes a la venta tras cuatro años sin pisar estudios de grabación

MADRID Actualizado: Guardar
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Han sido cuatro años en los que no han parado y en los que eso de sacar disco se ha hecho esperar. Ahora, con la pausa terminada, Lori Meyers pone hoy a la venta su nuevo trabajo, «Espiral». El grupo granadino desveló este miércoles a ABC los intríngulis de sus nuevas canciones, en una conversación donde también hubo tiempo para echar la vista atrás y recordar sus orígenes.

—Han pasado cuatro años desde el anterior trabajo. ¿Qué ha ocurrido durante todo este tiempo?

Noni López: El volumen de trabajo de Lori Meyers te lleva a tardar un poco más en hacer los discos. Este es el sexto, y creo que queríamos cuidar mucho cada detalle, y eso lleva su tiempo.

Para nosotros, es más imporante sacar un trabajo con el que estemos orgullosos que hacerlo con prisas. Cuando el producto está acabado y creemos que es perfecto para enseñárselo a los fans y al público, es cuando decidimos que tenemos un trabajo.

—¿Cómo se sabe que un disco está terminado?

Noni: Los discos nunca se terminan, se acaban, tienes que acabarlos tú en algún momento.

Alejandro López: Se abandonan. Siempre puedes darle un matiz, pero eso puede ser infinito, y tiene que haber un momento en el que digas «hasta aquí». En este ha costado más por la autoproducción.

—¿Qué querías expresar en este trabajo?

Noni: El momento en el que vivimos, estos cuatro años, el tiempo de reflexión que ha pasado. Siempre hemos sido un grupo que hacía letras de amor, del día a día, y creo que con estas nos hemos metido en una espiral, en una vorágine manejada por lobbies, por falta de sensibilidad. Eso es lo que reflejan ahora nuestras canciones. Un poco de amor y desamor con uno mismo. Al mismo tiempo, la espiral es algo muy positivo, porque te lleva a otro punto.

—Abrís el disco con «Vértigo I» y lo cerráis con «Vértigo II». ¿Queríais eso, dar la impresión de un conjunto cerrado?

Noni: «Vértigo I» empieza con una tensión que es la que te va a adentrar en el disco. Luego «Vértigo II» hace el efecto contrario, volvemos al mismo punto de la espiral. Es una canción que va del principio a fin, que tiene la misma sucesión de acordes, las mismas armonías, los mismos arreglos, ambientes, como un prólogo y un epílogo.

—Y entre esas dos canciones, ¿qué sucede en el disco?

Noni: Toda la mierda que hemos tenido, los sentimientos. Creemos que ya somos tripolares (risas). Queríamos que una canción te llevara a otra, y esa a otra, y que al final eso te integre en una espiral que acabe con una subida fuerte, con el rollo negativo, pero al mismo tiempo positivo, de saber que no todo es malo.

—¿Habéis experimentado, de forma personal, eso de que no todo es malo durante este tiempo?

Noni: Para nosotros ha sido una experiencia positiva porque hemos tenido un poco de tiempo para reflexionar. Los discos cada vez son más importantes para nosotros, porque ya vamos por el sexto. Ya no hay frescura como en los primeros, porque ahora hay que buscar la experiencia, y ver dónde te puede llevar. El día que no haya una movida, que no tengamos algo que decir, que no haya una meta posible, Lori Meyers dejará de hacer cosas.

—Habéis mencionado la frescura del principio. ¿Cómo recordáis vuestro primer disco?

Noni: Muy bien. Fueron tres días de locura, en un estudio.

Alejandro: Tres días de grabación y cien de tocar. Era el momento de vivir fuera, de conocer cosas nuevas. También éramos ingenuos, y eso te da frescura, porque haces las cosas de forma desprendida. Luego, a medida que vas conociendo, hay que buscar un equilibrio, porque nadie quiere convertirse en un carca.

—¿Cómo empezó el grupo?

Noni: Nos conocíamos desde muy pequeños. En esa época, Loja era un pueblo donde tampoco había mucho; estábamos metidos en el equipo de fútbol y poco más. Pero sí es verdad que teníamos unos amigos mayores que ya escuchaban música, y a nosotros nos interesaba mucho. Nos juntamos en un local de ensayo donde nos prestaron instrumentos y empezamos a tocar; nos lo pasábamos muy bien. Ahí empezamos a hacer versiones y alguna canción que ya era nuestra. Y de repente cayó un festival, y al poco un contrato discográfico.

Alejandro: Son pasitos que vas cumpliendo. También hay ambición.

Noni: Pero una ambición por mejorar, por ser buenos músicos, por asemejarnos a los artistas que nos gustaban.

Alejandro: Era un campo de sueños. Tenemos mucha suerte de estar como estamos.

—¿Cómo fue vuestro primer concierto?

Alejandro: El primero, sin disco, fue un concierto que patrocinaba el Ayuntamiento de Loja, en las fiestas contra el racismo.

Noni: El Ayuntamiento hacía una labor increíble porque nos firmaba un concierto, pero luego te decía que tenías que ir a los pueblecitos anejos a hacer otros dos.

En Granada, había bastante escena musical...

Alejandro: Claro. Quizá desde los 90 había más, pero en los 60 ya había bastantes grupos. Todo el mundo pregunta por qué sucede allí, y es por tradición.

Noni: Todos nos fuimos a estudiar, por la misma época, allí.

Alejandro: Es una ciudad muy universitaria. Hay gente de muchos lados y se comparten muchas cosas. También hay mucho flamenco, diferente además del de Sevilla o Cádiz.

—¿En qué se diferencia?

Alejandro: Es un poco más agresivo. Hay artistas que no son tan ortodoxos, que buscan hacer cosas diferentes. Y luego hay rock desde los 60, los 80, con grupos como La Lagartija y Los Planetas, que abrieron un campo, una escena independiente que es la de hoy.

Noni: Cuando llegamos allí se abrió un mundo, porque Granada es una ciudad con rock, y nosotros veníamos de un pueblo. Empezamos a relacionarnos, a ir a los bares donde ya había músicos y a meternos en ese mundo. Fue lo que nos abrió.

—¿Qué música escuchabáis entonces?

Noni: La música alternativa anglosajona de los 90. La música de guitarra. Y luego, al mismo tiempo, teníamos una referencia musical muy exacta, que era la música de los 60, la anglosajona y la española.

Alejandro: Y además, que marcaría esa época, cuando éramos chicos, y nuestra personalidad. Ahora podemos hacer mil discos diferentes, pero siempre hay algo subyacente en la melodía, algunos giros...

—¿Os influyó algo el flamenco?

Alejandro: El flamenco es la música del sur. Nosotros nos dedicamos al rock, pero siempre lo tenemos ahí. En Granada, tuvimos la figura de Enrique Morente, que intentó mezclar esos dos mundos.

—Y ahora, ¿qué escucháis?

Noni: Vas avanzando. Yo descubrí música cubana y me gustó. También nos gusta el flamenco, aunque nuestra pasión está en los grupos anglosajones y en la música independiente de fuera. Hay tanta que te falta tiempo, aunque tienes ganas de explorar porque, si te has metido en este mundo, quieres saber más cosas.

—¿Sigue viva esa escena alternativa de Granada?

Noni: Sí, Granada no para de dar grupos. Es increíble. Es una ciudad de Erasmus, universitaria, que cada invierno empieza a ser más multicultural, a la que viene gente de todos los sitios a traer influencias...

—¿Qué sensación os ha dejado este disco?

Alejandro: Las sensaciones son buenas, porque llevábamos tiempo sin sacar nada nuevo. Tenemos muchas ganas de presentarlo. En un mes, empezamos a tocar, y ese es el hábitat del grupo. En eso estamos: preparando la gira para que el público disfrute, para que sea un show, e intentado asemejarnos un poco a los guiris, que eso lo hacen muy bien.

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