Jorge Drexler: «El reguetón es un gran género con muy malos compositores»

El artista uruguayo está nominado a cinco Grammy Latinos, sólo por debajo de J Balvin y empatado con Rosalía

Jorge Drexler, en el reciente Festival de la Guitarra Álvaro Carmona

Nacho Serrano

Que Jorge Drexler esté nominado a cinco Grammy Latinos (Grabación del Año, Canción del Año, Álbum del Año, Mejor Álbum Cantautor y Mejor Ingeniería de Grabación para un Álbum) es algo que ennoblece la entrega de premios que se celebrará el próximo 15 de noviembre en Las Vegas. Esta vez aún más (ya ha ganado dos), porque el disco que motiva las candidaturas es una feliz anomalía en estos tiempos. Al contrario que el resto de nominados, paladines de la música sin instrumentos y alérgicos en especial a la guitarra, Drexler entrega con «Salvavidas de Hielo» un trabajo de artesanía en el que hay cataratas de percusiones, baterías, loops y sintetizadores, pero todos han sido creados con la guitarra y sus materiales. Las cuerdas, la caja de madera, la piel de un banjo, el metal de un dobro... todo el instrumento ha sido empleado hasta la última pieza.

¿Sorprendido por las cinco candidaturas?

Ha sido algo completamente inusitado, porque mi disco está en el polo opuesto de la industria. Es un disco que parte de una idea arriesgada, que es la de no usar percusiones sino sacarlas con las partes de la guitarra. Es la idea poética del aprovechamiento total de la guitarra, en un homenaje fractal al instrumento. Se trata de sacar un mundo ilimitado de un instrumento limitado.

El single «Telefonía» está nominada a Canción del Año y también a Grabación del Año. Eso tiene que ver con la ingeniería de estudio, ¿verdad?

Grabación del Año suele tener que ver con eso, sí, con la manera en que está producida la canción. Estoy muy orgulloso de esta canción, ha sido muy sorpresivo que la nominen a este premio. Me llena de alegría y de esperanza ver que tomar riesgos y ser original también puede atraer este tipo de atención de la industria. Mis compañeros de nominación, como J Balvin o Rosalía, cuentan con una infraestructura comercial y unos videoclips monumentales que yo no tengo. Y soy muy fan de ellos eh, sobre todo de Rosalía. Esto no es un juicio de valor.

¿Cree que la presencia de este disco en la gala dignifica los Grammy? ¿Que están recuperando prestigio? Hace unos años parecía que lo habían perdido, incluso entre los músicos.

No lo sé, la verdad. No me muevo en el mundo de la industria, y de hecho te voy a ser sincero: no voté en estos premios, aunque soy socio de la academia. ¡Cuando me quise dar cuenta se me había pasado el plazo! Soy desastroso con los premios, pero los premios son muy generosos conmigo. No hay una correspondencia (risas).

¿Cómo está presentando un disco tan especial en directo?

He sentido la necesidad de darle un impulso rítmico vivo. Por ejemplo, en el disco hacíamos sonar bombos a partir de la guitarra, pero en un show en directo, para mantener el sonido habría que trabajar con samples y llevarlo todo pre-programado. Y eso enfría mucho el concierto. Por eso he optado por llevar batería.

Si en Canción del Año se ve derrotado por un reguetonero, lo verá normal ¿no?

A mí me gusta el reguetón, como género. No me gustan las canciones del reguetón, pero es un género poderosísimo, que tiene un enorme poder rítmico para generar baile y sensualidad, que me parece maravilloso. Hay que escribir buenas canciones, cosa que hasta ahora no es muy habitual... El reguetón es un gran género con muy malos compositores. Tenemos que arremangarnos y meternos a escribir en ese género y hacerlo un poquito más interesante.

¿Dignificarlo, como decíamos antes con los Grammy?

No creo en la dignificación de los géneros. El blues ha sido considerado indigno, igual que el punk, o el reggae o la samba o el tango durante mucho tiempo... los géneros siempre surgen desde los márgenes, y luego son aceptados por la clase media y entran en los circuitos culturales comerciales. Por ejemplo, ahora la cumbia es súper cool, pero en los años ochenta, en Uruguay era lo más un-cool que podía haber. Lo mismo pasó con el blues y con todos los géneros que he mencionado antes. No hay que tener tanta prisa en censurar el reguetón. De hecho, creo que el género ya ha iniciado una cierta metamorfosis, porque por ejemplo, «Despacito» ya se salió de la temática del machismo y la misoginia.

¿Qué opina del machismo y la misoginia en el trap, y la censura que están sufriendo algunos de sus artistas?

Que no podemos prohibir a Bukowski... Las palabras no son malas en sí. Lo que pasa es que se usan muy mal. Yo soy de un mundo pre-pornografía, y todo el erotismo que aprendí fue a través de libros en los que se usaban palabras que suenan en los temas de trap más macarras. De todas formas, todas las generaciones humanas se han quejado de que la generación posterior es más zafia, más directa, más procaz. Cuando algo se repite tanto, hay que empezar a plantearse que sea una cuestión generacional. Dijeron lo mismo de Elvis Presley, de los Rolling Stones, y de la sarabanda cuando se impuso en el barroco.

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