Gustavo Dudamel: «La democracia es la única solución para Venezuela»

El joven director de orquesta debuta mañana en el Teatro Real al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena

Gustavo Dudamel, ayer en Madrid Isabel Permuy
Julio Bravo

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Pocos directores de orquesta -por no decir ninguno- pueden despertar tanta expectación en los medios de comunicación. La multitudinaria presentación, ayer en Madrid, del concierto que ofrecerá mañana en el Teatro Real dentro del festival Formentor Sunset Classics , demuestra el poder de convocatoria del venezolano Gustavo Dudamel (1981). Claro que -y al margen de su jerarquía como músico, que le llevó a dirigir a la Filarmónica de Viena en el Concierto de Año Nuevo de 2017 -, pocos también como él tienen tanto que decir en el terreno político, y además ser un personaje adscrito a la prensa rosa, por estar casado con la actriz española María Valverde .

Así que en la rueda de prensa no solo se habló de música, sino también de política -Dudamel demostró una extraordinaria habilidad para expresar sus ideas sin pisar ningún incómodo ni comprometido charco -, e incluso un poquito de corazón.

Política

Casi a bocajarro y sin paños calientes llegó la primera pregunta para Gustavo Dudamel: «¿qué tal están sus relaciones con el gobierno de su país y qué opina de la situación allí». Sin descomponer el rostro, el director de orquesta se preparó para el elegante despeje : «Opinar de política es algo muy delicado, mucha gente tiene a opinar sin tener los conocimientos básicos; los ciudadanos vemos el escenario, pero la política se hace en el backstage» , argumentó, para a continuación decir que «vivimos en mi país un tiempo muy difícil, y cada uno debemos seguir construyendo desde nuestro propio lugar. Yo lo hago con la música; si fuese médico lo haría desde un hospital».

Se refirió el director de orquesta a unas comprometidas declaraciones que realizó hace unos meses sobre la situación en Venezuela. «Llamé a todos los políticos a que resolvieran el problema y encontraran los puntos en común . Porque el problema es que se ha polarizado tanto la situación que ya en una mesa familiar la gente no se puede entender políticamente. Y eso no es justo. Puedo yo expresar una opinión aquí y con lo caldeada que está la situación se crea otra polémica. Así que hay que seguir trabajando y dejar hacer su trabajo a los políticos. Pero hay que apartar los egos y las ideologías y pensar en la gente; como hago yo en un concierto. Si yo, católico, no quisiera tocar para la mitad protestante del auditorio, sería injusto. Y eso es lo que ocurre. Cada día creamos más fronteras, más muros entre nosotros, y lo que debemos crear son muchos más puentes ».

Se le preguntó si Maduro era el problema, y aquí también eludió la cuestión con elegancia: « Democracia. Es la única manera en que podremos salir de esto -dijo tajante-. Y creo que mi pueblo ira madurando y entendiendo las circunstancias. Venezuela es un adolescente que está construyendo su historia, y que debemos pasar por todos los baches para poder crecer y entender hacia dónde vamos».

«Hablar de una persona en específico -concluyó- no es la solución; ha de salir de la ciudadanía y de la madurez del pueblo. Nos encanta culpar a la gente ; pero lo que hay que hacer es buscar la solución como hermanos que somos, y como un país. Venezuela no son dos países, es uno solo, y quiero que todos nos sentemos en casa y podamos hablar de política y entendernos aun sin estar de acuerdo ».

Música

Es imposible que Gustavo Dudamel no se refiera en algún momento al sistema de orquestas juveniles de Venezuela (El Sistema) creado por José Antonio Abreu , y del que el director de orquesta es su más destacado exponente -entró en él con cuatro años-. «Yo nací de un proyecto mágico, maravilloso, único, creado por un hombre igualmente maravilloso y visionario. En sus más de cuarenta años de vida ha marcado cada rincón de Venezuela e incluso ha traspasado fronteras. A pesar de la crisis siguen ingresando niños y eso es algo único. Cada vez que veo a un niño con un instrumento me veo reflejado en él; el Sistema ha sobrevivido a todos los gobiernos, en la crisis y en la abundancia. Es un símbolo de esperanza. A los niños hay que darles la educación y la cultura que merecen. Los adultos debemos resolver los problemas, pero no involucrar a los niños en ellos».

Alguien se refirió a él como una estrella. «Yo no me siento una estrella, no me siento alguien particular; si acaso por los rizos -bromeó-. Me gusta lo que hago, y entiendo la música como una persona de treinta y seis años. Siento una hermosa responsabilidad de llevar la música a la comunidad, de que la gente entienda que la música, el arte, son un derecho ; el arte se ha convertido en un elemento elitista de la sociedad, y no es así. Es un elemento necesario; es la belleza. Lo decía Unamuno : “la libertad que hay que darle al pueblo es la cultura”. Eso es algo que me ha acompañado y me acompaña siempre; la música como un derecho humano».

Corazón

No faltó, ya se ha dicho, la «gota rosa», y una vez más Gustavo Dudamel se expresó con tanta elegancia como sinceridad. Se declaró «enamoradísimo» de su mujer, la actriz española María Valverde. «Estamos muy felices, y yo estoy orgullosísimo de María; es una gran artista y nos compenetramos muy bien». Reveló que le encanta la música y que ella le había enseñado mucha música. «Hay muchas cosas que yo no conozco. Aparte de Mahler y Beethoven, me gusta Pink Floyd, Led Zeppelin, los Beach Boys, Coldplay... Y ella me ha enseñado a muchos otros».

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