Françoise Hardy, el regreso de la gran dama de la «chanson» francesa

Tras un silencio de seis años en el que ha superado un cáncer linfático, la cantante publica nuevo disco, «Personne d’autre»

Juan Pedro Quiñonero

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«Resucitada», Françoise Hardy lanza un nuevo disco, «Personne d'autre» , y está más viva que nunca, hablando del amor, el sexo, la muerte, el machismo, el feminismo, los ídolos juveniles, el primer hombre de su vida, arrasando aquí y allá, por donde se deja caer con su aire de princesa hasta el gorro de la «pop music» y vida de leyenda principesca.

«Por favor, ni se le ocurra decir que soy un ídolo», comienza todas sus charletas en radio y televisión, agregando: «Soy Françoise Hardy , con eso basta. No me vengan con viejas historias de ayer. No tenía claro que volvería a cantar. Y aquí me tienen, encantada».

Hace apenas un año, su hijo, Thomas Dutronc , gran músico de jazz , anunciaba que su madre estaba saliendo con éxito de un cáncer linfático . Meses más tarde, Françoise Hardy terminaba la grabación de «Personne d’autre», su nuevo disco, que la crítica especializada saluda hoy como un «monumento», una obra de la madurez definitiva.

Sinceridad

«Hace tres años -continúa la cantante, una leyenda del pop francés de los años 60 y 70 del siglo pasado- pensaba que todo estaba perdido. Creo que no llegué a resignarme. La prueba: mi nueva obra… hablo y canto de todo, de la vida, de la muerte, no siempre lo hago en un tono muy alegre, no, pero qué quiere, lo hago con valentía, a mi manera. En una época donde imperan todo tipo de hipocresías, hablar con sinceridad me parece lo esencial. Y es lo que hago».

¿Ha escuchado Jacques Dutronc , el padre de su hijo, su nueva obra? «No lo sé. Jacques ha recibido mi disco. No tengo claro que lo haya escuchado. Es muy suyo. Nuestra historia de amor terminó, en su día. A cierta edad, a mi edad, las viejas historias de amor y el sexo son cosa del pasado. El cuerpo y la líbido no acompañan. Estás en otro mundo. Afortunadamente. La naturaleza hace bien las cosas».

¿Volvería Françoise Hardy a enamorarse de Jacques Dutroc y considerarlo el hombre de su vida, hasta el fin? «Sin duda -responde a los colegas de Voici -, es posible envejecer en pareja. Pero, bueno, qué quiere que le diga, desde mi perspectiva actual quizá preferiría un hombre más equilibrado, más tranquilo. A partir de un momento, tuve la impresión que Jacques no era feliz y que yo no lo era todo para él… Adiós, muy buenas».

De vuelta de muchas cosas, tras luchar y vencer un cáncer que pudo ser mortal, Françoise Hardy quizá acuse físicamente su larga lucha, su batalla finalmente feliz, acompañada de una quimioterapia dura. En cierta medida, esa batalla íntima quizá da a su figura y su memoria un tono implacable, muy alejado de la volátil alegría de la antigua cantante «ye-ye», incluso cuando aborda los temas de la más cruda actualidad.

Equilibrio

«Mi posición ante movimientos como el #MeToo intenta ser equilibrada, lejos de un mundo binario, en blanco y negro. Por momentos, esos movimientos sugieren que de un lado están las mujeres, siempre buenas y simpáticas, y del otro los hombres, siempre machistas y energúmenos. A mi modo de ver, no siempre se piensa en las razones de fondo del comportamiento odioso de algunos hombres. En algunos casos, pudiera ocurrir que detrás del comportamiento odioso de un hombre queda al descubierto la ausencia de una madre, la ausencia de una familia feliz y la falta de amor, la ausencia de los valores que una madre puede transmitir a un hijo. Por otra parte, también hay madres que educan muy mal a sus hijos, haciéndoles creer que todos está permitido».

Françoise Hardy, en su juventud ABC

¿Su carrera, el futuro de su carrera, a los 74 años? «Pues miren comentó en un talk show-, quizá no esté en mi primera juventud . Mi forma física no es la que tenía a los veinte años, cuando podía soñar con Bob Dylan y pensar que él soñaba conmigo. Pero, tengo otro tipo de fortaleza: soy capaz de mirar hacia atrás y hacia adelante, con la misma limpieza. La muerte no me da miedo. Me da miedo el sufrimiento; y el sufrimiento de los seres próximos, los amigos, los seres que amas. Creo ser capaz de hablar y cantar con una forma de optimismo profundo ante el día de mañana, contenta con mi trabajo como artista. La canción ha sido mi vida. Y lo sigue siendo: esa pasión por la música no me impide mirar a mi alrededor, intentando comprender, con piedad».

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