El DCODE se desborda en asistencia y vuelve a emocionar

Liam Gallagher o Interpol renovaron la confianza en un festival que nunca dejó de apostar fuerte. Franz Ferdinand regaló una fiesta inolvidable a un entregado público

Interpol fue uno de los eelgidos para cerrar el DCODE J.G.S.

J. G. STEGMANN

«No soy de este mundillo», le comentaba una joven a otro que acababa de conocer. «¿Eres de Madrid?», le preguntaba ella para generar conversaión. «Más o menos», le dijo él cortante.

Su indiferencia parecía deberse al hecho de que ella ignoraba que, en frente, tenía a un elegantísimo Paul Banks que, con un perfecto español (fruto de su estancia en México y España) agradecía una y otra vez los aplausos y cánticos del entregado público del DCODE, el festival madrileño que este año no defraudó a nadie.

El año pasado un cartel muy digno ( Bunbury incluido ) no fue suficiente para que críticos y asistentes hablaran sin tapujos ni clemencia de un festival que veían (o creían ver) perder fuelle.

El pasado sábado, cuando Madrid parecía despedirse del verano por las bajas temperaturas, 25.000 personas se congregaron en las canchas de rugby de la Universidad Complutense de Madrid. El DCODE vendió todas las entradas (y se notó). El año pasado se podía disfrutar de Bunbury cómodamente incluso soportando unos pocos empujones y el desenfado de un nutrido grupo de chicos con camisetas de Héreos del Silencio. Este año era imposible moverse sin recibir, al menos, una buena dosis de cerveza en la ropa.

Algunos se atrevieron a decir que el concierto de Liam Gallagher , sobre todo cuando cantó temas de Oasis (y muy concretamente con Wonderwall), fue uno de los momentos más emotivos del festival. Liam presentó parte de « As you were », su primer álbum como solista después de la muerte agónica del grupo que lideraba con su hermano Noel y la otra muerte, esta súbita, de su otro grupo, Beady Eye.

Franz Ferdinand en el escenario J.G.

El pequeño de los Gallagher siguió fiel a su estilo. Esa suerte de soberbia impostada, que sí, impostada y todo le queda bien y lo que es mejor, es creíble: los brazos en la espalda y el cuello estirado para llegar al micrófono (como si no pudiera ponerlo a su nivel) y la infaltable pandereta a la que tantos nos acostumbró con Oasis .

Pero no todo el DCODE fue Liam ni los recuerdos de las mejores canciones de Oasis. También hizo lo suyo Interpol , que si bien no desató la locura como Franz Ferdinand no defraudó: sonaron bien y el público lo agradeció en reiteradas ocasiones con ensordecedores aplausos. Fue el último concierto de la gira de este grupo que repasó nuevos y viejos temas.

Por la tarde ya habían pasado un esperado Iván Ferreiro o Miss Cafeína . Pero definitivamente los que hicieron posible la reivindicación del festival, fueron los de Franz Ferdinand. Sí, tocaron temas más que sonados como «Take me out» o «Do you want to» pero eso no impidió que el público se entregara a los pies y enloqueciera con Alex Kapranos , un auténtico showman que consiguió que los jóvenes y no tan jóvenes hicieran todo lo que quería. Desde levantar las manos o aplaudir al compás de las canciones hasta convencer a todos para que interrumpieran el baile y se sentaran en el césped dejando el «estadio» como una plaza abarrotada un sábado de verano.

J.G.

DCODE ha vuelto a demostrar que tiene mucho para dar . «Estoy emocionada», gritaba una chica mientras escuchaba Interpol. El público acompañó con entrega y asistencia. Veremos qué pasa el año que viene...

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