Beyonce durante su concierto en Barcelona
Beyonce durante su concierto en Barcelona - Parkwood Entertainment

Barcelona suda al ritmo de Beyoncé

La diva del pop encandiló en Barcelona a 46.000 almas con un concierto arrollador y reivindicativo

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Arrolladora, con carácter, como debe ser una diva que se precie. Rebosando personalidad, muy segura en el escenario y arropada por los excesos y artificios propios de un evento musical de este calibre. Eso es lo que se vivió anoche en el Estadio Olímpico de Montjuic, donde más de 46.000 almas sacudieron sus cuerpos durante dos horas motivados por las buenas vibraciones de Beyoncé, una escultural artista que, de pies a cabeza, se mueve en el espectáculo total como si estuviese en su propia casa.

¡Qué lejos queda ya aquella jovencita que despuntó en Destiny’s Child! Beyoncé consiguió anoche hacer sudar a Barcelona con sus ritmos apabullantes y sus coreografías milimétricamente acompasadas. La Ciudad Condal cerraba el periplo europeo de la gira «The Formation World Tour» para presentar su sexto y último álbum «Lemonade».

Poco antes de las diez de la noche, Beyoncé acometió «Formation» rodeada de 15 bailarinas en un alarde de reivindicación racial. Con «Run the World (Girls)» emplazó a las mujeres presentes del show a tomar las riendas, para acto seguido desplegar «Crazy in Love», «Drunk in Love» o «Naughty Girl», sus grandes hitos internacionales, que desataban el fervor del público.

Con una espectacular pantalla en forma de cubículo giratorio, Beyoncé desgranó una treintena de canciones, en las que combinó baladas como en «Mine» o «Me, Myself and I», con temas más claramente rockeros con los que Beyoncé daba rienda suelta a su vertiente más agresiva y reivindicativa.

Con continuos cambios de vestuarios -hasta seis se contabilizaron-, la cantante afroamericana quiso rendir tributo al desaparecido Prince, y para ello eligió la mítica «Purple Rain». Acto seguido, una cinta andadora situó a la cantante en un escenario situado en el centro del recinto, donde se había ubicado una piscina. El concierto entraba en la última de sus seis partes, donde la cantante reivindicó su pasado como componente de Destiny’s Child, invocando nostalgias de antaño con «Survivor».

En su quinta visita a Barcelona, Beyoncé dejó patente sus dotes como artista privilegiada con una potente voz y con una preparación física más propia de un entrenamiento militar. Acabó descalza sobre el escenario, entre los delirios de sus fans más embelesados. Barcelona volvió a entrar en éxtasis con una diva májestuosa y triunfal.

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