Barbara Hendricks: «Me llena de tristeza ver a gente como Trump ganar elecciones»

Suecia, país de acogida para muchos músicos de jazz, es donde ahora vive plácidamente la cantante Barbara Hendricks, una de las artistas más versátiles y talentosas de su generación. Pero nunca olvidará que nació en el sur rural de Estados Unidos bajo las leyes de la segregación racial, con un «miedo casi constante en el cuerpo», que pudo soportar en gran parte gracias a la música que cantaba en la iglesia de su padre. El espiritual, antepasado del gospel, fue uno de los géneros en los que más se refugió para encontrar esperanza en un futuro mejor, y precisamente a él dedicará su repertorio en los conciertos que dará en Barcelona, Gerona, Sant Cugat del Vallés, San Sebastián, Madrid y Gijón la próxima semana.

Usted apoyó activamente a Obama, ¿cómo ve su legado a pocas semanas de abandonar la Casa Blanca?

Ha sido el mejor presidente de mi tiempo, de eso estoy segura. Solo podría compararlo con Kennedy, que también fue una gran esperanza para muchos. Pero yo era muy pequeña cuando le asesinaron. Luego apoyé mucho a su hermano Robert, pero ya sabes cómo acabó su carrera política.

Se antoja obligado preguntarle cómo ha digerido la victoria de Donald Trump.

La noticia me dejó en shock. ¿Cómo pudo ganar una persona tan inadecuada para el cargo de presidente de EE.UU.? Ahora soy ciudadana sueca, pero sigo siendo norteamericana de corazón. Mi país me dio mucho, aunque a veces tuviera que luchar por ello, y ver que una persona como Trump gana las elecciones me llena de tristeza. Pero después del shock inicial reflexioné un poco y me di cuenta de que la humanidad siempre sigue adelante, por mucho que haya líderes que quieran llevarnos hacia atrás. En Alemania con Hitler, en Italia con Mussolini, o incluso en España con Franco y mucho antes la Inquisición... siempre se han vivido épocas oscuras en muchas partes del mundo. Pero al final el progreso siempre se impone. De todos modos, la victoria de Trump debe suponer un toque de atención.

¿Especialmente para los europeos? Sé que como embajadora de Acnur está muy preocupada por la situación a la que puedan enfrentarse los refugiados en el futuro.

Sí, sobre todo porque la UE es la única unión que se ha establecido en torno a valores de respeto a los derechos humanos, la solidaridad y la paz. Al menos esa fue su idea fundacional, pero estamos atravesando un ciclo político de falta de voluntad, diría que incluso de mediocridad política, cuando no de corrupción. Cosa que no ocurre con la ciudadanía. Con la tragedia del Mediterráneo estoy viendo algo maravilloso en la actitud de muchos ciudadanos de a pie, que se están organizando para ayudar a los refugiados, incluso en países pobres, donde no se les recibe nada bien, como Hungría. El problema son los líderes, y nosotros somos responsables de quién nos lidera. Quienes están permitiendo que este drama continúe no son conspiradores ocultos, son personas elegidas por nosotros en las urnas.

¿Viene a darnos un poco de esperanza con sus espirituales? ¿Este género tan antiguo se hace ahora más necesario que nunca?

¡Ja, ja, ja! Eso espero. Mi repertorio incluye blues, espirituales y temas que fueron emblemáticos durante la lucha por los derechos civiles. El espectáculo se llama «The road to freedom» («El camino a la libertad»), y me temo que no podría tener un nombre más de actualidad.

¿La música sigue teniendo el poder de cambiar las cosas?

Una canción nunca parará una guerra ni cambiará una ley injusta. Pero sí dará fuerza y coraje a las personas que luchan para parar guerras y cambiar leyes injustas. Les hará saber que no están solas.