Aretha

La cantante nacida en Memphis ya pidió respeto para las mujeres antes del ruido de ahora

La diva del soul Aretha Franklin REUTERS
Rosa Belmonte

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Que dice María Teresa Fernández de la Vega que las mujeres no vamos a tolerar faltas de respeto ni un minuto más. Eso ya lo cantaba Aretha Franklin en 1967 con 24 años, tres hijos y diez discos. «Respect» escrita y grabada por Otis Redding, se convirtió en la voz de Aretha y el coro formado por sus hermanas y Cissy Houston en un himno del feminismo. Dicho lo de himno con todas las reservas del lugarcomunismo. Hablamos con demasiada facilidad de himnos, de biblias y de las mejores croquetas. Una vez le preguntaron a Doris Lessing por qué «El cuaderno dorado» había pasado a la historia como la biblia del feminismo. «Es un misterio. No se me cruzó por la cabeza la idea de escribir una biblia, y mucho menos una biblia feminista. Cada uno lee lo que quiere, no lo que está escrito».

Pero es verdad que «Respect» adquirió con la reina del soul un carácter feminista que no tenía con Redding, cosa lógica. En la voz de él escuchábamos a un hombre que trabajaba todo el día, llevaba dinero a casa y pedía respeto a su mujer (podía ser también sexo). Ella le dio la vuelta y deletreó lo de respeto. Su versión fue acogida por el feminismo y por el movimiento de derechos civiles. «La próxima es una canción que una chica me robó, una buena amiga», decía él al poco tiempo antes de una actuación. Murió ese mismo año en una accidente de avión. Muchas canciones han sido robadas, pero no tanto. Ahí está el «I Will Always Love You» de Dolly Parton por Whitney Houston y el «The Winner Takes It All» de Abba por Meryl Streep, que a mí siempre me ha parecido mejor que Agnetha. Antes de «Respect», Aretha había grabado «I Never Loved A Man the Way I Love You», que también tenía lo suyo. Dedicada a su marido, decía lo contrario del título. Lo de poner verde a un tío lo hizo también antes que Paquita la del Barrio y Rocío Jurado. «Eres un malvado rompecorazones, eres mentiroso y engañas, y no sé por qué dejo que me hagas todas estas cosas». Pero «Respect» la superó. El productor Jerry Wexler lo tenía claro: «Hay canciones que llaman a la acción. Las hay de amor y las hay sexuales. Pero es difícil pensar en una canción que no sea ésta, donde todo está combinado».

El primer capítulo de «Murphy Brown» acababa con Candice Bergen llegando a su casa y poniendo el equipo de música. Sonaba Aretha con «(You Make Me Feel Like) A Natural Woman». La periodista se ponía a cantarla como loca, hasta que irrumpía el pintor perenne en su primera aparición. Con la serie ya convertida en un éxito, la propia Aretha se sentaba en el piano con Murphy e interpretaban esa canción. Cada vez que la rubia abría la boca para seguirla, la otra le reñía. Y aunque al final le dejaba acompañarla en el estribillo le decía que con los Emmy hiciera lo que quisiera pero que a los Grammy no se presentara. Sólo he visto una vez a Aretha en directo y era impresionante, tanto como las enormes y emperifolladas señoras negras que se me sentaron al lado. Lo mejor de las inauguraciones presidenciales siempre ha sido Aretha. A Jimmy Carter le cantó «God Bless America», A Bill Clinton, «I Dreamed a Dream». A Barack Obama, «My Country ‘Tis of Thee’». En la boda de Karenna, la hija de Al Gore, cantó un aria de «La Boheme», no sé por qué demonios.

A Aretha se la recordará por su voz, sus canciones, su todo. También por su sombrero en la ceremonia de inauguración de Obama. Está en mi altar junto al de Greta Garbo en «Ninotchka», el de Rosalind Russell en «Luna nueva» y el de Whoopi Goldberg en «Ghost». Hay que ser mucha mujer para llevar eso en la cabeza. Respect.

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