Adele, en un concierto en el año 2013
Adele, en un concierto en el año 2013 - REUTERS

Adele reta al «streaming» y gana

Bate récords de ventas tras negarse a subir su nuevo disco a las plataformas de escucha en red

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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La cantante inglesa Adele, de 27 años, le ha echado un exitoso pulso a las plataformas de «streaming», la escucha en red de música a través de internet, que permiten acceder a los discos a bajo coste o incluso gratis. La artista, dotada de una voz conmovedora y una corpulencia ajena al estilo curvilíneo de las musas pop en boga, está batiendo récords de venta en Estados Unidos y el Reino Unido, obligando al público a pasar por taquilla y respetar el trabajo ajeno.

Tras cinco años de silencio y 30 millones de copias vendidas de su entrega anterior, Adele ha publicado su esperado nuevo disco, «25». La artista, salida de un barrio duro del Norte de Londres y criada por una madre soltera, se negó a subir su nueva obra a Spotify, la plataforma sueca con 75 millones de oyentes, de los que 20 son de pago, y también lo vetó en Apple Music, que desde junio cuenta ya con 6,7 millones de suscritores, más 7,5 en período de prueba.

Su compañía discográfica explica que fue «una decisión personal» de la artista. La jugada le ha salido bien: para escuchar lo nuevo de Adele hay que pagar y en Estados Unidos lo han hecho 2,3 millones de personas en tres días, lo que supone un récord. En el Reino Unido, su país, «25» ha vendido 538.000 discos en 72 horas, la segunda mejor entrada desde «Be Here Now» de Oasis en 1997. Cada dos segundos un británico ha comprado el disco de Adele, lo que da una esperanza a una industria vapuleada por la gratuidad.

Spotify ha respondido con una crítica de guante blanco: «Queremos y respetamos a Adele, como sus 24 millones de seguidores en Spotify. Esperemos que dé a estos seguidores la oportunidad de escuchar muy pronto “25” junto a sus dos anteriores discos».

Los servicios de «streaming», a los que se han sumado más actores, como Google Play Music, Amazon Prime Music o YouTube Red, han cambiado la faz del negocio y han obligado a muchos artistas que antaño vivían de los discos a refugiarse en el directo. Apple, por ejemplo, cobra diez euros al mes y te permite escuchar las veces que quieras casi toda la música del mundo. El resultado es que acabas dejando de comprar discos, pues por menos de lo que vale uno físicamente puedes escuchar casi lo que desees en red. Los damnificados son los autores, porque los royalties que se les pagan en el «streaming» no logran los ingresos que proporcionan las ventas de cedés o las descargas pagadas de discos y canciones.

Las que han dado la batalla por los derechos de los creadores han sido las mujeres, en concreto tres diosas del pop: Taylor Swift, Beyoncé y ahora Adele, avaladas por un respaldo infrecuente del público. Swift se plantó contra Apple con una carta abierta exigiendo que le pagasen los royalties durante los períodos de prueba y ganó. También ha retirado su música de Spotify, el mayor servicio de descargas, argumentando que regalar su música devalúa su trabajo.

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