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Axl Rose actuó sentado por su lesión en el pie - RAÚL DOBLADO

AC/DC exhibe músculo con Axl Rose en Sevilla

La banda australiana llenó La Cartuja con más de 62.000 personas en su único concierto en España

Sevilla Actualizado: Guardar
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Atrás queda la polémica sobre la sustitución de Brian Johnson. Ni esta, ni otras bajas de los últimos años -Malcolm Young y Phil Rudd- ni las negras previsiones de lluvia en un día realmente desapacible ayer en Sevilla hicieron desistir a los miles de fans que se desplazaron desde todo el país para ver a los australianos en su único concierto en España.

Desde horas antes al concierto una multitud se arracimaba alrededor de La Cartuja, que acogió la Expo del 92. La lluvia, torrencial por la mañana, dio paso a una tarde gris que permitió el disfrute de ver a AC/DC, donde la media de edad estaba en la cuarentena y donde numerosos padres y abuelos iniciaron a sus hijos y nietos en un capítulo de la mitología del rock.

Una mitología que la banda ha escrito en contundentes ejercicios de hard-rock sin perder nunca de vista el blues ni los coqueteos con el diablo y con una puesta en escena grandilocuente -la enorme campana sobre ellos en «Hell Bells» es un buen ejemplo-, aunque el escenario en esta ocasión, una herradura coronada por los inevitables cuernos, resultara más austero que en otras ocasiones. No ahorraron ni en volumen brutal ni en luces, ni en los adictivos riffs marca de la casa y una sección rítmica monolítica con los que acometieron clásicos como «Dirty Deeds Done Dirt Cheap» y un «Thunderstruck» donde el estadio parecía venirse abajo.

Cómodo y expresivo

Y todo con un Axl Rose cómodo y expresivo, tan encajado en la banda que parecía que no llevaba tan solo un concierto con ellos en Lisboa y que se sobrepuso a las limitaciones de actuar sentado por su lesión en el pie. Por ello, el mayor protagonismo lo asumió un Angus Young que se metía al público en el bolsillo cada vez que se desplazaba por la rampa con sus virtuosos punteos a la guitarra o la retorcía de «feedback» con su corbata.

Una vez más, AC/DC mostraron poder y músculo, manteniéndose firmes en esa primera división de «stadium bands», con un espectáculo que sabe crecer en intensidad durante más de dos horas hasta coronar sus grandes clásicos y dejar más que satisfechos a un público que los sigue con fidelidad.

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