Rihanna y Shakira hacen dueto
Rihanna y Shakira hacen dueto - abc
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Duetos, el gran filón musical

Unir a dos o más artistas para conseguir grandes ventas se ha convertido en una fórmula de éxito para las discográficas

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En la búsqueda incansable de la fórmula del éxito, a alguien se le ocurrió algún día que, si un artista tiene tirón, dos juntos lo tienen más todavía. Como concepto, no es algo extraño. Resulta normal que compañeros de profesión se unan para grabar canciones y aportar cada uno su granito de arena. Cuántas melodías inmortales nos han dejado Louis Armstrong y Ella Fitzgerald, o ese travieso grupo llamado Rat Pack, que unía las voces nada menos que de Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., y Dean Martin. La historia del pop está plagada de colaboraciones estelares, como las de Paul McCartney y Michael Jackson, Julio Iglesias y Willie Nelson, Nancy Sinatra con su padre... También ocurría si se trataba de recaudar fondos para alguna buena causa, desde que a George Harrison se le ocurrió organizar en 1971 «The concert for Blangladesh»

Eran excepciones, pero tantos años después, ahora resulta extraño el disco que no incluye una o varias colaboraciones. Hasta los grandes nombres de la música española se han dejado seducir por la fórmula. El más reciente trabajo de Joan Manuel Serrat, «Antología desordenada», contiene cuatro discos repletos de duetos, algunos tan previsibles como los que le unen a Joaquín Sabina o Silvio Rodríguez, y otros tan sorprendentes como los de Estopa, Carmen Linares o Pablo Alborán, este último cantando en catalán.

Discos completos con dúos

También han hecho discos completos de duetos Malú, India Martínez, Raphael... Hay que reconocer que, en unos momentos en que el single ha recuperado el esplendor de que gozaba en los albores de la industria discográfica, uno de los que mejor ha sabido sacar rendimiento al asunto ha sido otro español, Enrique Iglesias, que con su tema «Bailando» y la ayuda de Descemer Bueno y Gente de Zona, efectivamente puso a danzar a medio planeta: número uno en España en 2014 y en la lista latina de Estados Unidos, y un vídeo con más de 823 millones de visitas. Por si fuera poco, vuelve a aparecer en el Top 10 del pasado año en el puesto octavo con Romeo Santos y la canción «Loco».

Un año antes, en 2013 no hubo un número uno del año con colaboración incluida, ya que fue Dani Martín con «Cero». Pero sí ocupaban los lugares segundo, tercero y cuarto con, respectivamente, Daft Punk y Pharrell Williams; Yandar & Yostin y Andy Rivera; y Robin Thicke, T.I. y otra vez Pharrell Williams, con el omnipresente «Blurred Lines», aunque en este caso, vaya, se trataba de un plagio, según decretó la justicia norteamericana.

De hecho, hay especialistas que son buscados y muy bien pagados para que pongan su sabiduría al servicio del artista de turno. Son productores que también ejercen de DJ’s, letristas, compositores, y a veces también cantantes, y que tienen cada uno un sello fácilmente identificable. Ellos parecen dotados de una varita mágica para convertir cualquier estribillo en un éxito indiscutible. Por ejemplo, Pitbull, al que es difícil encontrar una estrella del pop que no se haya arrimado a su habilidad con los mandos. En 2011 llevó a Jennifer López a lo más alto en cuanto a canciones vendidas en España, con «On the Floor». Pero también están en esta línea David Guetta y el catalán Juan Magán, este especialista en bañar a sus clientes en los ritmos latinos. El último en colocarse entre los más deseados es el británico Calvin Harris, aunque en su caso sus producciones tienen un halo más meloso.

Como en otros asuntos relacionados con la música popular, la pionera en estas lides fue Madonna. En su caso era ella la que encumbraba a productores de prestigio, pero poco conocidos a nivel popular. Así, la electrónica comenzó a ocupar cada vez más espacio en sus discos merced a las aportaciones de William Orbit y Mirwais Ahmadzai, entre otras luminarias de la técnica. Fue entonces cuando el productor empezó a adquirir una importancia y popularidad que no se veían desde los tiempos de George Martin o Phil Spector. Después llegaría el desfile de nombres de rabiosa actualidad para cada álbum: Timbaland, Timberlake, Diplo, Kanye West, Avicii... Pero las tornan cambiaron. Ellos ya eran estrellas sin necesidad de la ayuda de la reina del pop.

Si la electrónica sigue siendo un elemento incororado por multitud de artistas, hubo un momento en que parecía imprescindible también añadir elementos del hip hop, tanto en ritmos o que un rapero lanzara una parrafada en mitad de la tonada. Sobre todo las grandes divas del pop han sido adictas a este tratamiento: Rihanna con Eminem, Katy Perry y Snoop Dog, Britney Spears y Nicki Minaj, Shakira y Wyclef Jean... y Jay Z con Beyoncé, Rihanna, Alicia Keys, McCartney... También hay que decir que en el mundo del hip-hop, como ocurre en la música brasileña, el jazz, el blues o el flamenco, la unión de luminarias es algo más que frecuente desde hace décadas.

Aparte de lograr un sonido pegadizo construido por los especialistas en el asunto, hay otros motivos que lleven a un artista o, con mayor frecuencia, a un sello discográfico, a decidirse por este tipo de propuestas. El primero es el reseñado antes, dos venden más que uno. Shakira y Rihanna no necesitan mostrarse juntas para situar sus canciones en lo más alto, pero si encima aparecen en el videoclip en actitud zalamera, el asunto se traduce en más de 500 millones de visualizaciones en YouTube. Hay que decir que Shakira es especialista tanto en duetos como en convertir en material combustible todo lo que toca. Es difícil de olvidar el tema que arrasó hace seis años y que se marcaba junto a Alejandro Sanz, «La tortura», pero las imágenes de su videoclip a lo «El cartero siempre llama dos veces» también dejaron tórrida huella.

Caballos de Troya

Otro de los objetivos buscados con frecuencia es utilizar a un cantante como caballo de Troya para ayudar a otro a darse a conocer. Eso sí, a veces ocurren situaciones rocambolescas, como cuando Kanye West publicó el tema «Only One» junto a McCartney y se pudieron leer tuits de sus fans tan asombrosos como «¿Quién demonios es Paul McCartney?!??! Por eso me gusta Kanye, por dar una oportunidad a artistas desconocidos».

También hay artistas ya famosos en sus países pero desconocidos en el de sus acompañantes. Así, nos estamos familiarizando últimamente con nombres exóticos como los antes citados de Descemer Bueno y Gente de Zona, o Lápiz Conciente, que aparece con Juan Magán y Belinda en «Si no te quisiera». Así ocurrió también con la cantante portuguesa Carminho, cuyo cicerone en España fue Pablo Alborán y el tema «Perdóname», que interpretaron incluso en programas de televisión.

Por último, un artista al ya cuesta conectar con el público, puede intentar retomar el éxito de la mano de alguna estrella del momento. Marta Sánchez vio su carrera relanzada con aquel «Colgando en tus mano» de 2008. Y Tony Bennett a estas alturas tampoco necesitaría ayudas pero no le viene nada mal el tirón mediático de Lady Gaga, mientras que ella gana prestigio junto al viejo crooner. Nadie pierde con su disco conjunto «Cheek to Cheek». En España, María Jiménez y La Cabra Mecánica hicieron historia con una canción, «La lista de la compra».

La moda no remite, sino que goza de buena salud. Basta echar un ojo a la más reciente lista de canciones de más éxito publicada por Promusicae, para observar que el primer puesto lo ocupa «El perdón», obra de Nicky Jam y en el que aparece también la voz de Enrique Iglesias. Pero es que entre estos diez primeros se encuentran otras tres colaboraciones: Paulina Rubio y el grupo Morat con «Mi nuevo vicio» en segunda posición; Mark Ronson y Bruno Mars con «Uptown Funk», en quinta, tras haber estado varias semana en el número uno; y en la décima, el trío Rihanna, Paul McCartney y Kanye West con «FourFiveSeconds». Así que lo más probable es que sigamos teniendo mezclas más o menos insospechadas, o más o menos evidentes, para mucho tiempo.

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