Camarena tras abordar por segunda vez el aria de «Ah! mes amis», el pasado viernes en el Teatro Real
Camarena tras abordar por segunda vez el aria de «Ah! mes amis», el pasado viernes en el Teatro Real - javier del real

La conspiración del «bis» en el Real

Javier Camarena repitió el viernes, en el teatro madrileño, el aria de los nueve Do, de «La hija del regimiento», por petición del público, alentado por una octavilla repartida por una musicóloga

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Sara Villalba confiesa que lloró cuando vio que había conseguido su objetivo, que no era otro que Javier Camarena hiciera un «bis» en el Teatro Real en la función del pasado viernes. La idea, confiesa a ABC, ya le venía rondando la cabeza desde que el tenor mexicano repitió un aria la pasada primavera en el Met de Nueva York, donde cantaba «La Cenerentola». «Me perdí el “bis” que hizo Leo Nucci en el Real en 2009 [en «Rigoletto»], y como historiadora de la música que soy, me hacía mucha ilusión hacer historia de nuevo», señala por teléfono desde la zapatería en la que trabaja.

Licenciada en Musicología, diplomada en Educación de la Música y estudiante en el Conservatorio de Canto, Villalba, de 27 años, logró que se produjera el segundo «bis» en la historia del teatro madrileño, y el primero post-era Mortier.

Abonada al Real desde hace siete años, la del viernes era la segunda función a la que acudía de «La hija del regimiento», de Donizetti. Pagó 20,30 euros por la entrada gracias a la oferta del último minuto.

Un público que no se arrancaba

En la primera, se deleitó con la voz del tenor mexicano, muy aplaudido pero que no alcanzó ese «bis» tan deseado. «Al público se le ve desgastado de ver producciones que no le gustan -afirma esta joven conocedora del ambiente que se ha vivido en el coliseo madrileño en el último lustro- y no se arrancaba. Y pensé que tenía que hacer algo». Así, decidió comprar otra localidad para el viernes, en la fila 9. «La elegí aposta, para hacer bullicio». Antes de empezar la función ya había repartido octavillas «por todas partes», animando a pedir el «bis» al tenor. Ya solo quedaba esperar que Camarera enfilara los nueve de Do del aria «Ah!, mes amis», pirotecnia vocal pura, y aplaudir a rabiar y ovacionarle -en esto contó con la complicidad de su novio- hasta contagiar al público del Real, considerado frío por muchos cantantes, que lo han llegado a comparar con el de la Scala de Milán.

Sara recuerda que Camarena «se puso nervioso» y que después de la insistencia del público «pidió permiso» al director musical, Bruno Campanella. Y volvieron los fuegos artificiales. Tras la función, fue a saludar al tenor al que regaló una de las octavillas «porque él le había hecho un regalo al público en su debut en Madrid: dieciocho Do», explica un par de horas antes de tomar un AVE para ir al concierto de Lady Gaga, en Barcelona. «Me encanta. Compré la entrada hace diez meses». El precio, 73 euros. Tres veces más de lo que pagó por escuchar a Camarena. «Se pueden conciliar las dos cosas. La ópera no te la pueden contar, tienes que vivirla», anima.

Javier Camarena ha vuelto por tanto a hacer historia al tener que repetir un aria, algo a lo que parece nos estamos empezando a costumbrar. Si bien era una práctica habitual en el siglo XIX, los teatros decidieron erradicarla por considerar que frivolizaba la ópera. Ahora, parece que se busca todo lo contrario, desencorsetar un arte donde se mira ma l a quien aplaude fuera de tiempo.

Espectáculo del bueno

En los últimos años han sido los tenores los que han recuperado esta costumbre, con el beneplácito de los teatros. Lo que le suedió a Juan Diego Flórez, que repitió este mismo aria de «La hija del regimiento» en la Scala y en el Met. En Nueva York ya se preveía que sucediera y la dirección le dio carta blanca antes de comenzar la función.

Entre los «bis-man», hay que mencionar al tinerfeño Celso Albelo, que ha realizado la proeza en tres ocasiones: en la Fenice de Venecia, el teatro Regio de Parma -cuna de Verdi, donde cantó «Rigoletto»- y en Bilbao. En su caso, asegura que no intercedió ninguna octavilla, aunque es consciente que estas cosas se dan en el mundo de la ópera (también a la hora de abuchear, donde se reparten consignas o se «articulan» campañas).

«Es algo que le viene bien al Real porque tiene una nueva gestión»

«Me parece genial el “bis” de Javier, es un tío que se lo merece, canta muy bien», afirma a Albelo, que estos días interpreta «Roberto Devereux» en la Deustche Oper de Berlín. «Además es algo que le viene muy bien al Real porque tiene una nueva gestión y está atravesando momentos difíciles. Ahora necesita un poco de espectáculo del bueno». Albelo no quiere que la octavilla reste mérito a Camarena. «Ha sido lo que ha puesto la guinda. Lo había merecido antes. Y por mucho que hagas si no cantas bien no te lo piden». Y aplaude que la iniciativa de la octavilla proceda de una musicóloga. «No es de un fanático cualquiera».

También hay quien ha probado las mieles del «bis» y han decidido no repetirlo. Es el caso de Roberto Alagna, que se perdió el de Camarena, aunque ha asistido a varias de la funciones del Real para ver a su pareja, Aleksandra Kurzak. El tenor francés realizó la hazaña con el papel de Nemorino y «Una furtiva lágrima». Un aria «que no podía cantar durante los ensayos», y que tras horas de interpretarla durante la noche anterior al estreno, en la soledad de su apartamento, logró afrontar en la premier en Toulouse. «Y me pidieron mi primer “bis”», que también sería el último. «Cuando la estaba repitiendo vi a Leontina Vaduva sudando y con miedo en la cara, esperando a cantar su aria, que era muy difícil. Entonces entendí que nunca más haría un “bis” en una ópera ante mis colegas porque no es justo para ellos. Los he cantado mucho en conciertos, pero nunca en una ópera».

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