LIBROS PARA EL VERANO

Compañeros de letras para el mar y el calor

Los libros pueden hacer reír, llorar, soñar o pensar pero nunca aburrir ya estemos solos, con la familia, en la playa o en una caravana. En este reportaje proponemos doce lecturas para doce situaciones veraniegas

Andrés G. Latorre

A la cama, uno solo puede ir acompañado de dos cosas: Una persona o un libro . La frase, de mediados del siglo XX, dejaba fuera de la ecuación al móvil, pero se sigue entendiendo por aquello de que tres, en determinados lugares, son multitud. A lo largo de este reportaje haremos un repaso por algunos de los compañeros de cama (o de playa, o de piscina, o de casa rural) más reconfortantes para pasar el verano. El criterio que se ha seguido ha sido, precisamente, el de las satisfacciones que le han procurado al autor del artículo a la hora de recorrer, dioptría a dioptría, sus letras, sus párrafos, sus páginas . Libros para reír, para soñar, para reflexionar, para enfadarse envidioso con el autor por haber encontrado con maestría las palabras... cualquier cosa menos acabar roncando de aburrimiento sobre cama, sillón, tumbona o toalla.

En una osada pirueta, iba a enlazarles el libro para poder comprarlo de manera digital. Pero les diré que estos títulos se gozan más acercándose a cualquiera de las librerías que tenemos en el provincia, ya sea La Ratonera , Plastilina , Manuel de Falla , La Ratonera , María Zambrano , Jaime , Quorum ...

1

Compañero de niños y no tanto

La imagen de Millán Salcedo leyendo las «poesías para los niños» imitando a Gloria Fuertes ha desdibujado, sin pretenderlo, la figura de la poeta madrileña. Vamos a empezar este recorrido por los más pequeñitos, que no leerán pero que escucharán lo que sus padres, abuelos, tíos o amigos grandotes les lean. Y es obligado empezar haciendo referencia a las poesías infantiles de Gloria Fuertes (si es una versión ilustrada, mejor), en las que el uso de los ritmos, las palabras y las metáforas harán comprender a los más pequeños que eso de hablar bien puede ser algo maravilloso y sorprenderán al lector más adulto por el exquisito manejo del lenguaje de la autora a la que, si se quiere seguir leyendo cuando el niño se duerma, puede admirar en títulos más pensados para adultos como ‘Pecábamos como ángeles’ o ‘Poeta de guardia’

2

Compañero de preadolescentes

Una joya del castellano y un regalo para los niños que, como los protagonistas, empiezan a abandonar el fuego de la infancia para caer en las brasas de la adolescencia. Frente a la pazguatería infinita de obras como ‘El principito’, aquí la sorpresa, el miedo o la alegría surgen por el propio devenir de una prosa magistral como la que tenía el maestro Miguel Delibes (pocos ejercicios de memoria histórica más honestos que sus ‘Santos inocentes’). En estos meses que tantos adanes se admiran de las nuevas obras que hablan del valor del campo, de lo rural y cercano, las aventuras del Mochuelo, el Tiñoso y el Moñigo, se le clavarán en el alma del lector. Un libro que, sin ser para niños, narra como pocos las vivencias de esta época y de un mundo que sigue presente a unos kilómetros de la ciudad.

3

Compañero si no hay vacaciones

No nos vamos a olvidar en esta lista de quienes no gozarán de las mieles del descanso en estas semanas. Para ellos, vamos a recomendar una carcajada serena o estentórea en función de si el jefe está cerca o lejos. ‘El misterio de la cripta embrujada’ y sus secuelas narran la historia de un imposible detective a la fuerza que es reclutado en el manicomio de la Barcelona predemocrática y va dando traspiés tras traspiés para resolver las misiones que le imponen. El humor se emplea con la misma maestría que el lenguaje y constituyen los hilos para una telaraña que atrapará al lector desde las primeras líneas. El protagonista va mostrando un mundo interior que a veces recordará a don Quijote, a veces a Saramago y, en ocasiones, al más tonto de los compañeros que tendrá este verano en su trabajo.

4

Compañero de playeros entusiastas

En el paseo por La Caleta destaca la figura serena de Fernando Quiñones, que otea el mar con el gesto de quien conoce cada ola, cada marea y cada susurro de la espuma. Ese conocimiento profundo del mar y de su historia se plasma a la perfección en su obra más celebrada, ‘La canción del pirata. Vida y embarques del bribón Cantueso’, en la que un buscavidas gaditano del siglo XVII va narrando unas aventuras que le llevan de las playas de La Tacita a los canales de Venecia y a las orillas de la España del otro lado del océano. El lenguaje arcaico engancha y la viveza de la narración hará al lector sentir el salitre, la arena y el bramar de las olas de distintas partes del mundo con la óptica de quien, en el fondo, nunca olvida Cádiz.

5

Compañero de playeros obligados

Una de las grandes virtudes de los libros es que son capaces de hacernos viajar, huir de lugares en los que no queremos estar. Para los que quieran una vía para estar a mil millas de un lugar tan poco agradable como es la playa en verano va ‘En busca del unicornio’, la obra que puso a Eslava Galán en el lugar de honor que merece dentro de la narrativa española y dio nuevo lustre a la novela histórica y de aventuras. La acción comienza en la Castilla de Enrique IV ‘el Impotente’, que encarga al protagonista que le busque el que se consideraba el viagra de la época: el cuerno de un unicornio. Para encontrar este escurridizo animal, Juan de Olid tendrá que liderar una expedición a África con resultados a veces eróticos, a veces felices, a veces... Una excusa para distraerse de la arena, los gritos de los turistas y las carreras de los niños con la prosa fluida, erudita, escogida y socarrona de Eslava Galán.

6

Compañero de sabios estivales

Hay quien durante el año descuida un poco lo de cultivar la mente, lo de aprender cosas nuevas, lo de seguir dándole pienso al intelecto. Si usted está entre ellos, desdeñe cursos acelerados o manuales de especialización en la nada y hágase con el tesoro de 400 páginas como 400 diamantes que es ‘El infinito en un junco’, un éxito editorial que uno no entiende hasta que lo tiene ente las manos. El libro es un ensayo trufado de anécdotas y pequeñas historia de la epopeya de la escritura en la que el lector estival podrá aprender que las tablets no son tan recientes como pensaba, que nos han llegado centenares de documentos escritos gracias a oportunos incendios y que los intelectuales, en el fondo, han sido desde la noche de los tiempos unos parias que bailaban mientras los que tenían el parné palmeaban. Y todo escrito con un estilo limpio, preciso y cercano como guiso de madre, tan vacío de artificio innecesario como imposible de replicar.

7

Compañero de quien busca refresco

El catedrático Alberto Romero Ferrer indica que ‘La venganza de don Mendo’ es, tras el Tenorio, la obra teatral más representada en España. Y, sin embargo, su lectura ha caído inexplicablemente cuando su mensaje sigue tan vigente como cuando el autor portuense la mandó a imprenta. Un texto refrescante, con una métrica y una rima que sientan como cubitos de hielo a ese combinado de historia y burla que es el texto. La parodia sobre el honor y la literatura del Siglo de Oro llevada a un nivel tan alto que podría ser Premio Planeta o Primer Premio en el Falla. Textos ágiles para noches tropicales de un autor guasón que demostró que, frente a lo que muestran las torpes obras yankis, puede haber más épica en una partida a las siete y media que en una timba de póker.

8

Compañero de turista de interior

Pongámonos en la piel de quien está en la Sierra de Cádiz de vacaciones y, al contemplar los olivos que se enseñorean, se pregunta «¿servirán para algo más que para surtir de sombra y aceite?» Pues la respuesta la tiene la obra de alguien que conoce tanto el olivo, la Sierra y Cádiz que, naciendo en Jaén, comenzó su periplo profesional en Algar y se asentó en la Tacita. Jesús Maeso hace en ‘Oleum’ al aceite vehículo y protagonista de la vida de sus personajes. Una novela de aventuras que arranca en la Jerusalén de la época de Cristo y, como un buen AOVE sobre un pan sincero, se extiende suave hasta la Roma imperial y la Córdoba de los Séneca. La novela es, además de un fabuloso relato de aventuras, todo un manual de usos del aceite como perfume, luminaria, ofrenda, condimento, cosmético o moneda y una constante lección de historia.

9

Compañero de sufridor de cuñados

Empecemos por reconocer que, muchas veces, los cuñados somos nosotros mismos. Hablamos de temas como el feminismo imperante, la posmodernidad, los juicios paralelos o la revictimización por lo que hemos escuchado acá y acullá y, en rigor, no tenemos ni la más remota idea de lo que decimos. En este ensayo, Edu Galán toma como excusa el juicio (tanto el legal como, sobre todo, el mediático) de Woody Allen y Mia Farrow por los supuestos abusos del director a la hija de la actriz para mostrar la evolución de la sociedad en los últimos años de una manera valiente y, en muchas ocasiones, a contracorriente. De hecho, el libro son dos, como él mismo explica: una novela judicial basada en hechos reales (con una saga de Farrow que recuerda, en ocasiones, a los Buendía de García Márquez) y un ensayo sobre la sociedad actual en la que un tuit marca la frontera entre la vida y la cancelación.

10

Compañero de ambientes machistas

Uno no siempre puede decidir los compañeros de viaje. En ocasiones, también en vacaciones, uno (y, sobre todo, una) acaba rodeado de quien nos transporta 50 años atrás con sus opiniones y puntos de vista. Como tampoco se puede hacer del verano una guerra, para quien quiera reconciliarse con el mundo si está sufriendo una entorno de masculinización cavernícola encontrará en ‘La culpa la tuvo Eva’ uno de los mejores acompañantes. Un libro de relatos de la gaditana Alicia Domínguez en el que la mujer es protagonista desde una perspectiva casi cósmica, como la heredera final de una marca de Caín que la obliga a vencer unas injusticias constantes sólo por su propia naturaleza. El estilo es cercano, como si la autora estuviera contando lo que acontece a las protagonistas al oído del lector. Un libro edificante para mujeres e imprescindible para los hombres.

11

Compañero del viajero familiar

Antes que nada, una advertencia. Ésta es una lectura para quien prefiera estar con el libro a con sus seres queridos o, en caso de tenerlos cerca, se decante por no hacerles mucho caso. Quizá después de leer las páginas y páginas de la familia Buendía acabe usted por apreciar un poco más a quienes les rodean y, sobre todo, dará gracias al cielo porque no todos sus hijos, sobrinos, nietos o primos se llamen prácticamente igual. ‘Cien años de soledad’ es una novela iniciática, en el que lo real y lo fantástico se dan la mano de manera constante y en donde lo trágico es tan cotidiano como lo maravilloso. De la prosa de García Márquez poco se puede decir, su Nobel le avala. Además, no le voy a engañar, siempre podrá fardar en la playa, en la piscina o en la casa de los abuelos de que está leyendo uno de los clásicos imprescindibles de la literatura universal. Aunque entienda, del buen día que lea (nos ha pasado a todos), sólo la mitad.

12

Compañero del enamorado veraniego

No sólo la vida es prosaica sino que las listas literarias, por desgracia, también. Incluso en las recomendaciones veraniegas pese a que, como ya se indicaba en ese cénit de la poesía contemporánea, «cuando llega el calor, los chicos se enamoran –es la brisa y el sol–». Para los que gustan de dedicar el verano al amor (bien deshojando la margarita bien como refería Dinio en su célebre canción) les viene pintiparada la antología poética de Pedro Salinas, un autor que ha glosado como pocos las aristas, inseguridades y gozos que produce en el corazón de cada uno la presencia y la ausencia de la persona amada.

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