Historia de Cádiz
Pelayo Quintero y el enredo de la dama gaditana
Este año se cumple el 75 aniversario de la muerte de la gran figura de la arqueología gaditana
Imagine que viene algún amigo suyo de más allá del muro de Cortadura y quiere que le enseñe lo más granado de la ciudad. En el itinerario, usted incluye una visita al museo y, ante el sarcófago antropomorfo femenino, narra a su visitante la historia de Pelayo Quintero , «que descubrió el sarcófago masculino y se pasó toda la vida obsesionado con encontrar el de la mujer sin encontrarlo... y resulta que estaba enterrado debajo de su casa». Una buena historia que, pese a que emocionará a su incauto allegado, es falsa, como explica el historiador Manuel Parodi , autor de ‘ Pelayo Quintero. La aventura de un pionero de la arqueología de España y Marruecos de principios del siglo XX ’ (publicado por Almuzara , la editorial de Manuel Pimentel , y que cuenta con la colaboración del fotógrafo de LA VOZ Antonio Vázquez ), una aproximación exhaustiva a la figura de uno de los próceres culturales de la ciudad, de cuyo fallecimiento se cumplen, en este 2021, 75 años.
«Pelayo Quintero fue un trabajador incansable y un pionero de la arqueología en España , pero no estaba obsesionado con encontrar la Dama de Cádiz, tal y como se puede comprobar leyendo sus notas», explica Parodi, que desvela que «ese concepto es una lectura poética que hicieron tres escritores notables como Fernando Quiñones , Pilar Paz Pasamar y Felipe Benítez Reyes , muy evocadora, pero sin sustento». Aunque un poso de verdad sí había, ya que «Pelayo Quintero, que no descubrió tampoco el sarcófago masculino, era un investigador muy sagaz y sabía que una obra de esa factura seguramentne vendría acompañada de otras similares».
Sin embargo, si ha leído esta introducción, no crea que lo que viene a continuación es una desmitificación del que ha sido llamado por algunos como el « Indiana Jones de Uclés » (por su lugar de nacimiento). Más al contrario, la obra de Parodi reivindica la figura de un amante y protector de la cultura y uno de los principales impulsores de las bellas artes en Cádiz, donde fue director del Museo durante 40 años. Un hombre adelantado a su tiempo y «profundamente generoso, como lo demuestra el hecho de que pudiendo percibir cuatro sueldos de funcionario, renunciase a tres, o que en sus investigaciones hiciera que el resto de sus colaboradores firmaran , cuando lo normal en su mundo académico era que el director de un estudio o excavación se arrogara todo el mérito».
Pelayo Quintero impulsó la celebración del Primer Centenario de las Cortes y reivindicó la valía de la mujer en el mundo académico
Quizá uno de los aspectos que más sorprenda al lector sobre la figura de este conquense nacido en 1867 fue su visión igualitaria de la mujer en el arte. «No sólo porque realizara un profundo estudio sobre la contribución femenina a la pintura –algo que incluso hoy se hace poco– sino porque sus principales discípulos eran mujeres». Así, prohijó a Josefina Eguarás , a Concha Blanco Mínguez (que fue la primera directora del Museo de Cádiz) y a la célebre arqueóloga francesa Miriam Astruc . «Quintero la aceptó como discípula a finales de los años 30 sin importarle que fuera mujer, francesa y judía en pleno Franquismo y con el antisemitismo nazi en todo su apogeo».
Y es que hablar de Pelayo Quintero, insiste Parodi, «es hacerlo de muchos aspectos». El hombre que unió su nombre al de la Dama de Cádiz era un historiador del arte, un gestor del patrimonio antes incluso de que ese concepto estuviera definido, un arqueólogo de campo y un crítico artístico . Fue presidente de la Comisión Provincial de monumentos y delegado regio de turismo y bellas artes («el equivalente al delegado de la Junta de Turismo y Cultura»).
«Estuvo tan en primera línea de la investigación histórica que siempre que en los documentos de esta época que se citan las principales excavaciones de España, aparece su nombre», relata Parodi, que no deja de subrayar que fue quien abrió el camino para la explotación arqueológica en Marruecos, por entonces, protectorado español. «En la época en que se descubrían los grandes secretos de Mesopotamia o Machu Pichu o Howard Carter abría el sarcófago de Tutankamon , nosotros teníamos a Pelayo Quintero redescubriendo el pasado púnico de Cádiz».
La integridad contra el poder
Sorprende que, con los méritos que atesora como arqueólogo y hombre de letras, cuando se le pregunta al historiador Manuel Parodi qué es lo que más le sorprendió de Pelayo Quintero sostiene que «su valentía e integridad, que le llevaron a enfrentarse al poder por defender aquello en lo que creía». Ese enfrentamiento con el poder lo tuvo con el Gobierno de Alfonso XIII , con el de la Segunda República y, finalmente, con el de Franco , «que lo condenó a la marginación en sus últimos años de vida». Pelayo, políticamente, era un monárquico conservador de la rama liberal, próximo a las tesis de Cayetano del Toro (de quien fue colaborador), Moret y Sagasta y nunca comulgó con el Franquismo. «Se negaba a firmar los documentos oficiales con la fórmula franquista y, en el encabezado, nunca puso aquello del ‘segundo año triunfal’; de ahí que cuando el nuevo gobierno fue creando sus propios órganos de gobierno lo fuera dejando de lado y que decidiera marcharse al norte de Marruecos a trabajar», pormenoriza Parodi.
En una ciudad como Cádiz, en la que durante años sólo se habló de los fastos del Doce , es justo recordar que Quintero fue el impulsor de los actos del primer Centenario de la Constitución de Cádiz. «De hecho, fue el responsable de que se colocaran las placas en homenaje a los diputados doceañistas en el oratorio de San Felipe Neri y el que peleó para que se inaugurara el monumento a las Cortes en la plaza de España ... y cuánto tendría que insistir que consiguió que se hiciera un acto en defensa de la libertad en plena dictadura de Primo de Rivera », resume Parodi, que destaca el carácter americanista del que ha sido uno de los grandes prohombres de la ciudad.
